A sangre y fuego por el control de las banquetas en la capital morelense. Eran casi las 10 de la mañana del pasado 8 de mayo de este año, cuando dos detonaciones de arma de fuego se escucharon en pleno centro de Cuernavaca; Era acribillado el líder de comerciantes ambulantes Roberto Castrejón y minutos más tarde el empresario Chuy García, también era abatido por disparos de arma de fuego, cuando encabezaban una manifestación y bloqueo en el primer cuadro de la "Ciudad de la Eterna Primavera". En ese momento, se detuvo a un presunto homicida, junto con un arma de fuego. La confusión e impunidad destacó del hecho sangriento y como se ha vuelto costumbre la autoridad procuradora de justicia nunca dio resultados de la investigación de los crímenes, en caso de que se haya hecho alguna indagatoria.
Mafias controlan el comercio informal de Cuernavaca y los ayudantes municipales se encuentran involucrados hasta los huesos, quienes en muchos casos cobra "derecho de piso" y provocan el crecimiento de este fenómeno. No hay autoridad que los haga retroceder. Amenazan, insultan, mienten y agreden para apoderarse de las banquetas en Cuernavaca.
El escenario en la "Ciudad de la Eterna Primavera" es de caos e incertidumbre, no se puede caminar por sus banquetas. El transeúnte ha pasado a segundo término debido a que las autoridades municipales han fomentado el crecimiento en el número de ambulantes. Actualmente, los ayudantes municipales de Cuernavaca hacen a un lado al alcalde y toman como propias las colonias, como es el caso del ayudante de Acapantzingo, Gerardo Abarca y del poblado de Ahuatepec, Ricardo Moreno, inclusive algunos vecinos dicen: aquí no hay más autoridad que mi ayudante. Al alcalde ni lo pelamos.
Convertidas en verdaderos tianguis, sistemáticamente en las colonias, hemos perdido las banquetas. Y en muchos casos el propio arroyo vehicular. Comercios establecidos sacan a la vía pública sus productos sin control. El transeúnte pasó a segundo termino. empeñados abarcar más espacio. El caso más claro es la colonia Acapantzingo, desde avenida Atlacomulco, en la zona conocida como Los Charros, bajando del mercado Adolfo López Mateos, los vecinos del lugar han luchado administración tras administración en retirar a los locatarios que venden arreglos florales que se han apoderado de las banquetas y peor aún del arroyo vehicular. “Hemos recurrido a todo. Hemos entregado oficios donde pedimos la intervención del municipio para quitar a los vendedores de flores que a pesar de que tienen sus locales establecidos, saca. Sus productos a la banqueta y peor aún, utilizan un carril de circulación, provocando problemas de vialidad en la zona y en algunos casos accidentes”, denuncian vecinos quienes piden ser guardados en el anonimato por la seguridad.
La lucha por el poder de las banquetas es constante. Se puede observar que en primer término los comerciantes establecidos, no obstante, que cuentan con la infraestructura para ofrecer al público sus productos, aún quieren abarcar mayor espacio, por lo que sacan sus productos a la banqueta y al arroyo vehicular y por otro lado el ambulante que de igual forma busca un espacio en la vía pública para ubicarse.
Mientras tanto, el ayuntamiento de Cuernavaca carece de operación política, no cuentan con cifras claras del ambulantaje y su padrón, que permita por lo menos, orientar sus estrategias para su reordenamiento, en caso de que pretenda solucionar el problema. En conclusión el municipio tiene “temor” de enfrentar un reordenamiento o reubicación del comercio informal.
En la misma colonia de Acapantzingo, se padece día a día con este fenómeno. Todos los días aparecen un mayor número de comerciales ambulantes, representados por su ayudante municipal o por grupos sindicales que los amparan ante el ayuntamiento. Ahí mismo, en la calle Adolfo Ruiz Cortinez ya se han registrado conatos de violencia entre vecinos del lugar propietarios de locales semifijos, quienes argumentan que le pagan entre 200 y 500 pesos al ayudante, para extenderse en la banqueta y al arroyo vehicular.
El ayuntamiento ha sido dócil e inclusive temeroso para atender este problema, sin embargo, para algunos ha presentado una forma de vida, ya que diariamente se hacen cobros por su presencia en la vía publica, lo que representa un botín económico incalculable.