/ jueves 10 de octubre de 2024

Días de soltar / Retos y riesgos de la administración estatal

¿Qué pendientes tenemos en Morelos? Seis años acumulados de corrupción, inseguridad y un Ejecutivo ausente en la oficina, presente en la fiesta. Nuestra nueva gobernadora tiene el privilegio de que con presentarse a trabajar ya hizo el doble que el ahora, muy merecidamente, diputado federal. Sin embargo, la realidad es que, así como a nivel federal, en lo local tenemos una serie de retos complejos que ponen en riesgo la viabilidad de Morelos como Estado.

Retos

Gobernabilidad. Durante 6 años en el Gobierno del Estado hubo un vacío de liderazgo. La realidad es que Cuauhtémoc no tiene más valor que el de su figura pública labrada en el futbol y las novelas. Durante su sexenio, ese vacío lo llenaron figuras obscuras con intereses aún más oscuros que ayudaron a degradar el Estado de Derecho. Por ahí hemos escuchado discusiones sobre qué Estados de la República carecen de gobernabilidad y son controlados por el crimen organizado. Ejemplos de ello podrían ser Michoacán, Guerrero y Sinaloa.

Bueno, pues, durante el sexenio pasado la realidad es que Morelos fue negocio para algunos criminales organizados, aunque no fueran necesariamente de cárteles de renombre. La famosa foto de Cuauh con algunos de ellos no necesariamente quiere decir que él estuviera involucrado, sino que precisamente solo servía para tomarse fotos después de las reuniones. No sé que esté peor. El gran reto que tiene la administración entrante es lograr recuperar esos tejes y manejes administrativos, y que vuelvan a encaminar el Estado hacia un crecimiento económico sostenible, con desarrollo social y ambiental. Me emocionan proyectos como el de la Agencia de Transformación Digital a cargo de Samuel Rivera. Ese esfuerzo es un ejemplo de los pendientes que nos ayudarán a construir el Morelos que soñamos.

Infraestructura, desarrollo, lo que tú me digas que debemos construir, va a depender, primero, de que logremos encarrilar la máquina del gobierno de nuevo. No podremos dar más pasos si primero no se da éste. En ese sentido, veo un riesgo igual de importante que amenaza con evitar que Morelos mejore, y desgraciadamente es el monstruo de las mil cabezas que ya conocemos:

Riesgos

Corrupción e Inseguridad. Por más buenas intenciones que tenga una gobernadora, no importa si es de Morena o de cualquier otro partido, el riesgo latente es el de pisar los intereses de quienes han florecido en la oscuridad de la corrupción. Los proyectos que se tengan, como ese de la Agencia de Transformación Digital local, no servirán de nada si quienes manejan los hilos lo siguen haciendo en lo oscurito y para fines propios.

Parte del reto de nuestra gobernadora, Margarita, será mantener a raya a los corruptos que por compromiso político o por mandato del partido tendrá involucrados en su administración. No mencionaré sus nombres, porque no me puedo dar el lujo de echármelos encima ahora que tienen poder y andan repartiendo plazas y negocios, pero todos sabemos quiénes son. Cada día pienso más que la corrupción es como la inflación: no podemos evitarla, solo manejarla. Pues el riesgo que corre esta administración es que el porcentaje de corrupción en su gobierno se mantenga por encima de los estándares saludables, cualquiera que esos estándares sean.

Aquí es en donde la reforma al poder judicial se volverá más relevante. No es que pudiéramos confiar en todos los Jueces y Magistrados que operaban previo a la reforma, pero al menos había reglas claras que podíamos esperar alguna instancia nos respetara. Ahora entraremos a una espiral descendiente hacia un proceso electoral caótico en donde el crimen organizado y los más corruptos del sistema tendrán no solo los incentivos, sino también los recursos para poner a sus allegados en esos espacios. Luchar contra eso será difícil, por decir lo menos. Quien confía en que el sistema de justicia será bueno, bondadoso, justo y transparente es un alma ingenua. A reserva de esperar a ver qué pasa con los recursos que revisa en estos momentos la Suprema Corte de Justicia y la crisis constitucional que implicará esa pelea entre SCJN y MORENA, Morelos dependerá de la protección de una Gobernadora y su capacidad para controlar la corrupción, la política y al crimen organizado en nuestro Estado. El riesgo es enorme.

Pero para no terminar la columna en una nota tan angustiosa, les diré que confío en Margarita. Confío en su capacidad política (desconocida porque hasta este momento no había existido, pero que si llegó a gobernadora, algo debe haber). Confío en algunas de las personas con experiencia a su alrededor, como Juan Salgado Brito, que sin duda es de los políticos rescatables en el país. Confío en que los nombres nuevos no caigan en lo mismo de siempre y se dejen corromper. Confío en que todos los que vivimos y queremos a Morelos le entremos al quite para que esta nueva oportunidad de seis años sea para bien, y no para Cuauh.

