/ jueves 30 de marzo de 2023

Días de Soltar | Falta que nos juzgue la historia

“Todavía falta que a ustedes y a mi nos juzgue la historia” le decía a los Diputados cuando le hicieron el Juicio de Desafuero en el Congreso. Le pasó a Días Ordaz en Tlatelolco y a Echeverría con el Halconazo, en 1968 y 1971 respectivamente. Si bien ellos no mataron a los estudiantes con su propia mano, las matanzas fueron responsabilidad de su administración. Peor aún, le pasó a Calderón en el 2009 con el incendio en la Guardería ABC y a Peña Nieto el 2014 en Ayotzinapa con la desaparición de los 43. El Estado Mexicano, ya sea por acción u omisión, corrupción o encubrimiento, ha sido responsable desde hace muchos años de algunas de las peores crímenes, generalmente contra los más vulnerables: estudiantes rurales, niños en edad de guardería y, hoy migrantes encarcelados. AMLO es pronto para ver la paja en el ojo ajeno.

Esta semana nos probó que su administración es igual a las que él tanto juzga. Demuestra con los hechos que los Calderonistas en la Guardería del IMSS de Hermosillo y los Obradoristas con el Centro del INM de Ciudad Juárez son igual de omisos en sus obligaciones de cuidado. Que los Priistas con la Estafa Maestra y los Morenistas con el fraude de SEGALMEX son igual de codiciosos con el dinero público. O peores, pues si la Estafa Maestra se calcula fue de 7 mil millones de pesos, el fraude en SEGALMEX esta administración de MORENA se calcula en 15 mil millones.

La Constitución Moral que tanto nos presumió en el 2018 y su Escudo Protector en 2020 le cuidaron a él la cartera vs. Anaya y la salud vs. el COVID. Desgraciadamente al resto de los mexicanos no les alcanzó la protección. Si bien la Casa Blanca de la familia de Peña Nieto le indignó en el 2014, la casa Gris de su hijo en el 2021 solo le causó ternura.

“¡No estás solo!” le gritaban seguidores, que lo apoyaban en su entrada al Congreso, el día del famoso Juicio de Desafuero. Sin embargo, ahora que él llegó al poder, ha decidido dejar solos a los trabajadores de la salud en la pandemia, a los pacientes en el cáncer, a las mujeres en su lucha, a las madres solteras en el trabajo, a los militares en la calle, a los científicos en sus investigaciones.

En el 2005, Andrés se quejaba del abuso de la justicia por quienes en ese entonces hacían todo en sus manos para quitarlo del cargo que legítimamente ostentaba, pero el día de hoy él usa su cargo para destruir la justicia con sus propias manos. El sistema que él tanto odiaba, ahora lo usa para sistemáticamente violar derechos humanos. Si fueran los derechos de Evo Morales en Bolivia o Pedro Castillo en Perú ¡hermanos latinoamericanos! hasta un avión del ejercito les mandaba. Pero como solo son migrantes, el avión que les toca es metafórico, pobres hermanos.

Parece que se olvida de sus palabras. Todavía falta que a él lo juzgue la historia, y la austeridad republicana, el ejemplo moral y la dignidad humana no son los adjetivos con que parece pintarse su legado. Promete que no habrá impunidad por la muerte de los migrantes en el incendio. Pero los mexicanos ya nos sabemos esa historia.


“Todavía falta que a ustedes y a mi nos juzgue la historia” le decía a los Diputados cuando le hicieron el Juicio de Desafuero en el Congreso. Le pasó a Días Ordaz en Tlatelolco y a Echeverría con el Halconazo, en 1968 y 1971 respectivamente. Si bien ellos no mataron a los estudiantes con su propia mano, las matanzas fueron responsabilidad de su administración. Peor aún, le pasó a Calderón en el 2009 con el incendio en la Guardería ABC y a Peña Nieto el 2014 en Ayotzinapa con la desaparición de los 43. El Estado Mexicano, ya sea por acción u omisión, corrupción o encubrimiento, ha sido responsable desde hace muchos años de algunas de las peores crímenes, generalmente contra los más vulnerables: estudiantes rurales, niños en edad de guardería y, hoy migrantes encarcelados. AMLO es pronto para ver la paja en el ojo ajeno.

Esta semana nos probó que su administración es igual a las que él tanto juzga. Demuestra con los hechos que los Calderonistas en la Guardería del IMSS de Hermosillo y los Obradoristas con el Centro del INM de Ciudad Juárez son igual de omisos en sus obligaciones de cuidado. Que los Priistas con la Estafa Maestra y los Morenistas con el fraude de SEGALMEX son igual de codiciosos con el dinero público. O peores, pues si la Estafa Maestra se calcula fue de 7 mil millones de pesos, el fraude en SEGALMEX esta administración de MORENA se calcula en 15 mil millones.

La Constitución Moral que tanto nos presumió en el 2018 y su Escudo Protector en 2020 le cuidaron a él la cartera vs. Anaya y la salud vs. el COVID. Desgraciadamente al resto de los mexicanos no les alcanzó la protección. Si bien la Casa Blanca de la familia de Peña Nieto le indignó en el 2014, la casa Gris de su hijo en el 2021 solo le causó ternura.

“¡No estás solo!” le gritaban seguidores, que lo apoyaban en su entrada al Congreso, el día del famoso Juicio de Desafuero. Sin embargo, ahora que él llegó al poder, ha decidido dejar solos a los trabajadores de la salud en la pandemia, a los pacientes en el cáncer, a las mujeres en su lucha, a las madres solteras en el trabajo, a los militares en la calle, a los científicos en sus investigaciones.

En el 2005, Andrés se quejaba del abuso de la justicia por quienes en ese entonces hacían todo en sus manos para quitarlo del cargo que legítimamente ostentaba, pero el día de hoy él usa su cargo para destruir la justicia con sus propias manos. El sistema que él tanto odiaba, ahora lo usa para sistemáticamente violar derechos humanos. Si fueran los derechos de Evo Morales en Bolivia o Pedro Castillo en Perú ¡hermanos latinoamericanos! hasta un avión del ejercito les mandaba. Pero como solo son migrantes, el avión que les toca es metafórico, pobres hermanos.

Parece que se olvida de sus palabras. Todavía falta que a él lo juzgue la historia, y la austeridad republicana, el ejemplo moral y la dignidad humana no son los adjetivos con que parece pintarse su legado. Promete que no habrá impunidad por la muerte de los migrantes en el incendio. Pero los mexicanos ya nos sabemos esa historia.