/ miércoles 2 de octubre de 2024

Poliescenarios / Los efectos del estrés crónico en la productividad de las organizaciones y su regularización

Por Cereza Orquídea Carrillo Argudin

El estrés es considerado la enfermedad del siglo XXI y sus efectos son minimizados en todos los ámbitos, parece que el padecerlo es una “moda” y sus consecuencias un concurso de “curiosidades”: gastritis y colitis nerviosa, dolores de cabeza incluso migrañas, insomnio, entre muchos otros efectos, enfermedades cardiovasculares e incluso un debilitamiento del sistema inmunológico. Las enfermedades mentales y emocionales se han agregado a esta lista, haciendo énfasis en la irritabilidad, depresión y la ansiedad. El insomnio es una característica bastante recurrente cuando se habla de estrés, lo que afecta la capacidad de regeneración natural del cuerpo, disminuyendo su vitalidad y energía y afectando las capacidades cognitivas de la persona.

El estrés constituye una respuesta automática del sistema nervioso ante situaciones que la persona percibe como agresivas o retadoras y para las cuales considera no poseer los recursos suficientes. Es el sistema de “lucha y huida” automático del cuerpo ante los eventos de la vida y nos ha permitido sobrevivir como especie.

Si bien el estrés se encuentra presente en la vida diaria, y ante situaciones de emergencia pasajeras y ocasionales se dispara la respuesta natural del cuerpo ante el evento, lo que se denomina estrés agudo, cuando la situación se supera, el cuerpo se normaliza. Sin embargo, en el caso de que exista una exposición prolongada a situaciones que exceden los recursos de afrontamiento que la persona considera poseer, sobreviene el estrés crónico, el cual puede provocar problemas de salud física, mental y emocional.

En general cuando el estrés hace su aparición la capacidad de comprensión, aprendizaje, creatividad y toma de decisiones se ven afectadas negativamente.

Es natural este sistema de defensa del cuerpo y nos provee de la energía necesaria para cualquier reto que se nos presente: el corazón late con más fuerza, enviando sangre a las extremidades, las pupilas se dilatan, la sangre coagula más lentamente, está preparándose el cuerpo para la “batalla que pone en riesgo la vida”. Lamentablemente, no es algo literal y aún así el cuerpo reacciona autónomamente y se prepara con el daño inmenso que sufre al soportar el desgaste físico, mental y emocional que representa dicha “guerra constante”

Evidentemente todos estos efectos repercuten negativamente en la vida de las personas y en la organización en la que colaboran y constituye un importante nivel de preocupación para el Estado, el IMSS señala que el 75% de los mexicanos padece fatiga por estrés laboral superando a países como china y Estados Unidos. Esto incide en riesgos de trabajo, ya sea por accidentes o enfermedad y por ende pago de incapacidades.

En la empresa, los empleados experimentan una disminución en su capacidad de concentración, aprendizaje, comprensión, toma de decisiones y creatividad, esto derivado de la afectación que tiene el estrés a nivel neurológico. Adicionalmente, se incrementan las ausencias laborales por enfermedades relacionadas con el estrés, según The American Institute of Stress (AIS), el 60 % del ausentismo laboral es causado por el estrés, lo que afecta los tiempos y la calidad de entrega de los proyectos. A nivel organizacional, se suma la alta rotación de personal, incremento en gastos de contratación, de capacitación y adiestramiento, afectación del ambiente de trabajo y al final, una reducción en la competitividad de la empresa.

Los estudios realizados en México y a nivel internacional revelan que el estrés afecta la moral y la motivación del equipo de trabajo, la eficiencia, la productividad, el servicio al cliente, las comunicaciones y relaciones interpersonales y en consecuencia los resultados financieros de la empresa; la Organización Internacional del Trabajo (OIT) promueve entre sus miembros una regulación que mitigue en los centros de trabajo las causas del estrés laboral o burnout.

