Trataré de no hacer spoiler, pero quizá se me escape alguno. Por ejemplo, que al final Bella Baxter no era un monstruo, solo una mujer fuera del patriarcado
Sobre Pobres criaturas, la más reciente película del director griego Yorgos Lanthimos, mucho se ha hablado en redes sociales, (pero sobre todo en la machosfera) sobre si la película es o no feminista, ¡qué épocas aquellas, dónde todas las películas hablaban solo de exaltar las masculinidades violentas, sin que a ellos les incomodara!. ¿Se acuerda cuando las películas trataban sobre hombres en la guerra, hombres conquistando territorios, cuerpos, memoria histórica, apropiación de otras culturas, hombres trabajando el proyecto Manhattan, hombres perfeccionando bombas atómicas, hombres haciendo agujeros en el espacio, hombres rescatando a hermosas mujeres de ellas mismas y otros peligros latentes? Y usted me puede decir, - pero ya no pasa eso- basta recordar una de las películas más machista a mí gusto, claro está, Top Gun Maverick, un despliegue de masculinidades tóxicas, esto recién 2022, pero tenemos Rambo, Caracortada, Indiana Jones, Agente 007, Machete y las cientos y cientos de películas de propaganda bélica o asesinos seriales de mujeres.
Pobres criaturas, es una postal visual fascinante del director para ilustrar los rostros del patriarcado, el hambre voraz del capitalismo, las representaciones de los cautiverios patriarcales, usted puede estar o no de acuerdo en si dicha película es o no feminista, (pero tampoco, hasta donde sé el director no la presentó como tal), pero lo que no se puede negar después de verla desde esas tomas de fish eyes recirrente, entre tules, y transparencias, encajes desorbitados y ausentes de regla histórica, de entre saltos furiosos y juegos de lengua, entre zoom a los hermosos y enormes ojos de la protagonista, es el despliegue de las masculinidades violentas.
Vemos a una mujer enfrentándose a un mundo patriarcalizado, violento, devorador y cruel. Una mujer rodeada de hombres que dicen amarla. Pero lo único que hacen es querer
subordinarla, meterla, literal, a una caja y alejarla del mundo para que no se distraiga del amor romántico y sus expectativas. Le cuento solamente algunos de los rostros del patriarcado que podemos encontrar cínicamente en pobres criaturas
El del padre, Godwin Baxter
Un “hombre” o un eunuco asexuado a causa de los experimentos de su padre, es quien le da vida o funcionamiento al cuerpo que ocuparía Bella, ya sabe, cuerpo robado, cerebro implantado, descargas eléctricas, un buen remiendo de piel, un ego inconmensurable, una que otra cicatriz evidente y ¡zas! Bella Baxter existe. Él es el primero que la encarcela, con el pretexto de cuidarla.
Le sigue Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo), el amante-niño que demanda atención
Un abogado, libertino, que promete libertad, placer y tomar el mundo juntos, típico príncipe de cuentos que te rescata de la torre más alta, para liberarte de un yugo, y colocarte otros grilletes, pretendiendo que Bella cubra sus deseos, necesidades y cuidados, escapan de la jaula del padre y con una sentencia primaria Duncan, le pide a Bella -no te enamores de mí, será penoso tener que dejarte- Duncan da por hecho lo que Bella quiere, desea, espera y/o necesita de él, Bella, nunca le habla de amor romántico, ni de casarse ni de pertenecer de maneras exclusivas y claro (seguro a las lectoras les suena conocida la frase) después de concluir su relación, pasó de ser una mujer hermosa a la que él amaba hasta la locura, a ser una cualquiera, basura, bruja, que merece ser castigada, es Duncan el niño amante que se arrastra por las calles llorando por su amor, quien la entrega como castigo a su segundo patriarca; el marido.
