Ambulantes: “El Cigarrillos” pide ayuda en bancos

Roberto Sánchez, quien se ha convertido en un personaje emblemático de Cuautla, cada vez vende menos y pide más ayuda a ciudadanos y autoridades

Emmanuel Ruiz | El Sol de Cuautla

  · lunes 11 de mayo de 2020

Emmanuel Ruiz | El Sol de Cuautla

En cuestión de semanas, Roberto pasó de andar de bar en bar, bailando de plaza en plaza con su canasta de cigarros, a estar sentado en la entrada de un banco, esperando que la gente le deje unas monedas.

Se llama Roberto Sánchez, pero muy pocos lo conocen por su nombre. En cambio, todos sabemos que es él cuando grita “¡cigarrillos!” mientras se acerca bailando, ofreciendo cigarros sueltos y pastillas para curar el aliento en el corazón de Cuautla.

“Ya se nos agotó el dinero, no sabemos ni qué hacer, estamos desesperados”, cuenta Sánchez, a quien pocas veces se le ha escuchado hablar con esta crudeza.

La última vez que habló conmigo, en julio de 2017, lo impulsaba el deseo de crear un jardín orgánico en su casa. Hoy lo impulsa la necesidad de tener dinero para sobrevivir un día más.

Aunque sea para las tortillas que nos den un pesito, porque no se vale robarle a nadie; hay gente muy noble que nos apoya, pero la mayoría no da nada, porque todos andamos igual.

A su lado una mujer mayor, que está aquí desde muy temprano, asiente con un dejo de desilusión y cansancio.

Mientras que la recomendación de las autoridades es quedarse en casa, personas como Roberto no han podido encontrar otra forma de sobrevivir la cuarentena que no sea seguir haciendo lo suyo: ir con sus canastas, sus triciclos y carritos de un lugar a otro, buscando alguien a quien venderle algo. Así es la cuarentena de los vendedores ambulantes.

Esperábamos que el gobierno nos mandara una despensita o una lanita, pero ninguna de las dos cosas; por eso pedimos al pueblo que nos ayude


La alameda de Cuautla, la plaza en la que solía bailar y vender (o al revés), está ahora cerrada al público, lo mismo que los lugares que frecuentaba, donde varias veces se ganó el aplauso de la gente. Aun así, no ha dejado de ir de vez en cuando al lugar en el que se convirtió en un icono de carne y hueso, con la esperanza de que un día las cosas vuelvan a la normalidad y todos regresen sanos y salvos.

“Los quiero vivos y coleando”, concluye.


Your browser does not support HTML5 video