/ martes 28 de marzo de 2023

La (in) capacidad de gobernar

La hipótesis de que uno o varios partidos medianos de semejante ideología rescaten a uno que está a punto de perder su registro para contar en el corto plazo con su voto en las decisiones tomadas en el Congreso y eventualmente para formar alianza rumbo a una competencia presidencial pareciera no ser tan frecuente.

Sin embargo, si consideramos los casos de aquellos países de centro y Sudamérica que se caracterizan por disponer de un gran número de partidos pequeños en la competencia por las posiciones políticas, resulta muy importante analizar e ir a fondo en el estudio de este planteamiento.

Otra de las motivaciones de los partidos medianos o grandes que compiten con el régimen para rescatar a uno pequeño renunciando a los votos a su favor puede ser que esa fuerza política no sea cooptada por el gobierno para fortalecerse, o que termine aliado a otro partido político, al margen de su ideología, y que le restaría votos de los pocos o muchos militantes y seguidores de que dispusiera, y que haría más atractivo al partido al que se sumara porque tendría mayores posibilidades de obtener posiciones legislativas y/o gubernativas en futuras elecciones.

Lo mismo el régimen puede optar por aliarse con partidos pequeños y proyectarlos a mayores niveles de votación para, a su vez, contar con un mayor número de asientos que respaldo en sus congresos, que las oposiciones rescatarlos de la desaparición para obtener mayor fuerza y ser más competitivos, aspirando con mayores posibilidades a acceder a escaños y competir por cargos públicos más importantes.

En gran medida, falta estudiar casos que salen de los esquemas tradicionales:

Dentro de un distrito primario específico, los escaños siempre se asignan primero a los cárteles (si los hay), luego a las listas (si las hay) y finalmente a los candidatos, nos dice la literatura. Sin embargo, hay una salida para demostrar que este tipo de alianzas con la coordinación estratégica de múltiples fases es posible, sobre todo cuando los políticos y los dirigentes de los partidos tienen la visión suficiente de plantearse un futuro más favorable, aunque de momento, en la elección en la que no son sus candidatos los postulados, o de abstenerse a ofertar candidaturas al electorado y ofrecer su voto cautivo a favor de un pequeño partido en vísperas de perder el registro, no obtengan el triunfo.

En las perspectivas de largo plazo, cuando un político piense que causa la derrota de otro candidato, ello demostrará que el respaldo de su grupo es crucial y le permitirá obtener concesiones políticas. Quizá piense que su posición será más favorable cuando se presente a un cargo en los próximos comicios. En lugar de un juego de coordinación de una sola etapa, se trata de uno de múltiples etapas donde se llevará a cabo una serie indefinida de múltiples opciones, donde las expectativas de viabilidad pueden estar o bien sólidamente establecidas, o bien pueden no estarlo. En el oficialismo, todas las expectativas las conduce el (único) dirigente que, toma las decisiones por sus seguidores formales e informales. Es verdad que la política de masas del cardenismo es dirigida hace mucho tiempo por López Obrador en la idea de establecerse como el principal dirigente social de país (el concepto que le prodigó Miguel Ángel Granados Chapa) y, ahora extiende esa virtud en la más amplia concentración del poder que se recuerde de presidente alguno, para involucionar a la idea de la restauración del régimen del PRI, aunque en esta oportunidad, sin profesionales de la política y, por tanto, sin capacidad de gobernar, como estableció el profesor Y. Dror y, con una señal sumamente grave: alentando desde la jefatura del Estado una violencia política y de género a la primera mujer titular del poder judicial de la Federación en 120 años; se trata de un elemento simbólico de la retórica oficialista muy preocupante en un país con saldos muy delicados no sólo en torno a la igualdad de oportunidades, sino en un contexto de violencia notable hacia la mujer.


Facebook: Daniel Adame Osorio

Instagram: @danieladameosorio

Twitter: @Danieldao1


ÚLTIMAS COLUMNAS