El marido Alfie Blessington
El marido Alfie Blessington. El primer esposo cuando el cuerpo de Bella estaba vivo y se llamaba Victoria Blessington y estaba embarazada de casi nueve meses, Alfie, el más cruel maltratador del catálogo de Bella, y para hablar de él recurro a la descripción de la Dra. Larisa Escobedo “ él es un retrato muy bien hecho de la masculinidad tóxica y su relación con la violencia, las armas, el clasismo, la crueldad, la violencia cotidiana, y con quien Bella al ser Victoria también tuvo como una estrategia de sobrevivencia, ser cruel, incluso con ella misma, al aventarse de un puente” El señor violencias Alfie, deja en claro con otro señor médico, que para calmar a su esposa, o “curarla” de sus aires de libertad y su histeria, llegaron a la conclusión de amputarle el clítoris, así podría embarazarse, dar hijos, y prescindir de lo que ella espera o pueda sentir de cada relación sexual.
Marx McCandles, el aliado
Si bien, este tipo de ayudante de God, no “ejerce dispositivos obvios de violencia” tampoco abona a la autonomía y libertad de Bella, su compromiso, amor y lealtad están con padre de ella. Es un buen Igor digamos pues es quien acompaña, cuida y obedece al creador, acepta casarse con Bella, y acepta que Bella se vaya, y que vuelva, y acepta que ella no sienta amor por él ni deseo, eso no se va a interponer jamás, al verdadero amor de Marx; complacer a God.
Podríamos hablar también del patriarca benevolente
Ese hombre letrado que escucha e intercambia ideas con la protagonista en un recorrido filosófico, sobre su odisea, su travesía de monstruo a mujer, un hombre amable, generoso incluso, que habla desde la periferia y su negritud, pues le ha atravesado el cuerpo y su estar en el mundo, le corre la cortina en medio del mediterráneo para que pueda constatar, el mundo desde la carencia, la desigualdad, el abandono del sistema, la violencia del capitalismo sobre los cuerpos explotados y devoradores, que, si en un arranque de humanidad Bella se atreviera a abandonar su propia búsqueda de placer y de conocimiento, para bajar a esos infiernos, podría también ser devorada, sino por el sistema, sí por el hambre y el dolor de aquellos que fueron arrojados al tercer círculo del infierno.
La encarnación del patriarcado, Madame Swiney
La Madame que dirige el burdel en París, dónde Bella ejerce la prostitución desde sus propias reglas y experimentaciones, es la Madame quién resume una vida entera de cultura de la violación, de trata, de explotación y esclavitud sexual, en una frase -a ellos les gusta que a ti no te guste- ya sabe los dispositivos que hemos conversado en otras publicaciones en este espacio, los dispositivos de control, aquello que Michel Foucault decía en relación a la obsesión patriarcal de generar nuevos y mejores dispositivos, para que los cuerpos femeninos estén en casa y listos al servicio de los otros en cualquiera de sus dimensiones.
Es ficción, no se crea que después de ver esta película al igual que Bella Baxter, vamos andar por la vida, sin el condicionamiento del amor romántico heteronormativo, sin miedo, sin esperar cumplir expectativas patriarcales, ni mucho menos sexuales de alguien que no seamos nosotras mismas, libres de decidir sobre nuestras cuerpas, sin tareas de cuidado, sin casamiento, sin reproducirnos, explorando la ternura radical en relaciones lésbicas, o agrupándonos para conversar y hacer agenda sobre la autonomía sexual y financiera, o la consciencia de clase, o la filosofía, o el capitalismo, o la prostitución y la distribución de la riqueza.
¡God ha muerto! y en su paraíso quedó al frente una mujer, hecha de retazos de sí misma, una que conversa con la lesbiandad y la ternura, una que renuncia a los modelos del amor romántico y sus dominaciones como el matrimonio o la maternidad. ¿Qué será de ese paraíso, con una mujer que sabe tocarse a sí misma, auto determinarse y vivir fuera de toda regla patriarcal? Segura estoy que al Dr. Patriakenstein, no le gusta esto.