/ lunes 15 de julio de 2024

Prohibido pronunciar mi nombre


Durante cinco días no disminuyó la fiebre, una noche el termómetro marco 40 grados. Alrededor de mi vida se veía todo difuso, empañado.

Arriba de mi cabeza estaba el cielo de mi celda sostenido por corcholatas de botellas de refresco y un clavo deteniendo el plafón improvisado, para impedir que las ratas que siempre caminaban por las vigas me cayeran encima.

Fue un 3 de enero de 1968 cuando en todo México se comentaba el crimen ocurrido en la mansión de la familia Bassi, en la Quinta Baba ji de Acapulco.

En esos años Acapulco era un destino turístico muy famoso a nivel mundial donde se llevaban a cabo las fiestas y reuniones con personalidades de todo el mundo era un círculo muy exclusivo del que formaba parte la familia Bassi.

Se comenta que su hija Claire era una de las jóvenes más bellas de la sociedad mexicana, Claire se casó con un conde italiano Cesare D'Acquarone a quien conoció en una fiesta en Mónaco.

Ese 3 de enero Sofia se presentó en la cárcel de Acapulco a declarar.

Ella argumentó que fue un accidente la muerte de su yerno el conde D'Acquarone, siempre hubo la versión de que su hija era la responsable de la muerte de su esposo y ella se declaró culpable para proteger a su hija. Fue condenada a once años de prisión, aunque debido a su buen comportamiento y el apoyo que les dio a muchos presos en la cárcel salió a los cinco años durante el gobierno del licenciado Echeverria. Su hija Claire trató de suicidarse dejando una nota contando la verdad, pero fue salvada a tiempo, aunque debido a lo que tomó se quedó ciego para el resto de su vida, muriendo a los 65 años. Se dice que este asesinato manchó la prestigiosa imagen que tenía Acapulco en el extranjero.

En la cárcel le asignaron una celda privada con algunos beneficios pagados por su familia y la libertad de pintar. Sus obras las firmaba E.L.C. (en la cárcel).

Fue un caso que llamó mucho la atención a nivel mundial, y Sofía se volvió una celebridad. La NASA le compro una de sus obras (Sobre el Universo), recibía una gran cantidad de correspondencia y siempre fue visitada por personajes tanto mexicanos como extranjeros.

Se le consideró una pintora surrealista; sus obras se volvieron muy cotizadas y solicitadas. Tuvo alrededor de 90 exposiciones individuales y participó en 165 exposiciones colectivas, realizó su primer mural en la pared de la prisión con la colaboración del pintor Rafael Coronel, José Luis Cuevas y otros. Sus obras se encuentran en museos de México, Bélgica, Estados Unidos y Francia. Fue una pintora y escritora que siempre mantuvo una vida activa.

Actualmente la historia de Sofía Bassi pasa desapercibida, aunque existe un gran trabajo para mantener viva la memoria de una mujer que a pesar de sus problemas personales utilizó el arte para ayudar durante su estancia en la cárcel y, debido a la fama que tenía en ese momento, mucha de su obra se vendió tanto en México como en el extranjero y sus obras las subastaba para con ese dinero apoyar a muchos presos en la cárcel.

Participó frecuentemente en mesas redondas, conferencias e hizo apariciones en radio y televisión incluyendo su propio programa en XEW en donde se discutían temas artísticos, culturales y académicos.

Obtuvo varios reconocimientos entre ellos: La Cruz de la Orden de Malta y La Legión de Honor en 1975.

Murió a los 85 años y fue sepultada en Acapulco en un sarcófago oval que ella misma diseñó y pintó.


Durante cinco días no disminuyó la fiebre, una noche el termómetro marco 40 grados. Alrededor de mi vida se veía todo difuso, empañado.

Arriba de mi cabeza estaba el cielo de mi celda sostenido por corcholatas de botellas de refresco y un clavo deteniendo el plafón improvisado, para impedir que las ratas que siempre caminaban por las vigas me cayeran encima.

Fue un 3 de enero de 1968 cuando en todo México se comentaba el crimen ocurrido en la mansión de la familia Bassi, en la Quinta Baba ji de Acapulco.

En esos años Acapulco era un destino turístico muy famoso a nivel mundial donde se llevaban a cabo las fiestas y reuniones con personalidades de todo el mundo era un círculo muy exclusivo del que formaba parte la familia Bassi.

Se comenta que su hija Claire era una de las jóvenes más bellas de la sociedad mexicana, Claire se casó con un conde italiano Cesare D'Acquarone a quien conoció en una fiesta en Mónaco.

Ese 3 de enero Sofia se presentó en la cárcel de Acapulco a declarar.

Ella argumentó que fue un accidente la muerte de su yerno el conde D'Acquarone, siempre hubo la versión de que su hija era la responsable de la muerte de su esposo y ella se declaró culpable para proteger a su hija. Fue condenada a once años de prisión, aunque debido a su buen comportamiento y el apoyo que les dio a muchos presos en la cárcel salió a los cinco años durante el gobierno del licenciado Echeverria. Su hija Claire trató de suicidarse dejando una nota contando la verdad, pero fue salvada a tiempo, aunque debido a lo que tomó se quedó ciego para el resto de su vida, muriendo a los 65 años. Se dice que este asesinato manchó la prestigiosa imagen que tenía Acapulco en el extranjero.

En la cárcel le asignaron una celda privada con algunos beneficios pagados por su familia y la libertad de pintar. Sus obras las firmaba E.L.C. (en la cárcel).

Fue un caso que llamó mucho la atención a nivel mundial, y Sofía se volvió una celebridad. La NASA le compro una de sus obras (Sobre el Universo), recibía una gran cantidad de correspondencia y siempre fue visitada por personajes tanto mexicanos como extranjeros.

Se le consideró una pintora surrealista; sus obras se volvieron muy cotizadas y solicitadas. Tuvo alrededor de 90 exposiciones individuales y participó en 165 exposiciones colectivas, realizó su primer mural en la pared de la prisión con la colaboración del pintor Rafael Coronel, José Luis Cuevas y otros. Sus obras se encuentran en museos de México, Bélgica, Estados Unidos y Francia. Fue una pintora y escritora que siempre mantuvo una vida activa.

Actualmente la historia de Sofía Bassi pasa desapercibida, aunque existe un gran trabajo para mantener viva la memoria de una mujer que a pesar de sus problemas personales utilizó el arte para ayudar durante su estancia en la cárcel y, debido a la fama que tenía en ese momento, mucha de su obra se vendió tanto en México como en el extranjero y sus obras las subastaba para con ese dinero apoyar a muchos presos en la cárcel.

Participó frecuentemente en mesas redondas, conferencias e hizo apariciones en radio y televisión incluyendo su propio programa en XEW en donde se discutían temas artísticos, culturales y académicos.

Obtuvo varios reconocimientos entre ellos: La Cruz de la Orden de Malta y La Legión de Honor en 1975.

Murió a los 85 años y fue sepultada en Acapulco en un sarcófago oval que ella misma diseñó y pintó.