Una de las artesanías que más han proliferado por todo el territorio nacional es la cartonería. Trabajada a partir de papel o cartón unido con engrudo y pegamentos, y esculpido y pintado a mano, ha pasado de ser un simple adorno a colocarse, en algunas ocasiones, en esa clase de arte de origen popular aún sin definir, sobre el que les hablé en esta pasada columna: https://www.elsoldecuer-navaca.com.mx/analisis/el-genio-escapa-a-las-etiquetas- ii-3583507.html En territorio morelense, una dupla de cartoneros que fruto del amor se transformó en trío, trabajan desde Xoxocotla, con una asombrosa calidad, a partir de los tipos de piezas habituales a este oficio: catrinas, Remigios, judas, muñecas articuladas, sirenas, vírgenes, animales, y calacas, en sus propias palabras “toda la imaginería mexicana”, pero llevándolas a un altísimo nivel debido a sus soluciones plásticas y belleza. Son los Ramírez Castañeda, integrados originalmente por Miriam Castañeda –diseñadora gráfica por la Unisol- y Martín Ramírez –egresado de la IRBAC- con la adición de su hija Regina Ramírez Castañeda “su alumna más avanzada”, actualmente estudiando arte y diseño en la UNAM.
Ellos imparten talleres en Xoxocotla para transmitir a jóvenes lo que han aprendido y perfeccionado, pero también lo han hecho en museos nacionales como el de Culturas Populares de Coyoacán, además de museos y centros culturales de los EUA, país en el que en varias ocasiones también han exhibido sus piezas y han sido invitados por el Smithsonian Institute a presentar su trabajo. Sus piezas se nutren y apegan a las técnicas tradicionales del oficio en cuanto a materiales, estructuras y pintura, pero su condición de diseñadores y artistas impregna su trabajo y le confiere rigor artístico. Actualmente exhiben en el Museo Morelense de Arte Popular (MMAPO) La otra vida en Tamoanchán exposición itinerante integrada por 25 piezas que llaman poderosamente la atención por su temática, ligada al arte y cultura popular del estado. A partir de las tradicionales calacas, detallan escenas en las que muestran oficios y personajes íntimamente ligados a lo morelense y de los que he escrito en anteriores entregas de esta columna: gabaneras de Hueyapan tejiendo en su telar de cintura o tiñendo los hilos de lana, alfareras de Cuentepec y Telixtac, chinelos de Tlayacapan, cocineras tradicionales y cereros. Una auténtica belleza, imperdible dicen ahora, que nace del cariño que estos cartoneros tienen por su estado y al oficio al que desde el año 2000 han dedicado sus vidas por completo.