La primera vez que marché debió ser en el año 2004 cuando acudíamos no más de cincuenta compañeras rabiosas y al mismo tiempo llenas de ternura a las protestas y a la marcha, llegábamos con energía, esperanza, con ilusión, pensando que, desde nuestras cuerpas, discurso y lo evidente de las violencias que nos atraviesan, podíamos cambiar el mundo a través de nuestros ejercicios feministas.
Creí en su momento que el panorama de terror que se vivía en cd. Juárez, nos permitiría como estado o municipio avanzar en materia de protección a la vida de las mujeres, después de aquel 22 de noviembre de 2003 que Cuernavaca despertó con la noticia de que de una bolsa de basura habían encontrado asfixiado el cuerpo sin vida de María de Jesús Lara Gómez, en la calle de Humboldt.
Lamentablemente del 2003 a la fecha lo único que hemos visto realmente transformarse son las formas cada día más cruentas en que asesinan a niñas y mujeres, pasando de un o dos feminicidios al día, a once y mire, ya lo sabe, cualquier cifra en torno a la violencia feminicida, debería darnos terror.
La exigencia sigue siendo poner la vida y la dignidad de las mujeres en el centro, dejar de ser para este sistema patriarcal cuerpos subalternos, esforzándose para sobrevivir en esta guerra contra nosotras las mujeres, como bien lo ha dicho Rita Segato.
Según la página oficial del gobierno federal, del 2003 a la fecha se han declarado 25 Alertas de Violencia de Género contra las mujeres (AVGM) en 22 entidades del país que incluyen 643 municipios. De las 25 declaratorias emitidas desde 2015 hasta la fecha se han acumulado 552 medidas recomendadas a gobiernos y órganos autónomos locales, para que las implementen en el territorio y coadyuvar a reducir la violencia feminicida. De todo lo anterior solo se ha cumplido con el 9% de las tareas implicadas.
No me crea si no quiere, pero las mujeres somos sobrevivientes de políticas históricas de exterminio.
Pero, ¿por qué nos siguen asesinando?
Marcela Lagarde describió a los feminicidas como; hombres comunes, la mayor parte conocidos de las víctimas, parientes, esposos, novios, ex esposos, padres, hermanos, vecinos, amistades familiares, o compañeros de trabajo o escuela, o desconocidos. Algunas mujeres han sido víctimas de las mafias, pero son un porcentaje chiquitito. La mayor parte de mujeres y niñas asesinadas en todo el país por alguien conocido.
La cantidad de casos de mujeres asesinadas por sus compañeros o excompañeros sentimentales es tan alta que nos obliga a preguntar, ¿y ustedes, hombres? esos hombres que entran en la frase que tanto defienden “no todos los hombres son violentos”, ¿qué están haciendo frente a las violencias feminicidas?, ¿frente a la trata, a la violencia sexual en niñas de cuatro años?, ¿qué hacen frente a los casos de violencia ácida?, qué piensan esos hombres que no son violentos frente a otros hombres de deciden tratar a una parte dela población como objetos algunas veces, y como basura la mayoría
Será que el patriarcado que tanto abrazan, les quito todo rastro de humanidad, de empatía, de indignación, o están esperando que le suceda a una mujer cercana, para hacer algo al respecto., nunca se ha pregunto, y yo que puedo hacer, para que esto no suceda, cómo puedo apoyar, cuál es la responsabilidad individual y colectiva frente esta pandemia mundial llamada feminicidio.
Este 8M no se usted uno más de esos onvres que intimidan, descalifican, presionan sexualmente, insultan, desprecian o intentan controlar la libertad, el deseo, la autonomía y el dinero de las mujeres, no repita incoherencias, -como ahí van las feminazis-, -con los monumentos no-.
Y usted puede decir, ah no pues háganlo solas, y sí eso hemos hecho, el problema que son sus pares hombres quienes asesinan a las mujeres que juraron proteger en un altar, o en una promesa a solas.
Son sus pares, onvres y hombres , quienes consumen pornografía infantil, quienes hacen piropos, comentarios lúbricos, acoso, hostigamiento, o no entienden que en un encuentro sexoafectivo solo Sí significa Sí, son sus pares los que no terminan de entender que Magalí la niña de 6 años violada y asesinada dentro de su casa por un vecino, no tenía la culpa, como tampoco la tuvo Ingrid Escamilla, cuando su pareja la mató y mutiló su cuerpo, la culpa y la responsabilidad es del violador y/o el feminicida. Lo que bien nos enseñaron el colectivo feminista chileno interdisciplinario, interseccional y transinclusivo, en 2018, las LASTESIS;
-Que la culpa no era mía ni dónde estaba, ni cómo vestía
porque en este paisaje forense
El patriarcado es un juez
Que nos juzga por nacer
Y nuestro castigo
Es la violencia que no ves
Es femicidio
Impunidad para mi asesino
Es la desaparición
Es la violación
Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía
Son los pacos
Los jueces
El estado
El Presidente
El Estado opresor es un macho violador