/ viernes 12 de julio de 2024

Intercambio académico y cultural en Argentina (II)

Por José Antonio Quiñones Spindola

El vuelo fue largo y pesado, pero nada iba a impedir que la emoción que sentíamos por haber emprendido este viaje se fuera por cosas tan pequeñas. El grupo, de casi 30 colaboradores de CUHE, nunca mostró cansancio ni se quejó de nada. Al contrario, el ánimo en todos se reflejó todos y cada uno de los días en los que estuvimos en Buenos Aires. El primer fin de semana se ocupó como reconocimiento de dónde estábamos parados, como lo hiciera San Martín hace tantos años cuando llegó a tierras pamperas y se asentó para fundar lo que hoy es la República Argentina.

Es cierto, aunque la mayoría de los que emprendimos el viaje era la primera vez que estaban fuera de nuestro país, el hecho de visitar una nación con tantas características semejantes a las que estamos acostumbrados nos ayudó a ubicarnos y reconocer la zona. Es innegable que quedamos enamorados, como alumnos de secundaria, de la arquitectura, los parques y las calles que ofrece Buenos Aires.

Dar un paseo por Recoleta, San Telmo, La Boca, Puerto Madero o Palermo siempre viene bien para quienes se encuentran ávidos de conocer una cultura diferente, sin embargo, no solo conocimos museos y sitios históricos como la Casa Rosada o el Centro Cultural Kirchner y sus grandes puestas en escena, además de conciertos gratuitos, sino que CUHE nos llevó a conocer la otra parte de la zona bonaerense, esa donde sucede la magia de la educación y se le pone el pecho a las balas de quienes quieren acabar con ese derecho universal, como el caso del actual presidente argentino (Javier Milei): las universidades.

El primer centro educativo que se visitó fue la Universidad Nacional de Quilmes donde pudimos realizar el intercambio previsto y ensayado hasta el cansancio por tanto tiempo, pues se nos brindó un espacio donde hablamos de nuestra cultura para luego cerrar con la exhibición artística preparada a través de presentaciones de bailables regionales de nuestra nación. El primer paso estaba dado y nos sentíamos satisfechos por haber iniciado. Claro, reflexionamos sobre esa primera experiencia y encontramos puntos que aún podíamos mejorar.

Luego, una vez que el último integrante de la comitiva se nos unió, zarpamos como lo hacen los grandes barcos que atraviesan el Río de la Plata para conocer una escuela primaria para adultos donde mantuvimos una charla muy interesante sobre las acciones que ellos toman para apoyar a los jóvenes y adultos que ahí estudian a culminar sus estudios básicos. Fue realmente emotivo escuchar las experiencias de los estudiantes para superarse y trascender, aunque, la verdad, tampoco es que nos sorprendiera tanto ya que en México vivimos casos muy similares. A pesar de ello, el intercambio resultó enriquecedor pues nos dimos cuenta de todos los aspectos en los que coincidimos a pesar de ser lugares tan lejanos.

Fue en esa escuela que se nos advirtió de una de las experiencias más interesantes del intercambio y que, por supuesto, no estaba en la agenda: me refiero al paro nacional que se tenía planeado para evitar que se promulgara una ley que lastima a todos los empleados de gobierno. La realidad es que asistimos a la cita puntuales y, platicando con los asistentes, nos dijeron que la llamada Ley Bases no garantizaba recursos ni demostraba apoyo a muchos gremios de trabajadores estatales. ¿Qué sucedió entonces? Que fuimos a la manifestación y vivimos en primera persona la forma en la que la sociedad se manifestaba, para luego ver por la televisión la reprimenda por parte de las autoridades, actos que nosotros no vivimos en nuestro país.

Y, haciendo uso de la frase de Gustavo Cerati, una vez pasado el temblor, fuimos transportados hasta la Universidad Arturo Jauretche, donde parecía que se nos había estado esperando para mostrarnos el hall principal del edificio que, como tal, nos recibió y acogió con un mural espectacular donde se narra la historia moderna de Argentina. Luego, en ese mismo edificio se nos trasladó al auditorio principal para atender un video sobre la trayectoria y la bienvenida a esta Universidad.

La sala de maestros fue la siguiente parada donde se nos consintió con un tradicional asado y en la cual pudimos encontrar más colegas para platicar sobre los temas académicos y políticos en los que teníamos dudas. Esta sala nos ayudó infinitamente a abrirnos al diálogo, incluso sin haberlo solicitado, se nos apapachó de más.

