/ jueves 28 de noviembre de 2024

Plan de Ayala. Otilio Montaño, el docente revolucionario

Hay escuelas, calles y colonias que llevan el nombre de “Plan de Ayala”, y quizás por el pasar de los años, muchos dan como algo normal o común que se asigne ese nombre, principalmente para denominar una institución o asentamiento humano, pero lo cierto es que, el Plan de Ayala tuvo una gran relevancia que los morelenses y los mexicanos, por supuesto, no podemos dejar pasar por desapercibido, ¿pero en qué radica esa importancia?

El 28 de noviembre de 1911 se proclamó el Plan de Ayala, donde resaltan dos figuras morelenses; en un primer momento tenemos a Emiliano Zapata, la máxima figura genuina de la Revolución, pero también debe dársele el justo valor a la persona del profesor Otilio Montaño. En el presente artículo queremos plasmar la relevancia tanto del Plan de Ayala como del maestro Montaño.

Y bueno, es necesario exponer algunos antecedentes para poder comprender la importancia de esta fecha. Recordemos que la Revolución Mexicana inició el 20 de noviembre de 1910 bajo una lógica de inconformidad política electoral por la nueva reelección presidencial de Porfirio Díaz, personaje que la historia oficialista lo ha sentenciado como dictador; sin embargo, hay que reconocer que es con Díaz que se consolida el Estado mexicano, entendiendo a éste como una organización política estable tanto al interior como al exterior, situación que no tenía México desde que se independiza y hasta la restauración de la Republica con Juárez, no por nada México fue objeto de invasiones, perdiéndose más de la mitad del territorio ante Estados Unidos. Entonces, Díaz consigue esa estabilidad política y administrativa, pero su falla radicó en que a pesar de haber generado orden y crecimiento económico, se creó una oligarquía, y por ende la mayor parte del pueblo mexicano vivía en una situación de explotación laboral y despojos agrarios, había una injusticia social al cubo.

Francisco I. Madero lanza el Plan de San Luis donde desconoce a Díaz como presidente, y convoca a levantarse en armas contra el gobierno el 20 de noviembre de 1910. En Morelos, se le unen a la causa maderista Pablo Torres Burgos y Emiliano Zapata, con la promesa del propio Madero, que una vez derrocado el general Díaz, se les restituiría las tierras a los campesinos que habían sido objeto de despojos por muchos años, que digo años, siglos, desde la Colonia. Pero todo fue una mentira, ya que una vez que llega al poder Madero, no se da esa restitución de las tierras, incumpliendo con ello los postulados del Plan de San Luis. Ahora, se debía legitimar de otra forma la lucha agraria liderada por Zapata, y ¿cómo sería ello? Mediante otro mecanismo político: el Plan de Ayala.

Y en esta lógica, el Plan de Ayala fue el instrumento medular para legitimar la causa revolucionaria que buscaba la justicia agraria. Los zapatistas no podían emprender una lucha armada ahora contra el gobierno de Madero si no había una legitimación política, por ende, necesitaban fundamentar su lucha. El Plan de Ayala fue confeccionado por Emiliano Zapata, Otilio Montaño, principalmente, y José Trinidad Ruiz. Dicho plan se conformaba por 15 artículos, de los que destacan los siguientes:

  • Artículo 1, donde se establece que se daría continuidad a la Revolución hasta derrocar los poderes dictatoriales.
  • Artículo 2, en el cual se desconoce a Madero como Jefe de la Revolución y Presidente de la República.
  • Artículo 4, mediante el cual la Junta Revolucionaria del Estado de Morelos hace suyo el Plan de San Luis para darle continuidad a la causa en beneficio de los pueblos oprimidos.
  • Artículos 6 y 7, donde se encuentra la esencia de la justicia agraria en restituir las tierras a sus legítimos propietarios y expropiarse con previa indemnización una tercera parte de los monopolios de tierras a favor de aquellos que solo cuentan con la tierra que pisan para que se mejore la prosperidad y bienestar de los mexicanos (reparto agrario).
  • Artículo 10, quedando de manifiesto que los jefes militares que apoyaron el Plan de San Luis en su momento y que ahora se opongan al presente plan, se les considerara traidores a la patria.
  • Artículo 15 donde se hace el llamado a los mexicanos de volverse contra Madero por haber traicionado a la Revolución, haciendo valer primero los principios y no a los hombres.

Dicho plan termina con la consigna: “Reforma, Libertad, Justicia y Ley”.

