Nuestros padres, nuestros abuelos, y con mucha más evidencia la vida, nos enseñaron que a golpes no se resuelve nada. Los hechos lamentables ocurridos en la Subida a Chalma, en que una turba uniformada con las siglas de KS tundió a vecinos que protestaban por la puesta en marcha del relleno sanitario de Loma de Mejía, revisten una mayor gravedad en tanto evidencian, errores elementales de operación política en el ayuntamiento de Cuernavaca, que casi al momento de los catorrazos presumía haber logrado instalar mesas de diálogo con la empresa y los vecinos inconformes.
El relleno sanitario de Loma de Mejía funcionó entre 2008 y 2010, fecha en que fue cerrado pero no adecuadamente clausurado, según la recomendación del Consejo Consultivo para el Desarrollo Sustentable del Núcleo Morelos, que en su recomendación de 2013 a Semarnat, estimaba que “en ese relleno se depositaron diariamente unas 650 toneladas de residuos sólidos urbanos de Cuernavaca más unas 100 toneladas diarias de residuos de manejo especial provenientes de la industria establecimientos comerciales tanto de Cuernavaca como de la ciudad industrial (CIVAC) y de negocios establecidos en varios municipios a los cuales la empresa privada que operaba el relleno otorgaba el servicio de recolección”, la clausura nunca se verificó y el relleno sanitario volvió a operar a partir de que la empresa KS Ambiental, recibió en enero de 2019 la concesión del servicio de recolección y disposición de la basura en el municipio de Cuernavaca.
El alcalde Antonio Villalobos aseguraba la semana pasada que la empresa cuenta con todos los permisos para operar y depositar los desechos de la ciudad en el relleno sanitario de Loma de Mejía; pero abrió la puerta para el diálogo con los vecinos inconformes con la operación del mismo. La mayor parte de los afectados por la operación del relleno sanitario residen en Lomas Tetela, colonia cuya calle principal, Subida a Chalma, parece ser el único acceso al depósito de basura. Sus quejas van desde las del daño al paisaje hasta los problemas ambientales, sanitarios y de infraestructura que produce la operación de la empresa en su actual ubicación.
Había pasado ya más de una semana de quejas y bloqueos, los vecinos de la zona no permitían el paso de los camiones de basura, el alcalde y los funcionarios del municipio se habían pronunciado por el diálogo y este lunes, poco antes de las dos de la tarde, el Ayuntamiento anunciaba trabajar “en una solución apropiada para ambas partes, donde se descarte cualquier tipo manifestación, para que la recolección de residuos continúe de manera regular”; y presumía mantener “una mesa de diálogo abierta con los vecinos, con respeto absoluto hacia las inquietudes presentadas”.
Y claro, los actos anunciados habrían contribuido en algo a enfriar el tema de no haber sido por la golpiza que los supuestos trabajadores de la empresa dieron a por lo menos un par de vecinos en un intento por disolver el bloqueo, que se desarrollaba en relativa paz y en el que no se vieron policías municipales, un evidente descuido de operación política dada la importancia de la protesta. ¿Podrá restablecerse el diálogo o el abandono hará crecer el conflicto?
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