Entre los muchos damnificados que dejó la detención, o mejor dicho el secuestro, del líder del Cártel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada, se encuentra el Almirante titular de la Secretaría de Marina, Rafael Ojeda Durán, sobre quien pesa la sospecha de una estrecha colaboración con las autoridades y servicios de inteligencia de los Estados Unidos, la misma que habría facilitado la extracción del narcotraficante de territorio mexicano y, algunos años atrás, la ubicación del también delincuente Rafael Caro Quintero. En Palacio Nacional se tiene claro que, a diferencia de lo que sucede con el Ejército y la Guardia Nacional, la Semar goza todavía de la confianza del gobierno norteamericano. El propio Andrés Manuel López Obrador pudo constatarlo en aquel desayuno que sostuvo con Kamala Harris en el mes de julio de 2022, cuando la vicepresidenta estadounidense le entregó información sobre la ubicación precisa del “narco de narcos” Caro Quintero y le exigió detenerlo en una operación en la que participara exclusivamente la Marina.
La información, según se dijo en esa reunión en el recinto oficial de la vicepresidencia, se obtuvo mediante intervención de líneas telefónicas o fue enviada por dispositivos aéreos no tripulados, supuestamente sin violaciones a la soberanía territorial por parte de la DEA.
Pero la precisión y calidad de los datos hacen todavía albergar ideas de que estos por lo menos fueron avalados de manera previa por altos mandos de la Semar, como pudieran también haberlo hecho en el caso de El Mayo.
Las dudas que se albergan en el todavía Presidente, y que se transmiten con fidelidad a la futura mandataria Claudia Sheinbaum, no sólo amplían el distanciamiento que en los últimos meses mantiene AMLO con el Almirante Ojeda Durán; también complica el panorama de la sucesión en la titularidad de la Secretaría de Marina, en el que las cartas cercanas al actual secretario tendrán en sus aspiraciones una ruta cuesta arriba. Además, hay que recordar que Sheinbaum y su equipo tienen muy fresco en la memoria el apoyo que la Semar le dio a Marcelo Ebrard hace unos meses, cuando se tenía que definir quién sería la corcholata del mandatario y todavía algunos ilusos albergaban esperanzas de ganarse el favor del tabasqueño.
Entre los “delfines” con que cuenta Rafael Ojeda Durán para relevarlo en el cargo a partir del próximo 1 de octubre se encuentran el subsecretario de Marina, Julio César Pescina Ávila; el jefe del Estado Mayor General de la Armada, Alfredo Hernández Suárez; el Oficial Mayor de la Marina, César Carlos Preciado Velázquez, y los comandantes de las estratégicas regiones navales de Veracruz, Mazatlán y Acapulco, Raúl Pérez Vázquez, Javier Abarca García y José Manuel Salinas Pérez respectivamente.
Más allá de las desconfianzas y sospechas, para el grupo de Ojeda es prioritario mantener el control de la armada por temas administrativos; en especial por las denuncias que el propio gobierno ha dejado correr respecto a presuntas contrataciones irregulares de en las que se ven involucrados los sobrinos políticos del almirante secretario.