¿Qué pendientes tenemos en Morelos? Seis años acumulados de corrupción, inseguridad y un Ejecutivo ausente en la oficina, presente en la fiesta. Nuestra nueva gobernadora tiene el privilegio de que con presentarse a trabajar ya hizo el doble que el ahora, muy merecidamente, diputado federal. Sin embargo, la realidad es que, así como a nivel federal, en lo local tenemos una serie de retos complejos que ponen en riesgo la viabilidad de Morelos como Estado.

Retos

Gobernabilidad. Durante 6 años en el Gobierno del Estado hubo un vacío de liderazgo. La realidad es que Cuauhtémoc no tiene más valor que el de su figura pública labrada en el futbol y las novelas. Durante su sexenio, ese vacío lo llenaron figuras obscuras con intereses aún más oscuros que ayudaron a degradar el Estado de Derecho. Por ahí hemos escuchado discusiones sobre qué Estados de la República carecen de gobernabilidad y son controlados por el crimen organizado. Ejemplos de ello podrían ser Michoacán, Guerrero y Sinaloa.

Bueno, pues, durante el sexenio pasado la realidad es que Morelos fue negocio para algunos criminales organizados, aunque no fueran necesariamente de cárteles de renombre. La famosa foto de Cuauh con algunos de ellos no necesariamente quiere decir que él estuviera involucrado, sino que precisamente solo servía para tomarse fotos después de las reuniones. No sé que esté peor. El gran reto que tiene la administración entrante es lograr recuperar esos tejes y manejes administrativos, y que vuelvan a encaminar el Estado hacia un crecimiento económico sostenible, con desarrollo social y ambiental. Me emocionan proyectos como el de la Agencia de Transformación Digital a cargo de Samuel Rivera. Ese esfuerzo es un ejemplo de los pendientes que nos ayudarán a construir el Morelos que soñamos.

Infraestructura, desarrollo, lo que tú me digas que debemos construir, va a depender, primero, de que logremos encarrilar la máquina del gobierno de nuevo. No podremos dar más pasos si primero no se da éste. En ese sentido, veo un riesgo igual de importante que amenaza con evitar que Morelos mejore, y desgraciadamente es el monstruo de las mil cabezas que ya conocemos:

Riesgos

Corrupción e Inseguridad. Por más buenas intenciones que tenga una gobernadora, no importa si es de Morena o de cualquier otro partido, el riesgo latente es el de pisar los intereses de quienes han florecido en la oscuridad de la corrupción. Los proyectos que se tengan, como ese de la Agencia de Transformación Digital local, no servirán de nada si quienes manejan los hilos lo siguen haciendo en lo oscurito y para fines propios.

Parte del reto de nuestra gobernadora, Margarita, será mantener a raya a los corruptos que por compromiso político o por mandato del partido tendrá involucrados en su administración. No mencionaré sus nombres, porque no me puedo dar el lujo de echármelos encima ahora que tienen poder y andan repartiendo plazas y negocios, pero todos sabemos quiénes son. Cada día pienso más que la corrupción es como la inflación: no podemos evitarla, solo manejarla. Pues el riesgo que corre esta administración es que el porcentaje de corrupción en su gobierno se mantenga por encima de los estándares saludables, cualquiera que esos estándares sean.

Aquí es en donde la reforma al poder judicial se volverá más relevante. No es que pudiéramos confiar en todos los Jueces y Magistrados que operaban previo a la reforma, pero al menos había reglas claras que podíamos esperar alguna instancia nos respetara. Ahora entraremos a una espiral descendiente hacia un proceso electoral caótico en donde el crimen organizado y los más corruptos del sistema tendrán no solo los incentivos, sino también los recursos para poner a sus allegados en esos espacios. Luchar contra eso será difícil, por decir lo menos. Quien confía en que el sistema de justicia será bueno, bondadoso, justo y transparente es un alma ingenua. A reserva de esperar a ver qué pasa con los recursos que revisa en estos momentos la Suprema Corte de Justicia y la crisis constitucional que implicará esa pelea entre SCJN y MORENA, Morelos dependerá de la protección de una Gobernadora y su capacidad para controlar la corrupción, la política y al crimen organizado en nuestro Estado. El riesgo es enorme.

Pero para no terminar la columna en una nota tan angustiosa, les diré que confío en Margarita. Confío en su capacidad política (desconocida porque hasta este momento no había existido, pero que si llegó a gobernadora, algo debe haber). Confío en algunas de las personas con experiencia a su alrededor, como Juan Salgado Brito, que sin duda es de los políticos rescatables en el país. Confío en que los nombres nuevos no caigan en lo mismo de siempre y se dejen corromper. Confío en que todos los que vivimos y queremos a Morelos le entremos al quite para que esta nueva oportunidad de seis años sea para bien, y no para Cuauh.