Con la promulgación del Plan de Ayala, la lucha agraria se extiende a otros Estados, a tal grado que para octubre de 1912 las fuerzas zapatistas aumentaron y así se estableció el Ejercito Libertador del Sur. Y es precisamente que la lucha agraria reconfigura la Revolución Mexicana, pasando de un movimiento con raíces electorales a un movimiento con sentido social.

Ahora bien, la figura del maestro Otilio Montaño fue clave en el Plan de Ayala pues es quien lo redacta bajo las ideas de Zapata, dando ese toque de redacción que bajo su formación docente se lo permitía. Y en esta tesitura es importante agregar que Otilio Montaño como profesor de escuela, buscó superarse siempre, que es de reconocerse pues era complicado tener estudios profesionistas en el contexto que le tocó vivir.

Otilio Montaño tenía el grado de general, sin embargo, su gran aportación no radicaba en las armas sino en las ideas. Él expresó que no bastaba cambiar de persona como titular del Poder Ejecutivo, sino que era necesario una reforma constitucional que garantizara la justicia agraria, y en este sentido, es cierto, porque no se puede cambiar de régimen político si las estructuras siguen, es necesario una reingeniería en todo sentido, tanto político, jurídico, económico, social y educativo.

Las consignas agrarias se lograron plasmar en la Constitución de 1917, dándole así el carácter, junto con otras más (laborales, educativas), de corte social. Y a pesar de los años, México aún tiene sus cimientos en las causas sociales, pero no por ello significa que deban permanecer estáticos sino que se deben adecuar a los contextos sin dejar de lado la esencia.

México y Morelos viven momentos de cambio, donde es importante tener presente la historia, para que los políticos que están en el poder no simulen, y para ello, la participación de la ciudadanía es esencial, y esto se puede lograr mediante una educación que forme ciudadanos participativos y con sensibilidad por las causas sociales, buscando siempre el bien común.

Hoy se conmemora un año más del Plan de Ayala, y posiblemente se haga fiesta en escuelas o colonias que llevan ese nombre, pero sería de mayor utilidad una reflexión sobre lo que implicó este instrumento político que legitimó la lucha agraria y que es esencia del Estado de Morelos. No podríamos hablar de la Revolución Mexicana sin reconocer la importancia de aquellos revolucionarios que sustentaron su lucha y por lo que se derramó mucha sangre, en el Plan de Ayala. Se debe tener memoria histórica.

Facebook: Juan Carlos Jaimes

X: @jcarlosjaimes


Hay escuelas, calles y colonias que llevan el nombre de “Plan de Ayala”, y quizás por el pasar de los años, muchos dan como algo normal o común que se asigne ese nombre, principalmente para denominar una institución o asentamiento humano, pero lo cierto es que, el Plan de Ayala tuvo una gran relevancia que los morelenses y los mexicanos, por supuesto, no podemos dejar pasar por desapercibido, ¿pero en qué radica esa importancia?

El 28 de noviembre de 1911 se proclamó el Plan de Ayala, donde resaltan dos figuras morelenses; en un primer momento tenemos a Emiliano Zapata, la máxima figura genuina de la Revolución, pero también debe dársele el justo valor a la persona del profesor Otilio Montaño. En el presente artículo queremos plasmar la relevancia tanto del Plan de Ayala como del maestro Montaño.

Y bueno, es necesario exponer algunos antecedentes para poder comprender la importancia de esta fecha. Recordemos que la Revolución Mexicana inició el 20 de noviembre de 1910 bajo una lógica de inconformidad política electoral por la nueva reelección presidencial de Porfirio Díaz, personaje que la historia oficialista lo ha sentenciado como dictador; sin embargo, hay que reconocer que es con Díaz que se consolida el Estado mexicano, entendiendo a éste como una organización política estable tanto al interior como al exterior, situación que no tenía México desde que se independiza y hasta la restauración de la Republica con Juárez, no por nada México fue objeto de invasiones, perdiéndose más de la mitad del territorio ante Estados Unidos. Entonces, Díaz consigue esa estabilidad política y administrativa, pero su falla radicó en que a pesar de haber generado orden y crecimiento económico, se creó una oligarquía, y por ende la mayor parte del pueblo mexicano vivía en una situación de explotación laboral y despojos agrarios, había una injusticia social al cubo.

Francisco I. Madero lanza el Plan de San Luis donde desconoce a Díaz como presidente, y convoca a levantarse en armas contra el gobierno el 20 de noviembre de 1910. En Morelos, se le unen a la causa maderista Pablo Torres Burgos y Emiliano Zapata, con la promesa del propio Madero, que una vez derrocado el general Díaz, se les restituiría las tierras a los campesinos que habían sido objeto de despojos por muchos años, que digo años, siglos, desde la Colonia. Pero todo fue una mentira, ya que una vez que llega al poder Madero, no se da esa restitución de las tierras, incumpliendo con ello los postulados del Plan de San Luis. Ahora, se debía legitimar de otra forma la lucha agraria liderada por Zapata, y ¿cómo sería ello? Mediante otro mecanismo político: el Plan de Ayala.

