Por María Fernanda Leyva Carbajal
La gratificación instantánea y la cultura de la inmediatez nos están matando y lo hacen por medio de un tiktok de 15 segundos.
Scrollear por horas en el celular, saltarse los intros de las series, utilizar al menos dos dispositivos tecnológicos al mismo tiempo, ser incapaces de leer un documento de más de media hoja; todos estos son ejemplos de uno de los males más importantes por los que atraviesa la generación Z hoy en día.
La cultura de la inmediatez se define como la necesidad de encontrar soluciones fáciles de digerir de manera rápida y con un mínimo esfuerzo, ya sean practicas físicas o virtuales y su demora muchas veces resulta en darse por vencidos o buscar soluciones en otro lado, al no poder esperar.
Poder acceder y cambiar de estímulo tecnológico en cuestión de segundos una y otra vez se ha convertido en uno de los principales problemas de la generación Z, generando en ellos la necesidad de un sistema de recompensa que los mantenga entretenidos y con un constante boost de dopamina, causando que en cuanto el contenido comienza a parecer aburrido, el usuario experimenta una sensación de ansiedad y necesidad de otro estimulo.
De acuerdo con la CNN, en 2004 el promedio de atención a una pantalla era de 2 minutos y medio, sin embargo, hoy en día el promedio es de 47 segundos.
Parece que el tiempo que pasamos en redes sociales es mínimo, pues la duración de los tiktoks son de menos de 3 minutos, visualizar un post de Facebook solo nos toma un par de segundos, la duración de un reel de Instagram es de menos de un minuto, así que es sencillo scrollear y scrollear, hasta caer en “doomscrolling”, este es un término popular que se refiere a la necesidad inconsciente de seguir scrolleando incluso cuando el cerebro tiene problemas procesando la información que le llega por todos los estímulos a los que fue sometido en un periodo corto de tiempo.
La cultura de la inmediatez está fuertemente ligada con la gratificación instantánea; este es un sentimiento de bienestar, placer y felicidad constante al conseguir algo que se deseaba en un periodo mínimo de tiempo con el mínimo esfuerzo; pensemos en un artículo que quieres comprar en línea, solo basta con un par de clicks para comprarlo y al día siguiente estará afuera de tu casa, de forma casi inmediata.
O que tal una serie que deseas ver, solo necesitas abrir la plataforma de streaming, aguantar los 3 segundo de intro (porque la saltaste) y comenzar a ver la serie… hasta que te empiece a parecer aburrida y abras tiktok en tu celular mientras “ves” la serie. Eso es gratificación instantánea.
Probablemente muchos de los lectores que abrieron este articulo ya hayan dejado de leer o tengan algún estimulo tecnológico adicional para este punto.
La cultura de la inmediatez y la gratificación instantánea están fuertemente relacionadas a la toma de decisiones impulsivas, pues el usuario no se detiene a pensar en las repercusiones del futuro cuando toma una decisión que le traerá gratificación instantánea, por ejemplo, cuando realiza una compra en línea o acepta los permisos de accesibilidad de algún sitio web.
El algoritmo que utilizan las plataformas también juega un papel muy importante en esta tendencia a la inmediatez, pues es como si tuvieras un asistente personal que aprende constantemente sobre tus intereses, búsquedas, aficiones, gustos e interacciones con otras personas en redes sociales y en base a esa información te muestra contenido casi personalizado, donde su meta es que te mantengas en la aplicación el mayor tiempo posible; para lograrlo, se aseguran que todo el contenido, incluidos anuncios, sean artículos de tu interés, haciendo imposible despegarte del celular.
Según datos de Statista 2024, el promedio mundial que una persona paso en redes sociales durante 2023 al día fue de 151 minutos, siendo Filipinas el país que más tiempo pasa en redes sociales con un promedio de 3 horas 53 minutos al día.
Problemas como la adicción al teléfono, gratificación instantánea y cultura de inmediatez están fuertemente relacionadas con problemas de salud mental como baja capacidad de atención, estrés, ansiedad, baja tolerancia a la frustración, perdida de la capacidad de tener paciencia, desapego con la realidad, problemas para la resolución de conflictos, irritabilidad y depresión.
La inmediatez está generando que dejemos de utilizar el pensamiento crítico para la toma de decisiones, la resolución de problemas y la predicción de resultados, además, reduce la capacidad de ser creativos sin la intervención de un estímulo del exterior.
¿Qué podemos hacer para detener este problema?
Entender que, aunque vivimos en una era instantánea llena de trends pasajeros, sobreestimulación de medios, algoritmos y tiktoks de 15 segundos, es importante que aprendamos a desconectarnos de los medios digitales.
Algunas maneras de disminuir este apego tecnológico son:
Fomentando la lectura de libros físicos, incentivando la interacción cara a cara con otras personas, visualizar videos de larga duración, no utilizar más de un dispositivo tecnológico a la vez, limitar el tiempo de uso de aparatos tecnológicos con fines recreativos a menos de 2 horas al día, no utilizar el celular cuando se hacen actividades cotidianas como comer o cocinar, dejar de usar el celular al menos una hora antes de dormir, priorizar actividades recreativas que incentiven tu creatividad como tocar algún instrumento o practicar un deporte.
Nosotros somos los únicos responsables de nuestra salud mental y física, no dejemos que la tecnología arruine nuestras mentes.
MARÍA FERNANDA LEYVA CARBAJAL es alumna de la Licenciatura en Negocios Internacionales de la ESCA Santo Tomás