Finalmente, la Unversidad Arturo Jauretche, nos acondicionó todo para participar de un ejemplo de cómo se llevan las clases virtuales, sincrónicas y asincrónicas. Ya luego de todo esto, elintercambio cultural se llevó a cabo y el grupo de danza cumplió con el objetivo de representar la cultura mexicana en Argentina. Se bailó. Se sudó. Se sufrió, pero se cumplió con creces bailando las danzas típicas de Yucatán, Veracruz y Jalisco. La gente se acercó como si de loco estuviera pasando, pero mientras ellos observaban los bailables, los que estuvimos afuera logramos dimensionar que el 80% de los estudiantes de la Universidad Arturo Jauretche son primera generación que estudia a ese nivel, amén de que la zona donde se encuentra esta Universidad es sumamente marginal en temas socioeconómicos

Al final, los días que quedaron nos dedicamos a continuar paseando, no solo por la Ciudad Autónoma de Argentina, sino por las calles y edificios viejos de la Colonia del Sacramento en Uruguay también pero, sobre todo, nos quedó el reconocimiento a un esfuerzo titánico que se vio plasmado en cada sonrisa (tanto de artistas como de público) al saber que la misión se había cumplido, que CUHE se posicionaba en el orden internacional y que sus estudiantes y maestros se volvían parte fundamental del capital intelectual de CUHE.

Todos, absolutamente, nos subimos al avión que despegaba del Aeropuerto de Ezeiza con rumbo a la Ciudad de México satisfechos y con el pecho inflado de haber tomado la decisión de viajar y de aprender de todas y cada una de las lecciones que pudimos observar a lo largo de once días. Remato diciendo que estamos listos y que CUHE va por más.

JOSÉ ANTONIO QUIÑONES SPINDOLA es Doctor en Educación por las Universidades de Salamanca (España) y Cuautitlán Izcalli. Ha recibido Doctorado Honoris Causa por parte del Claustro Doctoral Hispano Mundial de Líderes Globales, así como por el Claustro Doctoral. Actualmente es Subjefe Técnico Pedagógico del Departamento de Telesecundaria en el Valle de México y docente a nivel doctorado en el Centro Universitario Humanista en Educación (CUHE).

Por José Antonio Quiñones Spindola

El vuelo fue largo y pesado, pero nada iba a impedir que la emoción que sentíamos por haber emprendido este viaje se fuera por cosas tan pequeñas. El grupo, de casi 30 colaboradores de CUHE, nunca mostró cansancio ni se quejó de nada. Al contrario, el ánimo en todos se reflejó todos y cada uno de los días en los que estuvimos en Buenos Aires. El primer fin de semana se ocupó como reconocimiento de dónde estábamos parados, como lo hiciera San Martín hace tantos años cuando llegó a tierras pamperas y se asentó para fundar lo que hoy es la República Argentina.

Es cierto, aunque la mayoría de los que emprendimos el viaje era la primera vez que estaban fuera de nuestro país, el hecho de visitar una nación con tantas características semejantes a las que estamos acostumbrados nos ayudó a ubicarnos y reconocer la zona. Es innegable que quedamos enamorados, como alumnos de secundaria, de la arquitectura, los parques y las calles que ofrece Buenos Aires.

Dar un paseo por Recoleta, San Telmo, La Boca, Puerto Madero o Palermo siempre viene bien para quienes se encuentran ávidos de conocer una cultura diferente, sin embargo, no solo conocimos museos y sitios históricos como la Casa Rosada o el Centro Cultural Kirchner y sus grandes puestas en escena, además de conciertos gratuitos, sino que CUHE nos llevó a conocer la otra parte de la zona bonaerense, esa donde sucede la magia de la educación y se le pone el pecho a las balas de quienes quieren acabar con ese derecho universal, como el caso del actual presidente argentino (Javier Milei): las universidades.

El primer centro educativo que se visitó fue la Universidad Nacional de Quilmes donde pudimos realizar el intercambio previsto y ensayado hasta el cansancio por tanto tiempo, pues se nos brindó un espacio donde hablamos de nuestra cultura para luego cerrar con la exhibición artística preparada a través de presentaciones de bailables regionales de nuestra nación. El primer paso estaba dado y nos sentíamos satisfechos por haber iniciado. Claro, reflexionamos sobre esa primera experiencia y encontramos puntos que aún podíamos mejorar.

