/ sábado 6 de mayo de 2023

Orígenes y soluciones a la violencia intrafamiliar

La materia está de moda. Los medios masivos de comunicación no cejan día a día de hablar de la violencia familiar en sus diferentes aspectos. Se buscan causas, se tratan de hacer diagnósticos, algunos se atreven a pronosticar y vemos una reiteración de remedios, de medidas, de soluciones, que desde la perspectiva de quien esto escribe, y como lo señalo en el título de este artículo, no veo, no oigo, no escucho, no hay alternativas de solución, que volteen los ojos hacia los orígenes de la violencia familiar en las propias familias.

Las estadísticas del INEGI, de los estudiosos, de los sociólogos, de los expertos en estas materias, reiteran que lejos de reducir la violencia familiar se incrementa, y con poco éxito se refieren y proyectan medidas que no atacan en su origen, en el principio donde anida, donde nace en la mayoría de los casos la violencia familiar, que es el propio seno familiar.

Algunos hablan de educación; otros de que los maestros deberían cumplir con esta tarea; pero de ninguna manera hay una conciencia de la formación de las familias mexicanas, de las tradiciones del “machismo mexicano” y lo que esto implica, porque se pretende resolver, atenuar o terminar la violencia familiar con alternativas de solución, que se proyectan a personas que tienen 10, 15, 20 años o mayores, con la intención de ver que la violencia se manifiesta en ese momento, pero no ven hacia atrás, hacia el origen, hacia la proyección, porque la mayoría de los casos de violencia familiar se cometen por miembros de la familia contra sus propios integrantes, y muchas veces con reiteración y con una impunidad total, y sobre todo, esto es lo más preocupante, que no haya políticas públicas adecuadas que vayan al meollo, al origen, a la cuna, al lugar donde se está generando la violencia familiar, donde se inicia, crece, se reproduce, y después cuando esos niños o esas niñas pasan a la adolescencia, a la juventud, a ser adultos con esa formación, habiendo visto que en su familia no hay respeto a la mujer, que se altera la honestidad, que se les hace muy simple o muy fácil decir cuando recibe una llamada telefónica y frente a los propios niños o niñas “dile a fulano que no estoy”.

Esto, distinguidos lectores, puede resultar una verdad de perogrullo. Puede resultar algo que desgasta y absurdo; empero, nuestra experiencia desde el punto de vista del ejercicio profesional en Derecho Familiar y los diferentes programas que hemos realizado con esta materia, tratando de ir a los orígenes de la violencia familiar, todos nos llevan a la misma respuesta, hay que ir a la familia, hay que cambiar los mecanismos de educación, de respeto, de honestidad, de valores, de lealtad, de integridad con la familia, que sean valores que todos los días se practiquen, que con eso crezcan nuestros hijos, nuestros nietos, para que cuando sean mayores, cuando asuman los papeles de padres, abuelos, de esposos, concubinos, novios, lo hagan respetándose mutuamente, pero todo esto, como dije al principio, se origina en la familia y ahí tenemos que regresar para ahí empezar la solución, desde nuestra perspectiva de otra manera, esto no solamente se reduce sino que se agrava, porque no se ataca en sus orígenes.

También es importante subrayar que los valores familiares, la honestidad, la verdad, el respeto a los niños y a las niñas, a las mujeres y de éstas a los hombres, como factores fundamentales en la familia, ayudarán a desaparecer la violencia familiar; pero además, y con esto termino estas reflexiones para ustedes, hay que recurrir al amor familiar, a la ternura, al apoyo mutuo a los miembros de la familia, a estar al pendiente, a respetar para ser respetados, ayudar para que también recibamos esa ayuda, porque es indiscutible que lo que más preciado, lo más importante que tenemos los hombres y las mujeres desde nuestros orígenes, es la familia, o las diferentes familias, que ahora con la evolución de las leyes y de que la familia tiene que evolucionar, hay tantas como actos jurídicos como el matrimonio o la adopción, o hechos jurídicos como el concubinato las originan, o el divorcio, o simplemente una inseminación artificial donde una mujer se hace inseminar, tiene un hijo y tiene una nueva familia, pero no perdamos de vista algo que está en esta nota periodística, en la familia nace la violencia familiar y ahí tenemos que erradicarla para siempre.

*Profesor de Carrera, con 56 años de Cátedra ininterrumpida en Derecho Civil y Derecho Familiar, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.