Leyendo una revista que nunca había tomado del stand quedé encantada con su contenido y las entrevistas que hace la directora.
En una de ellas platica con el vicepresidente de una empresa que se dedica, entre muchas otras cosas, a la investigación y a trabajar en diferentes fundaciones. Lo que me atrapó fue que el vicepresidente mencionó que ya están trabajando en saber qué ocurre en nuestros cerebros y en hacer un mapeo porque las personas van a empezar a poder leer nuestras mentes, esto puede ayudar en algunos aspectos, pero en otros también puede ser muy perjudicial.
Y menciona que todos estos avances van a una velocidad exponencial. Y cita:
“Por eso digo que necesitamos ir para atrás, volver a la filosofía, a los clásicos, regresar al debate, a discutir, pensar. Porque al final para los hombres eso es lo que nos distingue de una máquina”.
Es por eso que subrayo una vez más que el arte es un instrumento que podemos aprovechar para alimentar nuestra mente.
Igual que la ciencia, el arte va más allá de lo que creemos que es la realidad, es una forma que ayuda al pensamiento, a analizar situaciones, cambia emociones, es una fuente de diversos conocimientos y enriquecimiento personal, plantea problemas. Igual que la tecnología, el arte transforma lo que hay.
Sabemos que existe la arteterapia, que se inició cuando un grupo de doctores se dieron cuenta que sus pacientes que sufrían de trastornos mentales podían expresar sus sentimientos a través de diferentes expresiones artísticas, como la pintura, la danza, escultura, etcétera. Es un medio poderoso para expresar lo que a veces no se puede comunicar con palabras.
Participar en actividades artísticas o tan solo aprender a disfrutarlas puede ayudar a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, también nos permite conectar con otras épocas y conocer la historia de la humanidad.
“El arte es el alimento del alma".
Aristóteles.