Luego, una vez que el último integrante de la comitiva se nos unió, zarpamos como lo hacen los grandes barcos que atraviesan el Río de la Plata para conocer una escuela primaria para adultos donde mantuvimos una charla muy interesante sobre las acciones que ellos toman para apoyar a los jóvenes y adultos que ahí estudian a culminar sus estudios básicos. Fue realmente emotivo escuchar las experiencias de los estudiantes para superarse y trascender, aunque, la verdad, tampoco es que nos sorprendiera tanto ya que en México vivimos casos muy similares. A pesar de ello, el intercambio resultó enriquecedor pues nos dimos cuenta de todos los aspectos en los que coincidimos a pesar de ser lugares tan lejanos.

Fue en esa escuela que se nos advirtió de una de las experiencias más interesantes del intercambio y que, por supuesto, no estaba en la agenda: me refiero al paro nacional que se tenía planeado para evitar que se promulgara una ley que lastima a todos los empleados de gobierno. La realidad es que asistimos a la cita puntuales y, platicando con los asistentes, nos dijeron que la llamada Ley Bases no garantizaba recursos ni demostraba apoyo a muchos gremios de trabajadores estatales. ¿Qué sucedió entonces? Que fuimos a la manifestación y vivimos en primera persona la forma en la que la sociedad se manifestaba, para luego ver por la televisión la reprimenda por parte de las autoridades, actos que nosotros no vivimos en nuestro país.

Y, haciendo uso de la frase de Gustavo Cerati, una vez pasado el temblor, fuimos transportados hasta la Universidad Arturo Jauretche, donde parecía que se nos había estado esperando para mostrarnos el hall principal del edificio que, como tal, nos recibió y acogió con un mural espectacular donde se narra la historia moderna de Argentina. Luego, en ese mismo edificio se nos trasladó al auditorio principal para atender un video sobre la trayectoria y la bienvenida a esta Universidad.

La sala de maestros fue la siguiente parada donde se nos consintió con un tradicional asado y en la cual pudimos encontrar más colegas para platicar sobre los temas académicos y políticos en los que teníamos dudas. Esta sala nos ayudó infinitamente a abrirnos al diálogo, incluso sin haberlo solicitado, se nos apapachó de más.

Finalmente, la Unversidad Arturo Jauretche, nos acondicionó todo para participar de un ejemplo de cómo se llevan las clases virtuales, sincrónicas y asincrónicas. Ya luego de todo esto, elintercambio cultural se llevó a cabo y el grupo de danza cumplió con el objetivo de representar la cultura mexicana en Argentina. Se bailó. Se sudó. Se sufrió, pero se cumplió con creces bailando las danzas típicas de Yucatán, Veracruz y Jalisco. La gente se acercó como si de loco estuviera pasando, pero mientras ellos observaban los bailables, los que estuvimos afuera logramos dimensionar que el 80% de los estudiantes de la Universidad Arturo Jauretche son primera generación que estudia a ese nivel, amén de que la zona donde se encuentra esta Universidad es sumamente marginal en temas socioeconómicos

Al final, los días que quedaron nos dedicamos a continuar paseando, no solo por la Ciudad Autónoma de Argentina, sino por las calles y edificios viejos de la Colonia del Sacramento en Uruguay también pero, sobre todo, nos quedó el reconocimiento a un esfuerzo titánico que se vio plasmado en cada sonrisa (tanto de artistas como de público) al saber que la misión se había cumplido, que CUHE se posicionaba en el orden internacional y que sus estudiantes y maestros se volvían parte fundamental del capital intelectual de CUHE.

Todos, absolutamente, nos subimos al avión que despegaba del Aeropuerto de Ezeiza con rumbo a la Ciudad de México satisfechos y con el pecho inflado de haber tomado la decisión de viajar y de aprender de todas y cada una de las lecciones que pudimos observar a lo largo de once días. Remato diciendo que estamos listos y que CUHE va por más.

JOSÉ ANTONIO QUIÑONES SPINDOLA es Doctor en Educación por las Universidades de Salamanca (España) y Cuautitlán Izcalli. Ha recibido Doctorado Honoris Causa por parte del Claustro Doctoral Hispano Mundial de Líderes Globales, así como por el Claustro Doctoral. Actualmente es Subjefe Técnico Pedagógico del Departamento de Telesecundaria en el Valle de México y docente a nivel doctorado en el Centro Universitario Humanista en Educación (CUHE).