Ya sé que no a todos les va igual en la feria y hablar de la temporada de lluvias me genera siempre sentimientos encontrados.
Sin duda la naturaleza es sabía, sin embargo el cambio climático ha generado que los efectos del calentamiento global se traduzcan en fenómenos atípicos, que en las últimas décadas nos sorprenden con precipitaciones que generan caos, inundaciones, pérdidas en general.
Pero más allá de la población en condición de calle, de las familias que se han visto obligadas a asentarse en las margenes de barrancas y ríos, de la fauna urbana que sufre en las calles… qué diferente sería si tuviéramos gobiernos eficientes.
Lo digo porque recientemente en muchos puntos de Cuernavaca y los municipios de su zona metropolitana, quienes están al frente de las administraciones municipales tuvieron la genial idea de comenzar trabajos de bacheo y reencarpetamiento, justo al inicio del temporal.
Puro dinero tirado a la alcantarilla, literal. Es que por lógica, esos trabajos debieron realizarse unos meses o semanas antes. Ah, claro, se me olvidaba que los gobiernos que tenemos no planean, sino que funcionan como bomberos, únicamente apagando incendios.
Sin mucho esfuerzo, me imagino que las dependencias de mantenimiento urbano alertaron a los políticos sobre la urgente necesidad de dar "una manita de gato" a las vías de comunicación previo a las lluvias, pero como todos ya sabemos, el dinero nunca está para lo que debería servir. Así que lo fueron aplazando y aplazando hasta que de hecho, ya tenían el agua encima.
Entonces -seguramente- alguien tuvo que tomar una decisión extrema: que salgan a bachear y reencarpetar, a pesar de que todos sabemos que eso se tiene que hacer con suelo seco, porque si no, las de por sí destruidas calles no van aguantar.
Y salieron, a embarrar de chapopote y asfalto lo más urgente… duró un par de semanas y como era de esperarse, ya comenzó a deslavarse, levantarse y a tapar las coladeras y alcantarillas: la fórmula perfecta para las inundaciones.
Pero qué les digo, otro año normal para quienes tenemos gobiernos mediocres, pero eso sí, con funcionarios bien hinchados.