Cuando Enrique Peña Nieto nombró su nuevo canciller a Luis Videgaray, éste se quiso sincerar con el personal de la SRE y con periodistas.
Les dijo: “Vengo a aprender de ustedes. Yo no conozco la secretaría, no soy un diplomático”. Desde ese momento y hasta el último día del gobierno de Peña, Videgaray fue “el eterno aprendiz de canciller”. El mote se le quedó para siempre.
Cuando el Presidente Andrés Manuel López Obrador designó a Marcelo Ebrard titular de la SRE, algunos expertos lo vieron con buenos ojos y hasta aplaudieron el nombramiento.
Antes de ser Canciller, Ebrard fue Director General del Gobierno y Jefe de Gobierno de la capital del país, además de subsecretario de Relaciones Exteriores. La experiencia la tiene.
Del gabinete es uno de los personajes más destacados, indispensable no sólo por su experiencia, sino porque sabe moverse en el mundo de la diplomacia, ha sabido tener la capacidad de negociar en un universo complejo, sin importar el “tamaño” del interlocutor.
Casi nadie seguramente se llegó a imaginar la complejidad de las presiones de Trump, y menos que nos iba a amenazar con establecer aranceles a las exportaciones mexicanas sí nuestro gobierno no hacía nada por frenar la migración centroamericana al país vecino del norte.
Ebrard jugó un papel importantísimo al lado del Presidente al hacer una correcta lectura y, desde luego, una mejor respuesta de cómo tratar a Donald Trump; que no valía la pena ponerse con Sansón a las patadas.
El Ejecutivo le ha confiado ser su representante en eventos fuera del país, a los que cualquier otro mandatario hubiera asistido, como el hecho de hablar en la mismísima tribuna de las Naciones Unidas
Acudió a nombre de México a la reunión del Grupo de los 20, en cuyos países habitan las dos terceras partes de la población mundial y, en conjunto, producen más del 85% de las riquezas de todo el planeta.
Participó en la XIV Cumbre de la Alianza del Pacífico en julio, en Lima, Perú, acompañado de la secretaria de Economía, Graciela Márquez Colín, a un encuentro nada despreciable por el tamaño de las economías de los países participantes, entre otros, Australia, Canadá, Corea, República Popular China, Estados Unidos, Japón y Rusia.
En el tema migratorio ha jugado un papel importante con el apoyo del Comisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño Yáñez, no sólo para contener el paso de migrantes, sino evitar que éstos sean víctimas del crimen organizado.
En la firma del T-MEC, junto con el subsecretario para América del Norte, Jesús Seade, su participación fue más que relevante. Sus buenos oficios sirvieron para convencer a los estadunidenses y canadienses de la conveniencia de la firma del tratado, además de exigir a los EU poner un alto al trasiego de armas de alto calibre de allá para acá.
Para asumir estas responsabilidades es necesario tener diversos atributos, y uno de ellos o más bien muchos, los tienen Marcelo Ebrard, ser eficaz y discreto, amén de que ha jugado un gran papel en la relación con el gobierno de EU, como el de la amenaza arancelaria y el de llevar a una buena conclusión el T-MEC, como ya ocurrió.
*Senadora de Morelos por Morena
Antes de ser Canciller, Ebrard fue Director General del Gobierno y Jefe de Gobierno de la capital del país, además de subsecretario de Relaciones Exteriores. La experiencia la tiene.
Del gabinete es uno de los personajes más destacados, indispensable no sólo por su experiencia, sino porque sabe moverse en el mundo de la diplomacia, ha sabido tener la capacidad de negociar en un universo complejo, sin importar el “tamaño” del interlocutor.