Como era de esperarse, habiendo ya iniciado formalmente el proceso electoral de 2024, los partidos políticos o posibles coaliciones están ya seleccionando los perfiles idóneos para ganar las elecciones venideras.
En Morelos, el 2024 renueva absolutamente todos los cargos de elección popular en elecciones concurrentes, que serán seguramente históricas sobre todo para las mujeres. Después de las candidaturas a la presidencia de la República, lo que toca definir son las gubernaturas; para nuestra entidad no hay la claridad que usualmente se tiene a estas alturas, ni Morena y sus aliados ni el frente opositor o Movimiento Ciudadano tienen definida la candidatura a la gubernatura, en tanto la mayoría de los espacios municipales están no solo definidos, sino trabajándose desde hace tiempo. ¿Por qué la situación de la gubernatura hoy es diferente? En principio porque las condiciones políticas en el estado son “sui géneris”.
El hecho de no tener definidas aún las candidaturas a la gubernatura no ha sido condicionante para los partidos que hoy en su mayoría apuestan por un “tablero” en el que están dispuestos a acomodar las fichas de sus liderazgos como si se tratara de un rompecabezas. Sí “fulano” no alcanza la candidatura a la gubernatura, buscarán acomodarle en algún cargo federal y dependiendo el “nivel” de liderazgo, podría ser quien encabece el proyecto por la capital. Es aquí donde la política trastoca los límites, en donde el pragmatismo se excede y se pone en riesgo a una sociedad completa.
Cada ciudad y cada entorno comunitario tienen características específicas y deben planearse electoralmente en función de resolver las problemáticas que presentan, pero en esta guerra del poder por el poder hay quienes han encontrado en “el acomodo político” una posibilidad de encajar en la escena sin muchas veces tener el trabajo previo ni los oficios para ocupar las candidaturas. Hay muchas personas que hoy le apuestan a la gubernatura no porque tengan el deseo de gobernar Morelos, sino porque encuentran en la negociación la posibilidad de un espacio seguro o una candidatura más “sencilla”.
Así es como vemos a algunes que han decidido jugar este juego para más tarde colocarse como pieza de embone y hoy quiero referirme a la capital de Morelos: Cuernavaca.
Nuestra ciudad representa un desafío en varios rubros en los que durante décadas quienes han gobernado han abandonado, desde servicios municipales hasta infraestructura. Cuernavaca atraviesa un abandono de trienios que ha mermado la productividad e imagen de la ciudad, pero que también ha dado pie a que quienes no tienen proyecto, pero sí una clara necesidad de poder, busquen gobernarla; la mayoría de las veces, producto de la negociación en el tablero estatal. Mientras tanto, la realidad es obvia.
Para no irnos tan lejos, 2018 representó la epítome de todo lo que está mal en estos “acuerdos” que solo buscan los espacios sin visión ni proyecto. Hoy, un exalcalde en arraigo vinculado a malversaciones, 2021 aún no arroja sino resultados preliminares que, aunque no colocan al actual alcalde en actos de corrupción como el anterior, sí se le califica de forma parcial con un desempeño por decir lo menos deficiente, y es que gobernar una ciudad con los problemas que se han heredado solo puede hacerse con un proyecto pensado a fondo y planteado para el mediano y largo plazo y no en la inmediatez de la necesidad que les genera tener un cargo.
El problema más grande que enfrenta Cuernavaca es que todos y todas saben que es la joya de la corona y la ambicionan así, sin un proyecto que sustente su ambición de gobernarla.
Mientras la ciudad siga siendo tomada como botín y no como el epicentro del desarrollo para la entidad, no habrá poder humano que nos saque del rezago en el que, como ya se dijo, nos han hundido desde trienios atrás.
Ojalá 2024 llegue con proyecto de futuro para la ciudad, para eso habría que exigirle mucho más a los perfiles y sacarlos del tablero de rompecabezas estatal.
Pd: Uriel Carmona salió de la cárcel y una vez más se le fue reconocido el fuero constitucional que ostenta. La pregunta que creo que las y los morelenses nos hacemos es: ¿seguimos en la indefensión o alguien ya va a dejar que actúe la justicia? Porque entre si son fueros o son manzanas la violencia nos sigue teniendo secuestrados. ¡Que alguien haga algo!