La delincuencia y la contingencia ambiental son dos temas que debe atender de manera emergente el equipo del gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo. Y no es que estén haciendo mal las cosas, son que simplemente en los dos frentes se han presentado situaciones atípicas que nunca antes se habían visto.
En el caso de la contingencia ambiental el problema no es exclusivo de Morelos. El problema es más bien de carácter nacional. De ahí que las alertas de contingencia ambiental se hayan activado no solamente en la Ciudad de México, sino que también se ha extendido hacia el Estado de México y Puebla. Y quizá, de continuar la situación, en Querétaro.
De ahí que el equipo de Cuauhtémoc Blanco debería estar previendo nuevas estrategias ante las que tradicionalmente se aplicaban en este tipo de situación. Por lo pronto en el ámbito educativo el secretario de Educación, Luis Arturo Cornejo Alatorre, ha puesto énfasis en la situación, y ha relegado que la decisión de suspender clases esté en manos de los directivos.
Lo cual resulta, en estos momentos, lógico y sin que medie la burocracia. Es decir que los directores de las escuelas donde se presenten problemas de contingencia ambiental, producto de incendios que se salgan de control, puedan tomar las medidas de manera inmediata para evitar exponer a los escolapios.
Donde también debe cambiar la estrategia es en materia de seguridad. El almirante José Antonio Ortiz Guarneros, titular de Seguridad Pública en la entidad, debe entender que el problema de la inseguridad es atípico, producto de la política instrumentada por el ahora ex gobernador Graco Ramírez Garrido Abreu, quien en sus últimos actos de gobierno permitió la salida anticipada de un número importante de delincuentes que permanecían recluidos en el Centro de Readaptación Social de Atlacholoaya.
Es obvio que se dio en el marco legal, donde algunos estaban por alcanzar su libertad, pero también en ese proceso se dejó a otros que en definitivamente no debieron haber salido.
De tal suerte que las políticas tanto en materia ambiental como de seguridad pública, deberían cambiar radicalmente, en razón de las condiciones bajo las cuales se han desarrollado ambos temas. Las narcomantas, quizá, han dejado entrever cuál es la disputa que se vive en Morelos, y en consecuencia atenderlo de manera inmediata, de lo contrario siempre se estará un paso atrás.