Y en esta lógica, el Plan de Ayala fue el instrumento medular para legitimar la causa revolucionaria que buscaba la justicia agraria. Los zapatistas no podían emprender una lucha armada ahora contra el gobierno de Madero si no había una legitimación política, por ende, necesitaban fundamentar su lucha. El Plan de Ayala fue confeccionado por Emiliano Zapata, Otilio Montaño, principalmente, y José Trinidad Ruiz. Dicho plan se conformaba por 15 artículos, de los que destacan los siguientes:

  • Artículo 1, donde se establece que se daría continuidad a la Revolución hasta derrocar los poderes dictatoriales.
  • Artículo 2, en el cual se desconoce a Madero como Jefe de la Revolución y Presidente de la República.
  • Artículo 4, mediante el cual la Junta Revolucionaria del Estado de Morelos hace suyo el Plan de San Luis para darle continuidad a la causa en beneficio de los pueblos oprimidos.
  • Artículos 6 y 7, donde se encuentra la esencia de la justicia agraria en restituir las tierras a sus legítimos propietarios y expropiarse con previa indemnización una tercera parte de los monopolios de tierras a favor de aquellos que solo cuentan con la tierra que pisan para que se mejore la prosperidad y bienestar de los mexicanos (reparto agrario).
  • Artículo 10, quedando de manifiesto que los jefes militares que apoyaron el Plan de San Luis en su momento y que ahora se opongan al presente plan, se les considerara traidores a la patria.
  • Artículo 15 donde se hace el llamado a los mexicanos de volverse contra Madero por haber traicionado a la Revolución, haciendo valer primero los principios y no a los hombres.

Dicho plan termina con la consigna: “Reforma, Libertad, Justicia y Ley”.

Con la promulgación del Plan de Ayala, la lucha agraria se extiende a otros Estados, a tal grado que para octubre de 1912 las fuerzas zapatistas aumentaron y así se estableció el Ejercito Libertador del Sur. Y es precisamente que la lucha agraria reconfigura la Revolución Mexicana, pasando de un movimiento con raíces electorales a un movimiento con sentido social.

Ahora bien, la figura del maestro Otilio Montaño fue clave en el Plan de Ayala pues es quien lo redacta bajo las ideas de Zapata, dando ese toque de redacción que bajo su formación docente se lo permitía. Y en esta tesitura es importante agregar que Otilio Montaño como profesor de escuela, buscó superarse siempre, que es de reconocerse pues era complicado tener estudios profesionistas en el contexto que le tocó vivir.

Otilio Montaño tenía el grado de general, sin embargo, su gran aportación no radicaba en las armas sino en las ideas. Él expresó que no bastaba cambiar de persona como titular del Poder Ejecutivo, sino que era necesario una reforma constitucional que garantizara la justicia agraria, y en este sentido, es cierto, porque no se puede cambiar de régimen político si las estructuras siguen, es necesario una reingeniería en todo sentido, tanto político, jurídico, económico, social y educativo.

Las consignas agrarias se lograron plasmar en la Constitución de 1917, dándole así el carácter, junto con otras más (laborales, educativas), de corte social. Y a pesar de los años, México aún tiene sus cimientos en las causas sociales, pero no por ello significa que deban permanecer estáticos sino que se deben adecuar a los contextos sin dejar de lado la esencia.

México y Morelos viven momentos de cambio, donde es importante tener presente la historia, para que los políticos que están en el poder no simulen, y para ello, la participación de la ciudadanía es esencial, y esto se puede lograr mediante una educación que forme ciudadanos participativos y con sensibilidad por las causas sociales, buscando siempre el bien común.

Hoy se conmemora un año más del Plan de Ayala, y posiblemente se haga fiesta en escuelas o colonias que llevan ese nombre, pero sería de mayor utilidad una reflexión sobre lo que implicó este instrumento político que legitimó la lucha agraria y que es esencia del Estado de Morelos. No podríamos hablar de la Revolución Mexicana sin reconocer la importancia de aquellos revolucionarios que sustentaron su lucha y por lo que se derramó mucha sangre, en el Plan de Ayala. Se debe tener memoria histórica.

Facebook: Juan Carlos Jaimes

X: @jcarlosjaimes