La seguridad pública es un factor de atención que ha establecido procesos de política pública que van desde la implementación de acciones policiales de “cero tolerancia” hasta la utilización de cuerpos de seguridad como los militares, con las consecuencias que ello ha acarreado. Sin duda es necesario establecer puntos de análisis de este complejo fenómeno que no precisa soluciones fáciles ni inmediatas, sino procesos de largo alcance que observen las diferentes aristas del problema y de manera inmediata sean una prioridad en las acciones en nuestro estado de Morelos.
Hoy, la ciudadanía no hemos podido dejar de tomar el tema como algo privilegiado; se ha convertido en el tema de temas. Es por ello que cada vez son más frecuentes las demandas de ciudadanos y de empresas que pedimos una acción más efectiva por parte de las autoridades para erradicar una actividad que genera temor e incertidumbre entre la población y cuantiosas pérdidas económicas. La cobertura que hacen los medios en torno al problema de la seguridad resulta fundamental debido a su gran capacidad de difusión, cada día, desde muy temprano, si uno revisa el periódico, sintoniza el noticiero o nos conectamos a las redes sociales, encontramos una constante: notas referentes a hechos delictivos, todos estamos conscientes de que el problema de la inseguridad es grave y complejo, es por esto que la seguridad de las personas y de sus bienes, es una demanda social, es una obligación del Estado y una variable que nos tiene en estado de alerta permanente.
Así, en este país es más riesgoso “parecer delincuente que serlo”, ya que si te expones a la intervención preventiva de los cuerpos de seguridad pública eres detenido por “sospechoso”. Por ello, para evitar la indebida criminalización de las clases marginales es necesario orientar a nuestro sistema de justicia hacia un derecho penal de acto y no de autor, como actualmente se encuentra diseñado; es decir, que no se castigue a la persona por su aspecto y que se castigue el acto delictivo en sí, es por esto que en cuanto a la seguridad pública y políticas de prevención, es necesario que se tome en cuenta un modelo de policía no sólo reactiva sino proactiva que se encuentre totalmente ligada a la sociedad de manera permanente y no sólo cuando se es víctima de algún delito, el modelo no se debe basar en acciones de reacción y disuasión, sino de prevención y de proximidad con la ciudadanía, en donde el nivel de participación ciudadana sea dirigido y consolidado en acciones que permitan cambiar el rumbo de la percepción de inseguridad prevaleciente, estoy seguro que es posible y real generar condiciones de seguridad y respetar los derechos fundamentales si hacemos como sociedad la convergencia entre el modelo de seguridad y el marco de garantías constitucionales, ya que esta relación justifica la acción policial apegada a la preservación de garantías de forma transversal, adecuadas y efectivas.
Por otro lado, y como elemento necesario para revisar las acciones encaminadas a preservar la seguridad, se ha implementado tiempo atrás, la incorporación de fuerzas militares en materia de seguridad pública, esto ha tenido como fin fortalecer su actuación y su presencia frente a la sociedad; el de ser vistos como salvadores, que ellos pueden enfrentar estos asuntos con profesionalismo, ponerse al frente de las instituciones en la lógica de fortalecer su posición de poder incluso frente a las instituciones civiles, generar la confianza que lamentablemente, hoy en día la misma sociedad no tiene al 100% de sus autoridades locales, el reto hoy es garantizar la seguridad de los que habitamos una sociedad, los que generamos fuentes de empleo, los que queremos invertir en proyectos viables que sean rentables y que podamos tener seguridad para decidir reinvertir nuestras utilidades en capacidad instalada, en recursos humanos, en capacitación y principalmente, en lograr la permanencia de las empresas en los diferentes sectores productivos, que son los que provocan que un estado y municipio, logre una autosuficiencia para no depender del apoyo federal, exijamos a nuestras autoridades las condiciones para lograrlo, propongamos acciones que generen valor y por supuesto, caminemos de manera conjunta con ellos porque sin lugar a dudas, las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra.
¡Que así sea!