/ lunes 20 de febrero de 2023

Los credos coinciden: la Paz, un estado de espíritu sereno, es lo de hoy (III)

El representante de la Filosofía Mexicana, que habló en el 2º. Encuentro Interreligioso efectuado en Chiconcuac de Juárez, el pasado 23 de enero, es considerado una eminencia indígena nahua.

Es el Mtro. Zósimo Hernández Ramírez, etnólogo por el INAH, académico e investigador de la UNAM, licenciado en estudios indígenas por la Normal Veracruzana, consultor y observador de organismos internacionales (ONU) en asuntos indígenas, expreso político y miembro de la Academia Mexicana de Derechos Humanos. Les confieso que, ataviado como hombre de campo, esperaba con ansias su mensaje, tomó su sobrero de palma entre las manos y respondió con un conocimiento tal que evidenció tanto su cultura como el avance que alcanzó la cultura del México Antiguo, a la cual Zósimo en ese momento representaba.

Esto refiere: “Hay una visión occidental de los pueblos indígenas con los que aún se tiene una deuda incumplida; sin embargo, coincido en que, como mis ancestros recomendaban, urge crear no solo conciencia familiar, sino comunitaria también para generar una cultura de paz general”, parte objetiva de este Encuentro Interreligioso, ya que, coincidieron, por principio, el término “paz” es la ausencia de guerra o de hostilidades.

En un plano personal, los siete ponentes con diferentes palabras, estuvieron de acuerdo en que la paz es un estado de espíritu sereno donde uno puede estar en armonía consigo mismo y con los demás. En varias religiones y filosofías orientales este estado es llamado paz interior y es alcanzado gracias a esfuerzos de meditación y autoconocimiento para llegar a un equilibrio espiritual y mental.

En tal sentido, recuerdo a Mahatma Gandhi, que decía: “No existe camino para la paz. La paz es el camino”.

O a la notable Eleanor Roosvelt con su frase: “No basta hablar de paz. Uno debe creer en ella. Y no es suficiente con creer. Hay que trabajar para conseguirla”.

De Martin Luther King Jr.: “Paz no es solo una meta distante que buscamos, sino un medio para llegar a esa meta.”

Según la Biblia: “Dios es un Dios de paz”, afirmación que aparece con frecuencia en las Escrituras.

La Iglesia Ortodoxa Rusa hace énfasis en su concepto de Paz y Justicia, en que todas las iglesias se unan ante el dolor y el sufrimiento que viven los hermanos ortodoxos, católicos y personas de todas las religiones por la guerra entre Rusia y Ucrania.

La mayoría recuerda a Jesús, a quien denominan “Príncipe de la Paz”, en sus palabras: “Bienaventurados los que trabajan por la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios”. (Mt.5,9). Y coinciden en que la Paz es una cualidad deseable y universalmente valorada por todas las sociedades y culturas del mundo y que está íntimamente ligada a la justicia.

El obispo de Texcoco, Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, en sus mensajes ha dicho que Santa Teresa de Calcuta mencionaba: “la paz comienza con una sonrisa”. Y mientras hablaba me hizo evocar que Texcoco fue la capital cultural del mundo nahua heredera de la cultura tolteca que desde el año 1431 con el apoyo y la alianza del imperio México-Tenochtitlan pero sobre todo durante el reinado del poeta Nezahualcóyotl que duró más de 40 años, alcanzó una enorme importancia cultural ya que este tlatoani, que fue uno de los mayores conocedores de las ciencias, las artes y la literatura de su época, valoró por sobremanera la poesía.

Y miren las vueltas que da la vida, en este excelente evento organizado por la Corresponsalía de Chiconcuac del SCM, platico con parte del Staff que acompañó al obispo y que grabó la totalidad del evento y así me entero que Texcoco fue la sede de las amoxcalli (bibliotecas) más increíbles que tuvieron salones repletos de los (amatl) ó códices más antiguos, los más complejos y los más extensos sobre historia, botánica, astronomía y matemáticas. Y que por cierto el archivo histórico de esa Diócesis ya se encuentra resguardado y preservado en la Memoria del Mundo a través de la UNESCO.

Pero, y vean su importancia, queridos lectores, Texoco se caracterizó por tener, más allá de las ciencias exactas, una inmensa producción literaria de cantos y poemas que apoyaban la tradición oral, pero estaban a la disposición de quienes acudían a los libros para confirmar datos. Les comparto: “Amo el canto del cenzontle, pájaro de 400 voces, amo el color del jade y el enervante perfume de las flores, pero amo más a mi hermano, el hombre”.

