El 19 de julio de 2017 la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) publicó en su sitio de internet, una nota informativa a propósito del proceso electoral que en ese entonces vivía la Asociación de Industriales y Empresarios de Morelos (ADIEM) filial en el estado de Morelos del sindicato patronal.
En la publicación se daba cuenta, de manera escueta, de la crisis que se había generado en el proceso electoral que, al tiempo, definió la división del organismo empresarial en Morelos, asunto inédito en la historia del sindicato patronal a nivel nacional sobre el cuál la máxima dirigencia expresó:
“Por todo esto, la Confederación Patronal de la República Mexicana manifiesta que es respetuosa de la Libertad Sindical de la que gozan sus socios, pero también es vigilante del cumplimiento del principio de legalidad y de la atención a las resoluciones de los diferentes Órganos de Gobierno” definición que, por cierto, terminó por hundir la fortaleza y representatividad que, en otros momentos de su historia, había exhibido la emblemática organización empresarial en el estado.
Fundada el 26 de septiembre de 1929 –en pleno maximato– a iniciativa del industrial regiomontano Don Luis G. Sada, la Coparmex se distinguió desde su inicio por la libertad de afiliación que implicaba la participación de los patrones en sus filas, a diferencia de lo que les obligaba a todas las empresas del país la Ley de Cámaras y Organizaciones Empresariales, legislación cuyo origen data desde momentos anteriores al porfiriato, periodo en el cual se consolidó para luego constituir parte del andamiaje institucional del México Postrevolucionario.
El caso Morelos, resulta único en la historia del sindicato patronal y se ha constituido como un paradigma que refleja el grado de deterioro que viven las organizaciones empresariales en Morelos, en un entorno de descomposición social en el que el ejercicio de la política ha incidido como un catalizador que ha profundizado la crisis en que se halla inmersa la sociedad morelense.
Los conflictos y luchas sórdidas para hacerse de la representación de las organizaciones empresariales en Morelos han vivido diferentes episodios y, si bien el de la ADIEM-Coparmex ganó notoriedad nacional, no ha sido el único.
En algún momento de su historia, la expresión local del Consejo Coordinador Empresarial fue desconocida por el propio organismo a nivel nacional por no ajustarse a las normas éticas y organizativas que rigen a la máxima representación de los intereses del sector privado en México.
La función primordial de las organizaciones empresariales del país ha sido la de ejercer un contrapeso ante el ejercicio del poder público pero, en no pocas ocasiones, sus representantes se han entregado al embeleso del poder y terminan por ser parte de un sistema de gobierno que los absorbe e integra a su misma esencia.
¿Serán capaces de sacar la casta para dar rumbo y certidumbre a las empresas de Morelos sus actuales representantes? ¿Entenderán que la cancha y las reglas del juego se están transformando?
El tiempo y los propios empresarios serán los mejores jueces.