“Pasiones que inclinan a los hombres a la paz. Las pasiones que inclinan a los hombres a la paz son el temor a la muerte, el deseo de las cosas que son necesarias para una vida confortable, y la esperanza de obtenerlas por medio del trabajo. La razón sugiere adecuadas normas de paz, a las cuales pueden llegar los hombres por mutuo consenso”.
Estrato del libro Leviatán de Tomas Hobbes (1651).
Sin duda alguna, inicio esta columna con un fragmento del texto de Hobbes, filósofo inglés y fundador de la política moderna y del Contrato Social; ya que la nueva era política que inició nuestro país el pasado 1° de octubre, es de una fuerte expectativa que llama al trabajo colaborativo y a la suma de voluntades para gestar, el resurgimiento de la gran nación de la que somos parte.
En especial, en ¡La tierra de Zapata!, en ¡La Tierra del jefe!, como decimos los morelenses; crecimos con la firme idea de qué la tierra, “es de quien la trabaja”, pero históricamente estas palabras demostraban el encono que había por la opresión de cacicazgos a lo largo de nuestro territorio.
Sin embargo, el pasado 1° de octubre, desde el primer minuto a la llegada de la primera mujer gobernadora, y literalmente, al primer minuto, se logró vislumbra un gran cambio, un giro sumamente importante en la política estatal, a más de 72 horas de la nueva administración, hoy bajo el eslogan: “La tierra que nos une”, es un fuerte llamado de pertenencia al lugar, en el que hemos crecido y nos hemos desarrollado miles de morelenses.
La suma de voluntades y los mensajes claros y precisos de qué trabajando en conjunto podremos hacer grandes cambios, marca el inicio del compromiso que tiene Margarita González Saravia, primera gobernadora en nuestra entidad que mediante una visión de trabajo busca lograr la prosperidad, el crecimiento económico, así como la educación y la seguridad de nuestro estado, tan necesaria en los últimos años.
En lo particular, me embarga el entusiasmo y la esperanza de mirar claramente, un gobierno de puertas abiertas, de romper los paradigmas a la resistencia al cambio, de nuevos tiempos para el estado de Morelos, para un mejor futuro de jóvenes, de madres y padres, así como de nuestros hijos.
Sin duda, se renueva el Contrato Social a través de los consensos para lograr la paz, en donde se pone en el centro el bienestar de la sociedad, respetando las libertades y sumando la diversidad, otorgándole al pueblo el poder de decidir.
A más de 72 horas, las acciones son claras y contundentes; seguro estoy que seguiremos mencionado más decisiones que beneficien a miles de morelenses, como fue la declaratoria del aumento al salario de policías estatales, la incorporación al Mando Coordinado de la capital de la entidad y la firma del convenio con nuestra universidad, sin duda, un escenario muy esperanzador.
Hoy, es momento que las mujeres y hombres que acompañan a nuestra gobernadora de igual manera sumen voluntades para el cambio. Desde nuestra trinchera, reconocemos y deseamos el mayor de los éxitos. Concluyo diciendo que el antagonismo ha sido el motor que ha impulsado muchos cambios, pero la utopía, aunque inalcanzable también nos sirve para avanzar; y hoy para transformar.
Seguimos trabajando, ¡nos leemos pronto!
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