Nada regalan en la vida, la suerte no existe, solo el esfuerzo y el trabajo. Así es, o así debería ser siempre. Nuestra sociedad nos ha creado el falso sueño de que, saliendo en los medios de comunicación, inventando un personaje o una estrategia, podemos ser ricos y famosos en un momento.
Con todo eso, lamentablemente hemos perdido el valor del esfuerzo, ya no creemos en él o peor aún, pensamos que es algo intangible.
Y también pensamos que ganarse la vida con esfuerzo día a día es una estupidez, y soñamos con ganarnos la lotería basados en la mentira, en el engaño o en la falta de respeto hacia nosotros mismos o hacia los demás al fomentar los resultados positivos con un mínimo de esfuerzo, o muchos quieren ese minuto de gloria que les haga conseguirlo todo en un momento, conseguir cosas materiales sin pensar que el verdadero logro está en el valor del esfuerzo personal midiendo las acciones e incentivándonos día a día.
Los grandes hombres y las grandes mujeres son aquellos que se esfuerzan sin descanso, son los que pasan su vida encerrados en un laboratorio buscando un descubrimiento que ayude a la humanidad, son los panaderos que se levantan antes que el sol para ofrecernos “el pan nuestro de cada día” o esos médicos que deciden cruzar fronteras para ayudar a los demás sin esperar nada a cambio, esos reporteros que arriesgan su vida para ofrecer testimonio de lo que ocurre durante el día o la noche, los profesores que dedican su vida al estudio y ofrecen sus conocimientos a los demás, esas mamás que cada día hacen de enfermera, de psicóloga o de amiga con sus hijos, todas esas personas que se levantan cada día dando gracias por tener un trabajo y ganarse el pan “con el sudor de su frente” , esos son los grandes hombres y mujeres que serán los que al menos, tendrán mayores posibilidades de sobresalir o tener éxito a la hora de emprender y en base a la experiencia adquirida, podrán llegar a ser, verdaderos empresarios.
No nos engañemos, el esfuerzo es dignidad, es intentar hacer las cosas mejor con una sonrisa, con ganas de seguir luchando día a día, hora a hora y minuto a minuto, por conseguir nuestros sueños; el ser consciente de los errores que cometemos y buscar alternativas, aunque ese día hayamos trabajado el doble, eso es dignidad y esfuerzo y tarde o temprano, nuestra negocio o empresa, será de manera cuantificable, el verdadero beneficiado de ese empuje y dedicación constante y latente, no le enseñemos a nuestros hijos que las cosas se consiguen fácilmente, porque todo tiene un precio, sacrificio y aprender que todo se consigue con el esfuerzo es una de las grandes enseñanzas que podemos recibir cuando somos pequeños y nos permitirá de la misma forma, heredar esta virtud a cada miembro de nuestra familia y de nuestros colaboradores.
El valor del esfuerzo desde la empresa en la formación de las personas es esencial, al enseñarlos, se transmiten además otros valores primordiales como la fortaleza, la paciencia, la tolerancia o la generosidad y se elimina la idea equivocada, de que todo llega sin hacer nada o con el mínimo esfuerzo, claro, que los resultados deberán ser retribuidos de manera tangible y deberán ser lo suficientemente alcanzables y siempre vistos como un logro primero de un equipo y después en lo personal, nunca el resultado de una sola persona podrá tener mayor relevancia o importancia que el logro obtenido de manera conjunta y que este contribuyó al logro de metas establecidas que hicieron potencializar a su área de responsabilidad, una empresa exitosa, tiene como primordial objetivo, el desarrollo permanente de su recurso humano, trabajemos todos los días para lograrlo.
¡Que así sea!