/ jueves 19 de octubre de 2023

Lucy, Juan Ángel y la ruptura

Con la ayudita que le dio la movilización de cientos de trabajadores del gobierno de maestros, incluidos los profes del Instituto de la Educación Básica, Claudia Sheinbaum aspirante única a la candidatura de Morena y sus aliados a la presidencia de la República, encabezó un mitin para firmar un acuerdo de unidad por Morelos, paradoja cuando su partido se está rompiendo en pedazos dadas las rupturas internas que en el caso local eliminaron a tres aspirantes competitivos para la candidatura al gobierno del estado causando la molestia de grupos más o menos grandes de ciudadanos y militantes que apoyaban sus aspiraciones.

Claro, Rafa Reyes, alcalde de Jiutepec, con su carácter de político institucional y la ventaja que le da haber sido aliado político de por lo menos dos de los aspirantes que sí serán medidos en la encuesta, pronto se repuso del fregadazo a sus aspiraciones y en el mismo acto anduvo muy sonriente con Rabindranath Salazar, Margarita González y Tania Valentina, también saludó afectuoso a Juan Salgado Brito.

Pero Juan Ángel Flores y Lucy Meza no se dejaron ver por el acto en que Sheinbaum y Mario Delgado convocaron a la unidad por lo que no tendrían que darse por aludidos. Tampoco asistió, por cierto, la presidenta del Consejo Estatal del partido, Mirsa Suárez Maldonado, identificada con el alcalde de Jojutla. El boquete en Morena es innegable y se cubre con banda, chinelos, sombreros de paja y doce notables en el escenario que firman un acuerdo de unidad en un espacio destinado como para 40. A lo mejor en Morelos las minorías mandan.

Cierto que las restricciones del INE para los actos de campaña obligaron a cambiar el escenario, que sería el zócalo de Jiutepec, por un local cerrado, un campo deportivo en el que cabe más o menos la misma cantidad de personas. Pero alrededor de mil militantes y simpatizantes, muchos de ellos “invitados” por sus patrones, no son todo lo impresionante que presumían esta misma semana los organizadores de la gira de Claudia Sheinbaum. Las presencias, aunque importantes, fueron opacadas por las ausencias notabilísimas de quienes, lastimados por la marginación del proceso interno, buscan otras opciones para hacer política.

Lucy Meza y Juan Ángel Flores, dicho sea de paso, no han dicho que dejarán Morena, pero por el momento se perciben mucho más lejanos al partido que algunos de la oposición o ciudadanos que ya andan buscando acomodo. Gilberto Alcalá, por ejemplo, ex árbitro, ex panista, y ex funcionario del gobierno de Cuauhtémoc Blanco (con quien salió de pleito), apenas se comprometió, junto a otros ex panistas y ex funcionarios con Margarita González Saravia. Lo que no es extraño porque a final de cuentas en campaña hay que buscar apoyos hasta debajo de las piedras y quienes pertenecieron alguna vez a la burocracia dorada local suelen buscar cómo regresar a vivir del erario.

¿Qué tanto le significarían Lucy Meza y Juan Ángel Flores a la oposición en Morelos?

La política es primero regional y después nacional. Así lo evidencian los resultados electorales en Morelos desde 1988. Los triunfos de la izquierda no han sido necesariamente aparejados con triunfos en la gubernatura ni en las alcaldías. De hecho, la elección de 2018, en que Morena tuvo carro casi completo en el estado, podría considerarse de las más atípicas en la historia reciente de la entidad. Lucy Meza en todo el estado, y Juan Ángel en la región sur, representan activos electorales reales. Han ganado casi todas las elecciones para las que se han postulado y han sabido seguir trabajando con grupos de ciudadanos durante sus encargos. Cualquiera de ellos resultaría atractivo para la oposición, por separado, juntos podrían ser determinantes en el triunfo de una alternativa diferente a Morena. Por supuesto que para ello requerirían de una ruptura más que evidente con el partido al que defendieron como integrantes de una secta, como condiciona, creo que adecuadamente el dirigente del PRI, Jonathan Márquez.

