A inicios del 2013 creamos el modelo de Mando Único de la policía Morelos. Me tocó llevar a cabo su implementación, la tarea de explicar y convencer a los presidentes municipales no fue sencilla; generar el modelo de convenio y finalmente firmarlo con los 33 ayuntamientos en un acto histórico.
Los niveles de violencia y de inseguridad se habían incrementado a partir del operativo que realizó la Marina en 2010 en donde resultó muerto un importante líder del cártel de los Beltrán. A partir de entonces empezó a crecer el delito de secuestro, como en la época de aquel General que fue gobernador.
La estrategia que se implementó se basó principalmente en el establecimiento de mecanismos muy serios y eficaces de coordinación entre los tres niveles de gobierno, entre las dependencias estatales y federales y por supuesto con los municipios del estado.
Para poder enfrentar el delito de secuestro y la extorsión se creó una unidad especializada dentro de la entonces procuraduría estatal de justicia PGJ, la llamada UECS que hasta la fecha existe como una fiscalía especializada. Se dotó a la UECS de tecnología de punta en materia de investigación.
Los resultados no se hicieron esperar, la gran coordinación entre instancias y dependencias, municipios y policías, conjuntamente con la UECS y la Comisión Estatal de Seguridad, se empezaron a abatir los índices delictivos en materia de secuestro, extorsión y en general en todos los delitos de alto impacto.
El grupo de coordinación interinstitucional que se reunía todas las mañanas, coordinado por el Secretario de Gobierno, obligaba por así decirlo, a las diferentes instancias a trabajar dejando a un lado diferencias, rivalidades y otros vicios que son un obstáculo para lograr los objetivos planteados.
A partir de la llegada del actual gobierno, se empezó a deteriorar el modelo, a pesar de que quisieron implementar lo que han llamado el Mando Coordinado cuyos resultados han sido un rotundo fracaso.
La coordinación entre la Fiscalía y la CES se deterioró por el capricho del gobernador de querer quitar al fiscal para poder nombrar uno a modo, a la fecha no lo ha logrado y por el tiempo que le resta a su mandato se irá sin haberlo conseguido; ha sido su obsesión desde el primer día de su administración.
Este enfrentamiento permanente ha sido uno de los motivos por los cuales en Morelos estamos sufriendo los más altos niveles de violencia nunca antes vistos, inseguridad, extorsión y de cobro de derecho de piso. El propio alcalde de Cuautla ha reconocido que el cincuenta por ciento de los comercios de la ciudad pagan piso a la delincuencia; ¿así o más cínico?
Si trabajando de manera coordinada es difícil, bajo un clima de enfrentamiento permanente entre instituciones, es absolutamente imposible tener resultados medianamente aceptables.
El actual gobierno dejó caer la capacidad instalada en materia de videovigilancia, cientos de cámaras no funcionan, no ha avanzado un milímetro en materia de tecnología de investigación y tampoco se ha preocupado por mejorar las condiciones laborales de los policías y reclutar a más elementos. Se dice que el déficit de policías es de nueve mil efectivos.
Por eso la policía Morelos no realiza detenciones en flagrancia, la respuesta cuando se da es tardía y en la mayoría de los casos inexistente.
EL gobernador se ha dedicado a simular, a echarle la culpa al pasado, a pelear con la FGE, con la Comisión de Derechos Humanos, con los ayuntamientos; su comportamiento no ha estado a la altura de las necesidades de los morelenses.
Al futbolista le preocupa muy poco Morelos y el juicio de la gente, sabe que tiene la aceptación y el respaldo del presidente de la república, ahora está pensando en ser legislador federal; ¡qué exceso!
Al ídolo del balompié le quedó enorme el saco, su gobierno ha sido una enorme farsa.
Lo que es muy claro es que la mejor política de seguridad empieza por una férrea voluntad política de quien encabeza al estado y la capacidad de coordinar a las distintas dependencias y niveles de gobierno, de ahí se debe de partir.
Tómalo en cuenta antes de votar.