/ lunes 15 de mayo de 2023

El G15 agoniza en el Congreso

Desde que a fines de octubre del 22 se conformó el grupo de 15 diputados que reorientaron la política morelense terminando con la parálisis legislativa y aprobando un presupuesto que prohíbe al Poder Ejecutivo las libres transferencias, podía saberse que la alianza pluripartidista que llevó semanas tejer a los legisladores se debilitaría y terminaría finalmente conforme se acercaran los tiempos electorales. Y así fue, sólo que el debilitamiento y conclusión del llamado G15 ocurrió en muy poco tiempo, pero sí por una desavenencia enorme en materia de legislación electoral.

La negociación para la reforma que daría mayor solidez a las acciones afirmativas y ampliaría de 20 a 30 el número de diputados, y en proporción a su tamaño los integrantes de los cabildos de Morelos, estaba lo bastante planchada ya el miércoles por la noche, pero los diputados Paola Cruz, Alejandro Martínez y Macrina Vallejo (Morena) que votaban junto a 12 legisladores más de diversos partidos, decidieron no acompañar el aumento a los legisladores y regidores argumentando la política de austeridad que impulsa su partido, además de que Macrina Vallejo pretendía que cinco curules fueran para representantes indígenas (lo que sobrerrepresentaría al grupo en el estado) y que los candados para acceder a constancias de pertenencia a comunidades originarias se incrementaran. La posición trabó la reforma electoral y generó una serie de desencuentros con las otras fracciones parlamentarias del bloque que había impulsado primero a Macrina Vallejo y luego a Alejandro Martínez a la presidencia de la Junta Política y de Gobierno.

Como habíamos previsto, el tema electoral rompió a más de un año de la jornada comicial, el bloque que hacía tener un Congreso local más o menos operante y que representaba la posibilidad real de equilibrar los poderes en Morelos. Ahora, el Congreso local parece estar fragmentado en por lo menos tres grupos, dos de ellos integrados mayormente por diputados de Morena cuyo conflicto por la dirigencia y candidaturas locales se mantiene desde hace por lo menos diez meses y uno más integrado por la oposición a Cuauhtémoc Blanco, que también tiene algunas fracturas, particularmente con los diputados de Nueva Alianza, quienes conforme se acerca la selección de candidaturas radicalizan el lopezobradorismo que dicen profesar.

Esta nueva configuración, por cierto, no beneficia a nadie. Acción Nacional, Movimiento Ciudadano, PRI y Morelos Progresa, juntan ocho diputados. La parte de Morena cercana al gobernador y Redes Sociales Progresistas, siguen siendo cinco diputados. Nueva Alianza tiene dos legisladores. Los de Morena opositores al gobernador son tres y eventualmente se les sumarían Alberto Sánchez (que para el pleno también es de Morena), y Tania Valentina, es decir, quedan en cinco. Construir una mayoría operante requiere nuevamente de buscar consensos entre tres bloques, los que integraban el G15. Sin PAN, MC, PRI y MP, los legisladores restantes tienen la mayoría simple más uno. Sin los otros, al bloque que desde inicio se opuso al gobernador Cuauhtémoc Blanco sólo le alcanza para ser contener iniciativas ajenas.

Así las cosas, si el Ejecutivo quisiera un Congreso funcional para su causa tendría que hacer una extraordinaria operación política, que no se les da. De otra forma, las cosas en el Congreso se quedarán como estaban hasta que reventara la reforma electoral local; y entre esas cosas está el presupuesto que prohíbe transferencias y tanto ha molestado al gobernador; puesto que incluso las solicitudes de reasignaciones y ampliaciones presupuestales presentadas por despachos del Ejecutivo corren ahora el peligro de no ser siquiera discutidas.

Igual otros asuntos que requieren del consenso para darles el debido proceso parecen prácticamente imposibles, como nombramientos; y las solicitudes de juicios políticos contra el gobernador y el ex alcalde de Cuernavaca. Para que esos pendientes avancen se requiere el voto de 14 diputados y, como están las cosas, se ve muy difícil que se consigan.