En México, Norma Oficial Mexicana NOM-035-STPS-2018 (NOM-035) ha sido una respuesta a esta necesidad de atender esta demanda creciente por parte de los colaboradores y tiene como objetivo establecer los elementos para identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial, así como para promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo.

De acuerdo a la NOM 035 las causas que pueden provocar estrés crónico se denominan factores de riesgo psicosociales, y se derivan de la naturaleza de las funciones del puesto de trabajo, el tipo de jornada de trabajo y la exposición a acontecimientos traumáticos severos o a actos de violencia laboral al trabajador, por el trabajo desarrollado.

Comprenden las condiciones peligrosas e inseguras en el ambiente de trabajo; las cargas de trabajo cuando exceden la capacidad del trabajador; la falta de control sobre el trabajo (posibilidad de influir en la organización y desarrollo del trabajo cuando el proceso lo permite); las jornadas de trabajo superiores a las previstas en la Ley Federal del Trabajo, rotación de turnos que incluyan turno nocturno y turno nocturno sin períodos de recuperación y descanso; interferencia en la relación trabajo-familia, y el liderazgo negativo y las relaciones negativas en el trabajo.

Entre las obligaciones de las empresas están realizar evaluaciones periódicas del ambiente laboral, establecer políticas de prevención y control de riesgos psicosociales, promover entornos organizacionales favorables y libres de violencia, difundir la información, llevar los registros.

Conclusión

El estrés crónico no solo afecta el bienestar individual de los trabajadores, sino que también tiene repercusiones importantes para las empresas y para la sociedad. El incremento en costos en materia de seguridad social ante enfermedades derivadas del estrés, incluidas la ansiedad y depresión, es creciente. Adicionalmente el costo indirecto que tiene que ver con la disminución en capacidades creativas, innovación, dificultad para toma de decisiones y ambientes sociales afectados, por lo que hacer conciencia en su impacto, prevención y control resulta fundamental para toda organización.

CEREZA ORQUIDEA CARRILLO ARGUDIN es Licenciada en Derecho, Maestra en Administración de Empresas, Doctorado en Derecho Laboral. Directora y fundadora del Bufete Jurídico Empresarial.

Por Cereza Orquídea Carrillo Argudin

El estrés es considerado la enfermedad del siglo XXI y sus efectos son minimizados en todos los ámbitos, parece que el padecerlo es una “moda” y sus consecuencias un concurso de “curiosidades”: gastritis y colitis nerviosa, dolores de cabeza incluso migrañas, insomnio, entre muchos otros efectos, enfermedades cardiovasculares e incluso un debilitamiento del sistema inmunológico. Las enfermedades mentales y emocionales se han agregado a esta lista, haciendo énfasis en la irritabilidad, depresión y la ansiedad. El insomnio es una característica bastante recurrente cuando se habla de estrés, lo que afecta la capacidad de regeneración natural del cuerpo, disminuyendo su vitalidad y energía y afectando las capacidades cognitivas de la persona.

El estrés constituye una respuesta automática del sistema nervioso ante situaciones que la persona percibe como agresivas o retadoras y para las cuales considera no poseer los recursos suficientes. Es el sistema de “lucha y huida” automático del cuerpo ante los eventos de la vida y nos ha permitido sobrevivir como especie.

Si bien el estrés se encuentra presente en la vida diaria, y ante situaciones de emergencia pasajeras y ocasionales se dispara la respuesta natural del cuerpo ante el evento, lo que se denomina estrés agudo, cuando la situación se supera, el cuerpo se normaliza. Sin embargo, en el caso de que exista una exposición prolongada a situaciones que exceden los recursos de afrontamiento que la persona considera poseer, sobreviene el estrés crónico, el cual puede provocar problemas de salud física, mental y emocional.

En general cuando el estrés hace su aparición la capacidad de comprensión, aprendizaje, creatividad y toma de decisiones se ven afectadas negativamente.

Es natural este sistema de defensa del cuerpo y nos provee de la energía necesaria para cualquier reto que se nos presente: el corazón late con más fuerza, enviando sangre a las extremidades, las pupilas se dilatan, la sangre coagula más lentamente, está preparándose el cuerpo para la “batalla que pone en riesgo la vida”. Lamentablemente, no es algo literal y aún así el cuerpo reacciona autónomamente y se prepara con el daño inmenso que sufre al soportar el desgaste físico, mental y emocional que representa dicha “guerra constante”

Evidentemente todos estos efectos repercuten negativamente en la vida de las personas y en la organización en la que colaboran y constituye un importante nivel de preocupación para el Estado, el IMSS señala que el 75% de los mexicanos padece fatiga por estrés laboral superando a países como china y Estados Unidos. Esto incide en riesgos de trabajo, ya sea por accidentes o enfermedad y por ende pago de incapacidades.

En la empresa, los empleados experimentan una disminución en su capacidad de concentración, aprendizaje, comprensión, toma de decisiones y creatividad, esto derivado de la afectación que tiene el estrés a nivel neurológico. Adicionalmente, se incrementan las ausencias laborales por enfermedades relacionadas con el estrés, según The American Institute of Stress (AIS), el 60 % del ausentismo laboral es causado por el estrés, lo que afecta los tiempos y la calidad de entrega de los proyectos. A nivel organizacional, se suma la alta rotación de personal, incremento en gastos de contratación, de capacitación y adiestramiento, afectación del ambiente de trabajo y al final, una reducción en la competitividad de la empresa.

Los estudios realizados en México y a nivel internacional revelan que el estrés afecta la moral y la motivación del equipo de trabajo, la eficiencia, la productividad, el servicio al cliente, las comunicaciones y relaciones interpersonales y en consecuencia los resultados financieros de la empresa; la Organización Internacional del Trabajo (OIT) promueve entre sus miembros una regulación que mitigue en los centros de trabajo las causas del estrés laboral o burnout.

En México, Norma Oficial Mexicana NOM-035-STPS-2018 (NOM-035) ha sido una respuesta a esta necesidad de atender esta demanda creciente por parte de los colaboradores y tiene como objetivo establecer los elementos para identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial, así como para promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo.

De acuerdo a la NOM 035 las causas que pueden provocar estrés crónico se denominan factores de riesgo psicosociales, y se derivan de la naturaleza de las funciones del puesto de trabajo, el tipo de jornada de trabajo y la exposición a acontecimientos traumáticos severos o a actos de violencia laboral al trabajador, por el trabajo desarrollado.

Comprenden las condiciones peligrosas e inseguras en el ambiente de trabajo; las cargas de trabajo cuando exceden la capacidad del trabajador; la falta de control sobre el trabajo (posibilidad de influir en la organización y desarrollo del trabajo cuando el proceso lo permite); las jornadas de trabajo superiores a las previstas en la Ley Federal del Trabajo, rotación de turnos que incluyan turno nocturno y turno nocturno sin períodos de recuperación y descanso; interferencia en la relación trabajo-familia, y el liderazgo negativo y las relaciones negativas en el trabajo.

Entre las obligaciones de las empresas están realizar evaluaciones periódicas del ambiente laboral, establecer políticas de prevención y control de riesgos psicosociales, promover entornos organizacionales favorables y libres de violencia, difundir la información, llevar los registros.

Conclusión

El estrés crónico no solo afecta el bienestar individual de los trabajadores, sino que también tiene repercusiones importantes para las empresas y para la sociedad. El incremento en costos en materia de seguridad social ante enfermedades derivadas del estrés, incluidas la ansiedad y depresión, es creciente. Adicionalmente el costo indirecto que tiene que ver con la disminución en capacidades creativas, innovación, dificultad para toma de decisiones y ambientes sociales afectados, por lo que hacer conciencia en su impacto, prevención y control resulta fundamental para toda organización.

CEREZA ORQUIDEA CARRILLO ARGUDIN es Licenciada en Derecho, Maestra en Administración de Empresas, Doctorado en Derecho Laboral. Directora y fundadora del Bufete Jurídico Empresarial.