Cómo ven, queridos lectores, les confieso mi ignorancia aquí entre nos y me encanta saber que cada día aprendo algo nuevo. Fíjense que una vez hace mucho, nadie me lo contó, yo escuché decir a Joan Manuel Serrat, entre canción y canción, que su famosísima canción Andares, que lo hizo famoso en el mundo, para componerla se inspiró en nuestro gran tlatoani poeta de Texcoco. Es esa canción que dice: Caminante no hay camino, se hace camino al andar, golpe a golpe, verso a verso, y así sigue la preciosa letra, con música y voz de Serrat.
El destacado historiador Miguel León-Portilla, de quien tuve la fortuna de ser su alumna dos años en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, entre otros famosos historiadores mexicanos, siguen presentes en mi vida aunque ya no nos acompañen. Decía que León-Portilla, como investigador emérito de la UNAM, escribió acerca de la poesía en lengua náhuatl con interesantes datos sobre la existencia, la vida y la obra del llamado tlatoani poeta y de otros poetas-guerreros.
Mi maestro, al que tuve la fortuna de volverlo a ver aquí en Cuernavaca, fue un gran nahuatlato y se dio el tiempo de compilar poemas de un grupo de destacados mexicas. Su libro Trece poetas del mundo azteca, refleja la veta poética que incluso alcanzó a varios de los más fieros y valientes guerreros del México antiguo.
Y acabo de encontrar ese poema, del que el español Serrat dio el crédito de su inspiración a nuestro gran tlatoani poeta que de inmediato pongo a disposición de ustedes para que lo conozcan.
Bueno, sin más, se los comparto. Se llama: "CAMINANTE, SON TUS HUELLAS". En ese entonces me llamó la atención que un español diera crédito a su inspiración de su famosa canción a un rey poeta del México antiguo y lo que sigue es la versión en español de unos pocos versos-renglones, pero preciosos: “Caminante, son tus huellas/ el camino y nada más/ caminante, no hay camino/ se hace camino al andar./ Al andar se hace el camino/ y al volver la vista atrás/ se ve la senda que nunca/se ha de volver a pisar./ Caminante no hay camino/ sino estelas en la mar.”
Siempre me pregunté porqué se refirió a Nezahualcóyotl pudiendo no mencionarlo y llevarse el crédito para él solo, pero eso solo confirma que solo lo hace alguien grande y Serrato lo es. En algún lado leí de Miguel León-Portilla, que si “Cuauhtémoc tipificó el heroísmo y la voluntad de ser libre, pensar en Nezahualcóyotl significa reafirmar el valor de la cultura espiritual prehispánica”. Su saber, dijo el afamado historiador, representa la riqueza de un pueblo el azteca en cierto modo joven, pero viejo a la vez.
Pero lo increíble es que la veta poética del gran tlatoani, no fue el único caso, era común que grandes guerreros aztecas, esos fieros dedicados a la guerra desde jovencitos, fueran también poetas. Uno de ellos, Temilotzin, amigo de toda la vida de Cuauhtémoc, al verlo preso, torturado y muerto y al pretender Cortés enviarlo como trofeo a España, prefirió arrojarse al mar y perderse entre las olas.
Leyendo esos poemas es como, podemos entrar en las mentes y los corazones de otros pueblos en otros lugares, en otros momentos, incluido al mundo del México antiguo. Como un verdadero canto a la vida, a los valores y a los dioses, el poemario en náhuatl es parte importante de la literatura que se desarrolló en Mesoamérica.
Y hasta la próxima queridos amigos.