/ lunes 12 de diciembre de 2022

Carlomagno en Totolapan, Morelos (I)

Aquí, en este lugar, queridos lectores, sobrevive una ancestral representación del poema épico llamado Los Doce Pares de Francia cuyo origen se remonta a más allá de la Edad Media europea cuando el clero de aquellos tiempos implantó danzas para tratar de erradicar a los llamados moros invasores que en realidad eran árabes del Califato de Bagdad (sino solo admiren las construcciones de la Alhambra y la Mezquita de Córdoba).

Siglos después, traducido el poema al castellano, en Sevilla, en 1525, esas danzas llegaron a la Nueva España tiempo después y se comenzaron a usar para inculcar la nueva religión y tratar de suplantar lo prehispánico, aunque gracias a excelentes cronistas españoles casi todos religiosos como fray Bernardino de Sahagún y varios otros aztecas o mexicas, tenemos hoy el conocimiento del México Antiguo del que bien podemos sentirnos tan orgullosos los mexicanos. Pues bien, desde los tiempos de Karolus Magnus, apelativo original de Carlomagno (742- 814), también ya de nuestra era, tan alejado de nosotros, tanto como su lugar de origen llamado Aquisgrán cuyo nombre es de origen incierto aún hoy en Alemania, nos llega la tradición de la Danza religiosa Los Doce Pares de Francia que se continuó celebrando en varios lugares desde la época virreinal en México, en cada sitio con características diferentes. Muchos siglos después, en el pueblo de Totolapan, ubicado en los altos de Morelos, entre los municipios de Tlayacapan y de Atlatlahucan, cada 5º Viernes de Cuaresma se celebra este poema épico, con música y danzas, que representan la gran batalla entre Carlomagno y sus Doce Pares de Francia, (que eran caballeros de su misma familia y posición de ahí el nombre de Pares, porque eran como él), contra la invasión turca o mahometana comandada por el Almirante Balan.

Al hablarles hoy, queridos lectores, de don Lauro Vivanco Vázquez, otro ganador al Premio Tesoro Humano Viviente 2022 en el ámbito del Patrimonio Cultural Inmaterial en Danza, en Morelos, lo hago platicando directamente con él ya que a los 84 años de edad, continua feliz en activo dirigiendo en su lugar de nacimiento, Totolapan, pueblo del que nunca se ha ido, el Teatro Campesino justamente llamado “Los Doce Pares de Francia”. Y comienzo con la pegunta: “¿Cómo y desde cuando se inspiraron aquí en Totolapan en este personaje para continuar con la danza “Los Doce Pares de Francia” y le escucho decir: “¡Uy!, no sabemos desde hace cuánto se baila esta danza ritual. Mire ud. mi padre, don Porfirio Vivanco era el director deñ Teatro Campesino, él fue muy ordenado, todo lo llevaba escrito en esta libreta, que ya tiene 100 años”, dice al mostrármela. “Y año con año le ayudaba yo en la organización de Los Doce Pares de Francia, así es que cuando él murió, se juntó un comité vecinal y me dijeron: ´Mira Lauro, tú eres el que más sabes de esto, tienes la obra escrita en esa antigua carpeta, así que continua tú con el legado que te dejó tu padre.

Eso fue en 1986, y desde entonces dirijo el Teatro Campesino y con él la fiesta religiosa más importante del pueblo. Lo que sí le puedo decir es que aquí en mi pueblo, donde nací y siempre he vivido, cada 5º. Viernes de Cuaresma, esta fiesta se baila durante cuatro días seguidos, jueves, viernes, sábado y domingo, le entramos de 10 de la mañana a 10 de la noche. Y el resto del año ensayamos porque nos tiene que salir siempre muy bien la batalla campal que escenificaron Carlomagno y sus Doce pares de Francia, contra el almirante Balan y sus doce caballeros turcos o mahometanos. Y tanto su música tocada siempre con bandas de viento como sus vestuarios, todos se han diseñado aquó. Y sí, son sorprendentes.

Los danzantes galos, portan trajes azules con capas bordadas en hilos multicolores y chaquira, en las que se representan, formadas por variados dibujos y de manera reiterada, vírgenes guadalupanas y para completar tan formidables atuendos portan sombreros con largas plumas. Qué al verlos danzar con ese colorido, la imagen es única. En cambio los ropajes de los moros son rojos y sus tocados diferentes”, continúa don Lauro.