Otra aduana a pasar, que puede ser mucho más complicada es la de los ciudadanos. Hablarle a los lastimados por el régimen de Morena en Morelos, no será sencillo para quienes lo defendieron hasta ser sus víctimas más recientes. Por lo pronto, el discurso de Meza y Flores parece haberse despojado de las figuras discursivas del lopezobradorismo recalcitrante, y eso podría ser un primer paso.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Con la ayudita que le dio la movilización de cientos de trabajadores del gobierno de maestros, incluidos los profes del Instituto de la Educación Básica, Claudia Sheinbaum aspirante única a la candidatura de Morena y sus aliados a la presidencia de la República, encabezó un mitin para firmar un acuerdo de unidad por Morelos, paradoja cuando su partido se está rompiendo en pedazos dadas las rupturas internas que en el caso local eliminaron a tres aspirantes competitivos para la candidatura al gobierno del estado causando la molestia de grupos más o menos grandes de ciudadanos y militantes que apoyaban sus aspiraciones.

Claro, Rafa Reyes, alcalde de Jiutepec, con su carácter de político institucional y la ventaja que le da haber sido aliado político de por lo menos dos de los aspirantes que sí serán medidos en la encuesta, pronto se repuso del fregadazo a sus aspiraciones y en el mismo acto anduvo muy sonriente con Rabindranath Salazar, Margarita González y Tania Valentina, también saludó afectuoso a Juan Salgado Brito.

Pero Juan Ángel Flores y Lucy Meza no se dejaron ver por el acto en que Sheinbaum y Mario Delgado convocaron a la unidad por lo que no tendrían que darse por aludidos. Tampoco asistió, por cierto, la presidenta del Consejo Estatal del partido, Mirsa Suárez Maldonado, identificada con el alcalde de Jojutla. El boquete en Morena es innegable y se cubre con banda, chinelos, sombreros de paja y doce notables en el escenario que firman un acuerdo de unidad en un espacio destinado como para 40. A lo mejor en Morelos las minorías mandan.

Cierto que las restricciones del INE para los actos de campaña obligaron a cambiar el escenario, que sería el zócalo de Jiutepec, por un local cerrado, un campo deportivo en el que cabe más o menos la misma cantidad de personas. Pero alrededor de mil militantes y simpatizantes, muchos de ellos “invitados” por sus patrones, no son todo lo impresionante que presumían esta misma semana los organizadores de la gira de Claudia Sheinbaum. Las presencias, aunque importantes, fueron opacadas por las ausencias notabilísimas de quienes, lastimados por la marginación del proceso interno, buscan otras opciones para hacer política.

Lucy Meza y Juan Ángel Flores, dicho sea de paso, no han dicho que dejarán Morena, pero por el momento se perciben mucho más lejanos al partido que algunos de la oposición o ciudadanos que ya andan buscando acomodo. Gilberto Alcalá, por ejemplo, ex árbitro, ex panista, y ex funcionario del gobierno de Cuauhtémoc Blanco (con quien salió de pleito), apenas se comprometió, junto a otros ex panistas y ex funcionarios con Margarita González Saravia. Lo que no es extraño porque a final de cuentas en campaña hay que buscar apoyos hasta debajo de las piedras y quienes pertenecieron alguna vez a la burocracia dorada local suelen buscar cómo regresar a vivir del erario.

¿Qué tanto le significarían Lucy Meza y Juan Ángel Flores a la oposición en Morelos?

La política es primero regional y después nacional. Así lo evidencian los resultados electorales en Morelos desde 1988. Los triunfos de la izquierda no han sido necesariamente aparejados con triunfos en la gubernatura ni en las alcaldías. De hecho, la elección de 2018, en que Morena tuvo carro casi completo en el estado, podría considerarse de las más atípicas en la historia reciente de la entidad. Lucy Meza en todo el estado, y Juan Ángel en la región sur, representan activos electorales reales. Han ganado casi todas las elecciones para las que se han postulado y han sabido seguir trabajando con grupos de ciudadanos durante sus encargos. Cualquiera de ellos resultaría atractivo para la oposición, por separado, juntos podrían ser determinantes en el triunfo de una alternativa diferente a Morena. Por supuesto que para ello requerirían de una ruptura más que evidente con el partido al que defendieron como integrantes de una secta, como condiciona, creo que adecuadamente el dirigente del PRI, Jonathan Márquez.

Otra aduana a pasar, que puede ser mucho más complicada es la de los ciudadanos. Hablarle a los lastimados por el régimen de Morena en Morelos, no será sencillo para quienes lo defendieron hasta ser sus víctimas más recientes. Por lo pronto, el discurso de Meza y Flores parece haberse despojado de las figuras discursivas del lopezobradorismo recalcitrante, y eso podría ser un primer paso.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx