Por Belén Elizabeth Licona Romero
El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó recientemente su informe World Economic Outlook de octubre, en el que se proyecta un crecimiento global estable. La estimación para el crecimiento económico mundial se mantiene en un 3.2% tanto para 2024 como para 2025, una cifra similar a las correspondientes a abril y julio del mismo año. Sin embargo, el FMI advierte que, bajo esta estabilidad, hay importantes factores que afectan de manera diferenciada a las principales economías del mundo.
El informe destaca una mejora en las previsiones de crecimiento para Estados Unidos, impulsada por el dinamismo del consumo y la inversión en tecnología. Esta mejora ha sido suficiente para contrarrestar los ajustes a la baja en otros países como Alemania, Francia e Italia. En estos países, factores como la desaceleración industrial, el debilitamiento de la demanda interna y la incertidumbre geopolítica han reducido sus perspectivas de crecimiento.
Para el FMI, esta divergencia entre Estados Unidos y Europa pone de relieve las diferencias en las respuestas políticas y económicas que cada región ha implementado en respuesta a la crisis post-pandemia y los desafíos inflacionarios. En los países europeos, el aumento de los precios de la energía y las tensiones comerciales continúan afectando de manera negativa a sus economías, a pesar de los esfuerzos por estabilizar la situación.
En el caso de las economías emergentes, el panorama también es desigual. Mientras que Asia, liderada por países como China, India y Vietnam, ha visto una mejora en virtud de la creciente demanda de semiconductores y productos electrónicos, otras regiones enfrentan dificultades. El informe señala que las interrupciones en la producción y el transporte de materias primas, los conflictos armados, y los fenómenos climáticos han provocado ajustes a la baja en las perspectivas de crecimiento para el Medio Oriente, Asia Central y el África subsahariana.
Particularmente en Asia, las inversiones en inteligencia artificial y tecnología avanzada están impulsando el crecimiento, lo que convierte a esta región en el motor de la economía global para los próximos años. Sin embargo, otras regiones carecen de la estabilidad necesaria para capitalizar este tipo de avances tecnológicos, lo que agudiza las brechas en el crecimiento.
Otro de los puntos centrales del informe es la inflación. A nivel global, el FMI espera que la inflación disminuya de un promedio del 6.7% en 2023 a 5.8% en 2024 y 4.3% en 2025. Esta tendencia a la baja se debe a un mejor equilibrio entre la actividad económica y el potencial productivo en las principales economías. No obstante, la inflación en el sector de servicios sigue siendo elevada en varias regiones, lo que sugiere que los desafíos en la fijación de precios aún persisten.
El FMI subraya que, si bien el proceso de baja de la inflación avanza, los riesgos de nuevas disrupciones en los precios no han desaparecido. Por ejemplo, aumentos repentinos en los precios de los productos básicos, como el petróleo, debido a las tensiones geopolíticas, podrían desacelerar la tendencia a la baja de la inflación y complicar los esfuerzos de los bancos centrales para flexibilizar sus políticas monetarias.
Asimismo, el informe menciona que el aumento del proteccionismo y las tensiones comerciales agravarían las ineficiencias del mercado y alterarían aún más las cadenas de suministro globales. El FMI insta a los países a adoptar políticas que promuevan la cooperación multilateral y que mitiguen el riesgo de fragmentación económica global, que podría tener efectos negativos en el crecimiento a largo plazo.
A medida que las economías avanzan hacia una estabilización cíclica, el enfoque en la política fiscal será clave para garantizar la sostenibilidad de la deuda pública y la creación de márgenes fiscales. El informe enfatiza que, si bien es necesario un ajuste fiscal, este debe hacerse de manera gradual y adaptada a las circunstancias específicas de cada país.
Además, el organismo señala la importancia de las reformas estructurales para impulsar el crecimiento a mediano plazo. Sin embargo, subraya que cualquier reforma debe ir acompañada de medidas que protejan a las poblaciones más vulnerables, lo que aumentaría su viabilidad.
El World Economic Outlook de octubre de 2024 ofrece una visión matizada de la economía mundial: aunque el crecimiento se mantiene estable, existen múltiples desafíos y riesgos que podrían obstaculizar el avance económico en el corto y mediano plazo. La cooperación internacional, la adopción de reformas estructurales y un ajuste de las políticas económicas serán fundamentales para asegurar una recuperación sostenible y equitativa en los años por venir.
BELÉN ELIZABETH LICONA ROMERO es doctorante en Seguridad Internacional por la Universidad Anáhuac y Maestra en Relaciones Internacionales y Derecho Internacional por University of Aberdeen en Reino Unido. Licenciada en Comercio Internacional y Derecho. Es académica en las universidades Anáhuac e Iberoamericana. Pueden seguirla en X como @BelenLicona