Los diputados tratarán desde esta semana de restaurar por lo menos algunos acuerdos que permitan funcionar al legislativo, en ello va el futuro político de todos.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx


Desde que a fines de octubre del 22 se conformó el grupo de 15 diputados que reorientaron la política morelense terminando con la parálisis legislativa y aprobando un presupuesto que prohíbe al Poder Ejecutivo las libres transferencias, podía saberse que la alianza pluripartidista que llevó semanas tejer a los legisladores se debilitaría y terminaría finalmente conforme se acercaran los tiempos electorales. Y así fue, sólo que el debilitamiento y conclusión del llamado G15 ocurrió en muy poco tiempo, pero sí por una desavenencia enorme en materia de legislación electoral.

La negociación para la reforma que daría mayor solidez a las acciones afirmativas y ampliaría de 20 a 30 el número de diputados, y en proporción a su tamaño los integrantes de los cabildos de Morelos, estaba lo bastante planchada ya el miércoles por la noche, pero los diputados Paola Cruz, Alejandro Martínez y Macrina Vallejo (Morena) que votaban junto a 12 legisladores más de diversos partidos, decidieron no acompañar el aumento a los legisladores y regidores argumentando la política de austeridad que impulsa su partido, además de que Macrina Vallejo pretendía que cinco curules fueran para representantes indígenas (lo que sobrerrepresentaría al grupo en el estado) y que los candados para acceder a constancias de pertenencia a comunidades originarias se incrementaran. La posición trabó la reforma electoral y generó una serie de desencuentros con las otras fracciones parlamentarias del bloque que había impulsado primero a Macrina Vallejo y luego a Alejandro Martínez a la presidencia de la Junta Política y de Gobierno.

Como habíamos previsto, el tema electoral rompió a más de un año de la jornada comicial, el bloque que hacía tener un Congreso local más o menos operante y que representaba la posibilidad real de equilibrar los poderes en Morelos. Ahora, el Congreso local parece estar fragmentado en por lo menos tres grupos, dos de ellos integrados mayormente por diputados de Morena cuyo conflicto por la dirigencia y candidaturas locales se mantiene desde hace por lo menos diez meses y uno más integrado por la oposición a Cuauhtémoc Blanco, que también tiene algunas fracturas, particularmente con los diputados de Nueva Alianza, quienes conforme se acerca la selección de candidaturas radicalizan el lopezobradorismo que dicen profesar.

Esta nueva configuración, por cierto, no beneficia a nadie. Acción Nacional, Movimiento Ciudadano, PRI y Morelos Progresa, juntan ocho diputados. La parte de Morena cercana al gobernador y Redes Sociales Progresistas, siguen siendo cinco diputados. Nueva Alianza tiene dos legisladores. Los de Morena opositores al gobernador son tres y eventualmente se les sumarían Alberto Sánchez (que para el pleno también es de Morena), y Tania Valentina, es decir, quedan en cinco. Construir una mayoría operante requiere nuevamente de buscar consensos entre tres bloques, los que integraban el G15. Sin PAN, MC, PRI y MP, los legisladores restantes tienen la mayoría simple más uno. Sin los otros, al bloque que desde inicio se opuso al gobernador Cuauhtémoc Blanco sólo le alcanza para ser contener iniciativas ajenas.

Así las cosas, si el Ejecutivo quisiera un Congreso funcional para su causa tendría que hacer una extraordinaria operación política, que no se les da. De otra forma, las cosas en el Congreso se quedarán como estaban hasta que reventara la reforma electoral local; y entre esas cosas está el presupuesto que prohíbe transferencias y tanto ha molestado al gobernador; puesto que incluso las solicitudes de reasignaciones y ampliaciones presupuestales presentadas por despachos del Ejecutivo corren ahora el peligro de no ser siquiera discutidas.

Igual otros asuntos que requieren del consenso para darles el debido proceso parecen prácticamente imposibles, como nombramientos; y las solicitudes de juicios políticos contra el gobernador y el ex alcalde de Cuernavaca. Para que esos pendientes avancen se requiere el voto de 14 diputados y, como están las cosas, se ve muy difícil que se consigan.

Los diputados tratarán desde esta semana de restaurar por lo menos algunos acuerdos que permitan funcionar al legislativo, en ello va el futuro político de todos.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx