/ martes 28 de febrero de 2023

Los demócratas frente al autoritarismo

Pretender que las movilizaciones en defensa del Instituto Nacional Electoral en 120 ciudades del país son una expresión “de la derecha” en México es un error enorme. Se trata en todo caso de manifestaciones de demócratas contra los ímpetus autoritarios que, extrañamente, auspician también muchos mexicanos. Este es el debate de hoy en México y en gran parte del mundo.

Los regímenes con tendencias autoritarias tienen niveles de popularidad francamente sorprendentes porque para muchos recuperan temas que la gente común quiere ver en la agenda pública, aunque no los resuelvan. Las democracias resuelven o dan tratamiento a los temas de la agenda ciudadana, pero los largos procesos para ello suelen desesperar a poblaciones ávidas de resultados inmediatos. Además la idea de que el Estado se haga cargo del destino de las personas parece agradar a algunos mucho más que la concepción demócrata en que cada persona es la principal responsable de sí misma.

Las tentaciones autoritarias existen en la izquierda y en la derecha, pues no tienen tanto qué ver con la forma en que se organiza la actividad económica del país, como con el poder que el Estado tiene para someter a las sociedades a sus prácticas políticas; la descalificación de los adversarios y la imposición de un modelo único de organización de los gobiernos. Una particularidad de la democracia es que debe convivir con el pensamiento autoritario; una relación que no es recíproca en tanto a los autoritarios les pesan el disenso y las formas de inclusión de las minorías que son inherentes a cualquier democracia.

Justo bajo este argumento es natural que en las movilizaciones que defienden al INE en el país, participen cientos de miles de personas ubicadas más a la izquierda en el espectro ideológico. La toma de plazas entre personajes de izquierda y derecha sólo extraña a quienes no entienden o no reconocen entender el fondo del asunto, es el autoritarismo contra la democracia, ambas formas de organización que suelen tener matices de izquierdas o derechas. Bajo esta lógica, también es obvia una alianza amplia que incluye a partidos y organizaciones de izquierda, centro y derecha, para contender contra el pensamiento de una corriente autoritaria que se autodefine como izquierda, en los procesos electorales del pasado y futuros inmediatos. Porque el debate, en este momento, no está en la forma de organizar la economía, sino en la forma de establecer los límites que debe tener el poder público.

Quienes han salido a las plazas a defender al INE y por extensión a un sistema electoral probadamente confiable que es la piedra fundamental de la democracia en el país, han sido insultados reiteradamente desde el poder y sus aparatos ideológicos (referimos al antiquísimo Althusser para que se entienda). Se les ha tildado injustamente de reaccionarios, ladrones, protectores de corrupción y privilegios. Resultaba obvia la andanada contra los demócratas, siempre las ha habido desde el autoritarismo; ya la habían antecedido los insultos contra las clases medias, contra los universitarios, los científicos, los médicos, los ciudadanos que están en desacuerdo con el régimen, otros millones de demócratas de quienes probablemente apenas algunos participaron en las movilizaciones por la defensa del INE, sin que eso signifique, por cierto, que están de acuerdo con el régimen autoritario, son eso que llaman la mayoría silenciosa.

Una parte de esa mayoría salió el último domingo de febrero a las plazas públicas a defender a la institución que más les parece suya entre todas las del Estado mexicano. El autoritarismo sufrió con ello una herida grave. Ninguno de los mecanismos de propaganda fueron suficientes para acallar la inconformidad, para silenciar la respuesta a la afrenta que millones de ciudadanos sienten.

Si las movilizaciones son el inicio de algo más tendrá que verse en el futuro, por lo pronto, la inconformidad con el autoritarismo es evidente y seguramente será un factor de decisión en los procesos electorales próximos.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx


Pretender que las movilizaciones en defensa del Instituto Nacional Electoral en 120 ciudades del país son una expresión “de la derecha” en México es un error enorme. Se trata en todo caso de manifestaciones de demócratas contra los ímpetus autoritarios que, extrañamente, auspician también muchos mexicanos. Este es el debate de hoy en México y en gran parte del mundo.

Los regímenes con tendencias autoritarias tienen niveles de popularidad francamente sorprendentes porque para muchos recuperan temas que la gente común quiere ver en la agenda pública, aunque no los resuelvan. Las democracias resuelven o dan tratamiento a los temas de la agenda ciudadana, pero los largos procesos para ello suelen desesperar a poblaciones ávidas de resultados inmediatos. Además la idea de que el Estado se haga cargo del destino de las personas parece agradar a algunos mucho más que la concepción demócrata en que cada persona es la principal responsable de sí misma.

Las tentaciones autoritarias existen en la izquierda y en la derecha, pues no tienen tanto qué ver con la forma en que se organiza la actividad económica del país, como con el poder que el Estado tiene para someter a las sociedades a sus prácticas políticas; la descalificación de los adversarios y la imposición de un modelo único de organización de los gobiernos. Una particularidad de la democracia es que debe convivir con el pensamiento autoritario; una relación que no es recíproca en tanto a los autoritarios les pesan el disenso y las formas de inclusión de las minorías que son inherentes a cualquier democracia.

Justo bajo este argumento es natural que en las movilizaciones que defienden al INE en el país, participen cientos de miles de personas ubicadas más a la izquierda en el espectro ideológico. La toma de plazas entre personajes de izquierda y derecha sólo extraña a quienes no entienden o no reconocen entender el fondo del asunto, es el autoritarismo contra la democracia, ambas formas de organización que suelen tener matices de izquierdas o derechas. Bajo esta lógica, también es obvia una alianza amplia que incluye a partidos y organizaciones de izquierda, centro y derecha, para contender contra el pensamiento de una corriente autoritaria que se autodefine como izquierda, en los procesos electorales del pasado y futuros inmediatos. Porque el debate, en este momento, no está en la forma de organizar la economía, sino en la forma de establecer los límites que debe tener el poder público.

Quienes han salido a las plazas a defender al INE y por extensión a un sistema electoral probadamente confiable que es la piedra fundamental de la democracia en el país, han sido insultados reiteradamente desde el poder y sus aparatos ideológicos (referimos al antiquísimo Althusser para que se entienda). Se les ha tildado injustamente de reaccionarios, ladrones, protectores de corrupción y privilegios. Resultaba obvia la andanada contra los demócratas, siempre las ha habido desde el autoritarismo; ya la habían antecedido los insultos contra las clases medias, contra los universitarios, los científicos, los médicos, los ciudadanos que están en desacuerdo con el régimen, otros millones de demócratas de quienes probablemente apenas algunos participaron en las movilizaciones por la defensa del INE, sin que eso signifique, por cierto, que están de acuerdo con el régimen autoritario, son eso que llaman la mayoría silenciosa.

Una parte de esa mayoría salió el último domingo de febrero a las plazas públicas a defender a la institución que más les parece suya entre todas las del Estado mexicano. El autoritarismo sufrió con ello una herida grave. Ninguno de los mecanismos de propaganda fueron suficientes para acallar la inconformidad, para silenciar la respuesta a la afrenta que millones de ciudadanos sienten.

Si las movilizaciones son el inicio de algo más tendrá que verse en el futuro, por lo pronto, la inconformidad con el autoritarismo es evidente y seguramente será un factor de decisión en los procesos electorales próximos.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx