Con el regreso a Acapulco del Tianguis Turístico de México, la atención del sector empresarial especialmente de los estados con una actividad turística relativamente importante en su Producto Interno Bruto como Morelos, se ha dirigido al puerto del Pacífico. Por sí mismo, el tianguis es una herramienta poderosa para atraer inversiones y promover apuestas turísticas para empresas y gobiernos.
Cada gobierno estatal apuesta al tianguis turístico de acuerdo con sus definiciones de políticas públicas bajo la lógica de que es una industria que requiere una inversión relativamente menor a otras, y genera dividendos casi de inmediato; en este sentido, se considera una actividad importante en los estados que, por su geografía tienen atractivo turístico o lo han construido mediante la inversión pública.
Morelos llegó al tianguis turístico con una fuerte apuesta, la exhibición del estado en Acapulco, está entre las más extensas, y presenta una oferta variada que va desde los balnearios y haciendas hasta el turismo incluyente y seguro para la comunidad LGBT+, con lo que espera recuperar su lugar como alternativa a las estadías largas de que gozan otros estados de la región sur, como Oaxaca y el anfitrión Guerrero, y algunos de la región centro como Jalisco, Guanajuato y Michoacán.
El problema, sin embargo, es mucho mayor que la promoción, como bien advirtió el presidente de la Concanaco-Servytur, Héctor Tejada, durante la inauguración del tianguis el domingo: “”nuestros destinos deben de tomar vida plena nuevamente, tiene que seguir evolucionando, adoptando modelos de desarrollo y aprovechamiento actualizados, modernos, seguros, disponibles y sustentables”, dijo y no es cosa sencilla; básicamente porque para ello se requiere inversión pública en infraestructura de transporte y conectividad, y garantías de seguridad para los visitantes, la certificación de los sitios turísticos, entre otros que en México por lo menos incomodan, y en Morelos duelen muchísimo.
Porque el déficit de infraestructura tiene ejemplos muy tristes en Morelos: un aeropuerto prácticamente inútil, una ampliación carretera que lleva casi una década sin concluirse, un puente en que se invirtieron muchos millones y no tiene principio ni fin, un libramiento que ha sido apodado el paso de la muerte, carreteras vecinales inseguras, zonas sin señal de telefonía, bloqueos carreteros constantes, que hacen mella en la capacidad del estado para recibir visitantes a pesar de los atractivos escénicos y turísticos que posee.
La seguridad pública es otro tema preocupante en Morelos, el embajador de los Estados Unidos, Ken Salazar, reconoció durante la reunión de la comisión de turismo de la Conferencia Nacional de Gobernadores que México y Estados Unidos viven con miedo por la violencia armada. Morelos es una de las entidades donde la violencia sigue creciendo en los últimos años y la desatención de los gobiernos a la urgencia de un cambio de estrategia toma tintes de necedad. Diplomáticamente, el embajador dijo que los estados toman medidas adecuadas en materia de seguridad, aunque los resultados no aparecen según reflejan las cifras oficiales y hasta las alertas de viaje emitidas por Estados Unidos y Canadá.
Otro asunto es el que corresponde directamente a los empresarios, la calidad de los servicios turísticos en Morelos depende de ellos y de su visión para modernizarlos, sin quitarles la esencia que los hace atractivos. Un ejemplo de buenas prácticas es el que ofrece el INAH en la zona arqueológica de Xochicalco, que ha combinado la escena prehispánica con la realidad virtual. Sin embargo, esta idea de modernización no ha llegado, por pobreza o descuido, a todos los sitios. Hay espacios que abusan del término rústico para ofrecer a los visitantes experiencias de extraordinario padecimiento y sacrificio. Otros espacios no han explotado adecuadamente su potencial para ubicarse entre los favoritos de los nuevos públicos.
El gobernador, Cuauhtémoc Blanco estuvo los primeros dos días del tianguis junto a su esposa y a la secretaria de Turismo, Julieta Goldzweig. Escucharon los mismos argumentos que el resto de los asistentes y seguramente aprendieron mucho de las nuevas tendencias en materia turística que mostraron estados como Sinaloa, Guanajuato y Guerrero, entre otros. Lo deseable es que ese conocimiento derive en políticas públicas que impulsen la recuperación del turismo en el estado.
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