Y hasta el próximo lunes.


El representante de la Filosofía Mexicana, que habló en el 2º. Encuentro Interreligioso efectuado en Chiconcuac de Juárez, el pasado 23 de enero, es considerado una eminencia indígena nahua.

Es el Mtro. Zósimo Hernández Ramírez, etnólogo por el INAH, académico e investigador de la UNAM, licenciado en estudios indígenas por la Normal Veracruzana, consultor y observador de organismos internacionales (ONU) en asuntos indígenas, expreso político y miembro de la Academia Mexicana de Derechos Humanos. Les confieso que, ataviado como hombre de campo, esperaba con ansias su mensaje, tomó su sobrero de palma entre las manos y respondió con un conocimiento tal que evidenció tanto su cultura como el avance que alcanzó la cultura del México Antiguo, a la cual Zósimo en ese momento representaba.

Esto refiere: “Hay una visión occidental de los pueblos indígenas con los que aún se tiene una deuda incumplida; sin embargo, coincido en que, como mis ancestros recomendaban, urge crear no solo conciencia familiar, sino comunitaria también para generar una cultura de paz general”, parte objetiva de este Encuentro Interreligioso, ya que, coincidieron, por principio, el término “paz” es la ausencia de guerra o de hostilidades.

En un plano personal, los siete ponentes con diferentes palabras, estuvieron de acuerdo en que la paz es un estado de espíritu sereno donde uno puede estar en armonía consigo mismo y con los demás. En varias religiones y filosofías orientales este estado es llamado paz interior y es alcanzado gracias a esfuerzos de meditación y autoconocimiento para llegar a un equilibrio espiritual y mental.

En tal sentido, recuerdo a Mahatma Gandhi, que decía: “No existe camino para la paz. La paz es el camino”.

O a la notable Eleanor Roosvelt con su frase: “No basta hablar de paz. Uno debe creer en ella. Y no es suficiente con creer. Hay que trabajar para conseguirla”.

De Martin Luther King Jr.: “Paz no es solo una meta distante que buscamos, sino un medio para llegar a esa meta.”

Según la Biblia: “Dios es un Dios de paz”, afirmación que aparece con frecuencia en las Escrituras.

La Iglesia Ortodoxa Rusa hace énfasis en su concepto de Paz y Justicia, en que todas las iglesias se unan ante el dolor y el sufrimiento que viven los hermanos ortodoxos, católicos y personas de todas las religiones por la guerra entre Rusia y Ucrania.

La mayoría recuerda a Jesús, a quien denominan “Príncipe de la Paz”, en sus palabras: “Bienaventurados los que trabajan por la paz porque ellos serán llamados hijos de Dios”. (Mt.5,9). Y coinciden en que la Paz es una cualidad deseable y universalmente valorada por todas las sociedades y culturas del mundo y que está íntimamente ligada a la justicia.

El obispo de Texcoco, Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, en sus mensajes ha dicho que Santa Teresa de Calcuta mencionaba: “la paz comienza con una sonrisa”. Y mientras hablaba me hizo evocar que Texcoco fue la capital cultural del mundo nahua heredera de la cultura tolteca que desde el año 1431 con el apoyo y la alianza del imperio México-Tenochtitlan pero sobre todo durante el reinado del poeta Nezahualcóyotl que duró más de 40 años, alcanzó una enorme importancia cultural ya que este tlatoani, que fue uno de los mayores conocedores de las ciencias, las artes y la literatura de su época, valoró por sobremanera la poesía.

Y miren las vueltas que da la vida, en este excelente evento organizado por la Corresponsalía de Chiconcuac del SCM, platico con parte del Staff que acompañó al obispo y que grabó la totalidad del evento y así me entero que Texcoco fue la sede de las amoxcalli (bibliotecas) más increíbles que tuvieron salones repletos de los (amatl) ó códices más antiguos, los más complejos y los más extensos sobre historia, botánica, astronomía y matemáticas. Y que por cierto el archivo histórico de esa Diócesis ya se encuentra resguardado y preservado en la Memoria del Mundo a través de la UNESCO.

Pero, y vean su importancia, queridos lectores, Texoco se caracterizó por tener, más allá de las ciencias exactas, una inmensa producción literaria de cantos y poemas que apoyaban la tradición oral, pero estaban a la disposición de quienes acudían a los libros para confirmar datos. Les comparto: “Amo el canto del cenzontle, pájaro de 400 voces, amo el color del jade y el enervante perfume de las flores, pero amo más a mi hermano, el hombre”.

Y hasta el próximo lunes.