/ jueves 28 de noviembre de 2024

Let’s pull evenly (jalemos parejo)

Hay muchas cosas que no me gustan de Claudia Sheinbaum. Su servilismo sin razón al proyecto de Andrés es la principal de ellas. Pero hoy no vamos a hablar de lo que no me gusta. Vamos a hablar de lo que me gusta, relacionado con un problema serio para México: la relación comercial con Donald Trump, Canadá y China. Así: Donald Trump, porque en realidad no representa a su país.

Ya sabíamos habría problemas en el proceso de revisión del TMEC, desde que AMLO ganó la presidencia en aquel lejano 2018. Su política tropical, proteccioncita y demagógica causó problema al operarla junto a la globalizada, liberal y pragmática con que se negoció un asunto del tamaño de lo que fue el TMEC. Quienes están en contra del neoliberalismo tendrán muchos motivos válidos para hablar mal del tratado, pero la realidad es que en el mundo en el que vivimos necesitamos una relación comercial de esta índole con nuestros dos vecinos del norte, ambas economías relevantes del mundo, para que pudiera prosperar la economía Mexicana. Una negociación muy relacionada con los problemas de migración y de narcotráfico. En ese momento, se sufrió viendo a Trump, en su primera gestión y a AMLO ejecutarlos. Luego llegó Biden y las relaciones se normalizaron un poco, con el aporte de cordura y mesura de la administración demócrata. Pero ahora viene de regreso el poco cuerdo y menos mesurado Trump, a su segunda gestión, y desde la campaña avisó sería duro con nosotros. Para empeorar la cosa, Canadá también está inconforme con México, agregando complejidad. Si la migración y los problemas relacionado al narcotráfico (violencia ay drogas) no fueran suficientes, ahora tanto Canadá como USA argumentan México está permitiendo China crezca sus intereses en la región a través del territorio azteca. Por ejemplo, la gran cantidad de empresas chinas de coches que han llegado a instalarse a México para luego llevar sus coches s a USA.

Sabíamos que uno de los primeros retos de ambas administraciones electas en el 2024, rumbo al 2025 sería la revisión, que no renegociación (según ellos), del TMEC. Ahora sabemos también que estos serán los temas centrales en las mismas: Canadá pide hacer responsable a México por la participación en los mercados regionales de China, y Trump amenaza con altos aranceles (otra vez) para México dado el caso México siga permitiendo la influencia asiática, así como tampoco cumpla con los acuerdos migratorios y los propios de la lucha contra el narco. También existe una delgada línea roja de que amenaza con una intervención militar gringa en territorio mexicano para esa lucha contra el narco (pregúntenle a Rocha Moya).

Aquí es en donde estoy viendo a Claudia por primera vez con ojos de aprobación. Enfrentando a Trump sin miedo, como mamá regañando al niño, no dejándose bullear por él y argumentando que a nadie le conviene una guerra de aranceles, y que cada parte deberá hacerse responsable por su lado de la frontera respetando los derechos humanos. Me parece perfecto y ruego así sea, en ánimo conciliatorio, reconociendo los puntos rojos, pero no cediendo a berrinches y siendo cuidadosa de la situación.

Ahora solo queda ver el desenlace de esta historia entre los países de América del Norte. Hay equipo de negociación, que me parece está bien encabezado por Ebrard, y hay buena estrategia (al parecer). También se requiere la estrategia de seguridad haga efecto, y que sean reales, tangibles y aplicables a la frontera norte. Solo falta que todo esto sea de verdad y no mero discurso, como si lo fue el sexenio pasado. La economía mexicana no está para darse el lujo de quedar más mal parada frente a estos dos motores, que si bien nos necesitan, también es cierto tienen manos pesadas y razones para pedirnos jalemos parejo.

Hay muchas cosas que no me gustan de Claudia Sheinbaum. Su servilismo sin razón al proyecto de Andrés es la principal de ellas. Pero hoy no vamos a hablar de lo que no me gusta. Vamos a hablar de lo que me gusta, relacionado con un problema serio para México: la relación comercial con Donald Trump, Canadá y China. Así: Donald Trump, porque en realidad no representa a su país.

Ya sabíamos habría problemas en el proceso de revisión del TMEC, desde que AMLO ganó la presidencia en aquel lejano 2018. Su política tropical, proteccioncita y demagógica causó problema al operarla junto a la globalizada, liberal y pragmática con que se negoció un asunto del tamaño de lo que fue el TMEC. Quienes están en contra del neoliberalismo tendrán muchos motivos válidos para hablar mal del tratado, pero la realidad es que en el mundo en el que vivimos necesitamos una relación comercial de esta índole con nuestros dos vecinos del norte, ambas economías relevantes del mundo, para que pudiera prosperar la economía Mexicana. Una negociación muy relacionada con los problemas de migración y de narcotráfico. En ese momento, se sufrió viendo a Trump, en su primera gestión y a AMLO ejecutarlos. Luego llegó Biden y las relaciones se normalizaron un poco, con el aporte de cordura y mesura de la administración demócrata. Pero ahora viene de regreso el poco cuerdo y menos mesurado Trump, a su segunda gestión, y desde la campaña avisó sería duro con nosotros. Para empeorar la cosa, Canadá también está inconforme con México, agregando complejidad. Si la migración y los problemas relacionado al narcotráfico (violencia ay drogas) no fueran suficientes, ahora tanto Canadá como USA argumentan México está permitiendo China crezca sus intereses en la región a través del territorio azteca. Por ejemplo, la gran cantidad de empresas chinas de coches que han llegado a instalarse a México para luego llevar sus coches s a USA.

Sabíamos que uno de los primeros retos de ambas administraciones electas en el 2024, rumbo al 2025 sería la revisión, que no renegociación (según ellos), del TMEC. Ahora sabemos también que estos serán los temas centrales en las mismas: Canadá pide hacer responsable a México por la participación en los mercados regionales de China, y Trump amenaza con altos aranceles (otra vez) para México dado el caso México siga permitiendo la influencia asiática, así como tampoco cumpla con los acuerdos migratorios y los propios de la lucha contra el narco. También existe una delgada línea roja de que amenaza con una intervención militar gringa en territorio mexicano para esa lucha contra el narco (pregúntenle a Rocha Moya).

Aquí es en donde estoy viendo a Claudia por primera vez con ojos de aprobación. Enfrentando a Trump sin miedo, como mamá regañando al niño, no dejándose bullear por él y argumentando que a nadie le conviene una guerra de aranceles, y que cada parte deberá hacerse responsable por su lado de la frontera respetando los derechos humanos. Me parece perfecto y ruego así sea, en ánimo conciliatorio, reconociendo los puntos rojos, pero no cediendo a berrinches y siendo cuidadosa de la situación.

Ahora solo queda ver el desenlace de esta historia entre los países de América del Norte. Hay equipo de negociación, que me parece está bien encabezado por Ebrard, y hay buena estrategia (al parecer). También se requiere la estrategia de seguridad haga efecto, y que sean reales, tangibles y aplicables a la frontera norte. Solo falta que todo esto sea de verdad y no mero discurso, como si lo fue el sexenio pasado. La economía mexicana no está para darse el lujo de quedar más mal parada frente a estos dos motores, que si bien nos necesitan, también es cierto tienen manos pesadas y razones para pedirnos jalemos parejo.