Y hasta el próximo lunes.


Aquí, en este lugar, queridos lectores, sobrevive una ancestral representación del poema épico llamado Los Doce Pares de Francia cuyo origen se remonta a más allá de la Edad Media europea cuando el clero de aquellos tiempos implantó danzas para tratar de erradicar a los llamados moros invasores que en realidad eran árabes del Califato de Bagdad (sino solo admiren las construcciones de la Alhambra y la Mezquita de Córdoba).

Siglos después, traducido el poema al castellano, en Sevilla, en 1525, esas danzas llegaron a la Nueva España tiempo después y se comenzaron a usar para inculcar la nueva religión y tratar de suplantar lo prehispánico, aunque gracias a excelentes cronistas españoles casi todos religiosos como fray Bernardino de Sahagún y varios otros aztecas o mexicas, tenemos hoy el conocimiento del México Antiguo del que bien podemos sentirnos tan orgullosos los mexicanos. Pues bien, desde los tiempos de Karolus Magnus, apelativo original de Carlomagno (742- 814), también ya de nuestra era, tan alejado de nosotros, tanto como su lugar de origen llamado Aquisgrán cuyo nombre es de origen incierto aún hoy en Alemania, nos llega la tradición de la Danza religiosa Los Doce Pares de Francia que se continuó celebrando en varios lugares desde la época virreinal en México, en cada sitio con características diferentes. Muchos siglos después, en el pueblo de Totolapan, ubicado en los altos de Morelos, entre los municipios de Tlayacapan y de Atlatlahucan, cada 5º Viernes de Cuaresma se celebra este poema épico, con música y danzas, que representan la gran batalla entre Carlomagno y sus Doce Pares de Francia, (que eran caballeros de su misma familia y posición de ahí el nombre de Pares, porque eran como él), contra la invasión turca o mahometana comandada por el Almirante Balan.

Al hablarles hoy, queridos lectores, de don Lauro Vivanco Vázquez, otro ganador al Premio Tesoro Humano Viviente 2022 en el ámbito del Patrimonio Cultural Inmaterial en Danza, en Morelos, lo hago platicando directamente con él ya que a los 84 años de edad, continua feliz en activo dirigiendo en su lugar de nacimiento, Totolapan, pueblo del que nunca se ha ido, el Teatro Campesino justamente llamado “Los Doce Pares de Francia”. Y comienzo con la pegunta: “¿Cómo y desde cuando se inspiraron aquí en Totolapan en este personaje para continuar con la danza “Los Doce Pares de Francia” y le escucho decir: “¡Uy!, no sabemos desde hace cuánto se baila esta danza ritual. Mire ud. mi padre, don Porfirio Vivanco era el director deñ Teatro Campesino, él fue muy ordenado, todo lo llevaba escrito en esta libreta, que ya tiene 100 años”, dice al mostrármela. “Y año con año le ayudaba yo en la organización de Los Doce Pares de Francia, así es que cuando él murió, se juntó un comité vecinal y me dijeron: ´Mira Lauro, tú eres el que más sabes de esto, tienes la obra escrita en esa antigua carpeta, así que continua tú con el legado que te dejó tu padre.

Eso fue en 1986, y desde entonces dirijo el Teatro Campesino y con él la fiesta religiosa más importante del pueblo. Lo que sí le puedo decir es que aquí en mi pueblo, donde nací y siempre he vivido, cada 5º. Viernes de Cuaresma, esta fiesta se baila durante cuatro días seguidos, jueves, viernes, sábado y domingo, le entramos de 10 de la mañana a 10 de la noche. Y el resto del año ensayamos porque nos tiene que salir siempre muy bien la batalla campal que escenificaron Carlomagno y sus Doce pares de Francia, contra el almirante Balan y sus doce caballeros turcos o mahometanos. Y tanto su música tocada siempre con bandas de viento como sus vestuarios, todos se han diseñado aquó. Y sí, son sorprendentes.

Los danzantes galos, portan trajes azules con capas bordadas en hilos multicolores y chaquira, en las que se representan, formadas por variados dibujos y de manera reiterada, vírgenes guadalupanas y para completar tan formidables atuendos portan sombreros con largas plumas. Qué al verlos danzar con ese colorido, la imagen es única. En cambio los ropajes de los moros son rojos y sus tocados diferentes”, continúa don Lauro.

Y hasta el próximo lunes.