El Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca cerrará el año como lo inició, en medio de una profunda crisis que afecta el servicio para decenas de miles de usuarios, enfrentado con vecinos de muchas colonias de la ciudad, y provocando dolores de cabeza al alcalde José Luis Urióstegui Salgado. En un escenario así, el planteamiento de aumentar las tarifas por un servicio profundamente deficiente resulta profundamente riesgoso. Los usuarios no parecen dispuestos a pagar más por seguir padeciendo por la falta de agua en sus domicilios, comercios e industrias. El alcalde y el Sistema de Agua Potable que le toca presidir, están entrampados.
El problema financiero de SAPAC es mucho más complejo de lo que uno imagina. El retraso en pagos de miles de cuentas de usuarios se explica en tres vertientes enormes: primero, la falta de sanción inmediata para quienes no cumplen puntualmente con la cobertura de su consumo; segundo, la falta de claridad en los cobros que siguen recurriendo a tarifas al tanteo cuando los lecturistas son incapaces de cumplir con su función; tercero, la desaparición paulatina, pero evidente, de las formas de cobro más cercanas al usuario, al principio de este año aún era posible pagar el recibo desde el celular con las aplicaciones de algunos bancos, luego sólo se podía en el portal, ahora lo más sencillo es lo más incómodo, acudir a los módulos y hacer el pago, preferentemente en efectivo. Estas complicaciones, junto a la probablemente justificada postura de muchos consumidores de no pagar por no tener servicio muchos días de cada bimestre, hacen que los ingresos del sistema se vean disminuidos.
Frente a ello, el SAPAC no tiene ni para pagar a sus trabajadores, lo que ha llevado a otro frente de conflicto, el laboral cuyos efectos en paros y deficiente atención al público, generan un deterioro aún mayor en el servicio y la infraestructura. Las proyecciones financieras del SAPAC para este año no fueron nunca optimistas, desde los primeros trimestres se apuntaba la crisis que venía ante el bajo ingreso y los carísimos compromisos que heredó la administración actual. Aún con la inyección de recursos del Ayuntamiento vía subsidio y pagos anticipados por casi 40 millones de pesos, las finanzas del sistema operador apuntan a una pronta quiebra.
Probablemente frente a este panorama fue que la directora del SAPAC, Evelia Flores, y algunos de sus colaboradores cercanos presentaron su renuncia al alcalde de Cuernavaca al inicio del mes. Ya entonces estaba, de acuerdo con las proyecciones financieras, que sería imposible cubrir los adeudos del sistema, entre ellos el pago de aguinaldos para los trabajadores; y también que el Ayuntamiento de Cuernavaca carecía de recursos para apoyar al sistema en este mes. Pero la renuncia de Evelia Flores y sus cercanos no fue aceptada, el alcalde le pidió seguir en el cargo, aunque no se sabe exactamente si ofreció alguna garantía de seguridad laboral o apoyo adicional. Con atraso de dos días pero la directora pudo cumplir con el aguinaldo a los trabajadores pero no más. Así que los daños en equipos de bombeo y tuberías que provocan la baja presión y con ello el problema de surtido en miles de tomas domiciliarias, comerciales e industriales, han seguido y parecen mucho mayores en este final de año.
Otro factor de ruido es la cuestión sindical, las dos organizaciones que agrupan a los trabajadores de base del sistema pertenecen a centrales obreras diferentes. Cada una de ellas tiene intereses evidentes de mostrar músculo al alcalde de Cuernavaca, y por supuesto a la clase política del estado; para algunos, detrás de las movilizaciones ciudadanas además del justificado enojo de los vecinos, están la mano de alguna de las dos centrales obreras. Con sus movilizaciones muestran una relativa fortaleza que puede apuntalar sus posiciones en negociaciones, incluso en otras áreas de influencia sindical, como el ambulantaje, por ejemplo.
Miles de ciudadanos que votaron por Urióstegui en el 2021 lo hicieron también por el Partido Acción Nacional. Parte de la marca del blanquiazul está asociada con el mantenimiento del orden, y la dotación de servicios públicos. A sólo unos días de cumplir su primer año en la alcaldía, José Luis sigue debiendo en ese rubro. La catástrofe en el servicio de agua es quizá solo comparable con el desorden en el ambulantaje, o el insuficiente programa de bacheo. Cierto que no se trata de omisiones por descuido, lo que Cuernavaca tiene es una enorme pobreza institucional de la que se aprovechan algunos grupos de poder. Pero el resultado es el mismo y la paciencia de la gente se agota bastante pronto.
@martinellito
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