/ miércoles 28 de agosto de 2024

Poliescenarios / ¿Por qué no es igual migrar desde el norte global que desde el sur global?

Por Cecilia Montelongo

Las críticas a la migración desde el norte y el sur global reflejan preocupaciones legítimas, pero a menudo están entrelazadas con prejuicios, estereotipos y desigualdades sistémicas. Mientras que las críticas hacia la migración del norte global suelen centrarse en temas de poder y desigualdad económica, las críticas hacia la migración del sur global a menudo se enfocan en temas de competencia por recursos, integración y seguridad. Estas críticas también pueden ser explotadas por discursos políticos para ganar apoyo o perpetuar ciertas narrativas, lo que subraya la necesidad de abordar estos temas con una comprensión matizada y basada en evidencia.

Las diferentes denominaciones para las personas migrantes, tales como expat, ilegal, indocumentado, desplazado, etc. es la clara distinción que significa migrar desde el norte global o desde el sur global. Estas diferencias significativas radican en factores económicos, políticos, sociales y culturales que influyen en las experiencias y motivaciones de las personas que se desplazan. Mientras que las motivaciones para migrar en el norte global, que incluye regiones como Europa Occidental, América del Norte y partes de Asia Oriental, a menudo está impulsada por razones profesionales, académicas o personales, como la búsqueda de oportunidades de trabajo especializado o a distancia, educación avanzada, o por motivos de calidad de vida y experiencias culturales; en el sur global, que abarca América Latina, África, Medio Oriente y gran parte de Asia, la migración suele estar motivada por la búsqueda de mejores condiciones de vida, debido a la falta de oportunidades económicas, conflictos, inestabilidad política, o desastres naturales. La migración desde el sur global también es frecuentemente forzada, con personas huyendo de situaciones de violencia, persecución o extrema pobreza.

En este sentido, las personas que migran desde el norte global suelen hacerlo desde posiciones de mayor estabilidad económica y social. Tienen acceso a mejores recursos, educación y redes de apoyo, lo que les facilita el proceso migratorio. Además, suelen tener más opciones legales y seguras para migrar. Los migrantes del sur global a menudo provienen de contextos con menos recursos y enfrentan mayores desafíos económicos y sociales. Esto se traduce en menos opciones legales para migrar, lo que los obliga a tomar rutas más peligrosas y enfrentar mayores riesgos durante el proceso migratorio; no obstante, las políticas migratorias también influyen en esta dinámica dispar, los migrantes del norte global a menudo tienen más facilidades para obtener visas y permisos de trabajo, especialmente si poseen habilidades especializadas o un alto nivel educativo. Los acuerdos entre países del norte global también suelen facilitar la movilidad, pero los migrantes del sur global enfrentan políticas migratorias más restrictivas, con mayores obstáculos para obtener visas, permisos de trabajo y estatus legal. Las políticas en los países de destino a menudo están diseñadas para limitar la migración desde el sur global, debido a preocupaciones sobre la seguridad, el empleo y la integración social.

Toda esta dinámica dispar implica una percepción y recepción que contrasta en los países de destino, generalmente los migrantes del norte global son percibidos de manera más favorable en los países de destino, especialmente si provienen de países con economías fuertes o sistemas educativos avanzados. Estos migrantes a menudo son considerados como una adición valiosa a la fuerza laboral o como estudiantes que pueden contribuir al desarrollo académico y profesional del país receptor; mientras que los migrantes del sur global a menudo enfrentan estereotipos negativos y discriminación en los países de destino. Pueden ser percibidos como una carga económica o social, y sus contribuciones suelen ser subestimadas. Además, enfrentan barreras adicionales en términos de integración, debido a diferencias culturales, idiomáticas, de clase social, racistas, xenófobas, etc.

Ahora bien, sobre el impacto en el país de origen, la migración desde el norte global no suele tener un impacto económico negativo significativo en los países de origen, ya que estos países generalmente tienen econom ías robustas y sistemas de bienestar social que amortiguan la salida de ciudadanos. La migración desde el sur global puede tener un impacto considerable en los países de origen, tanto positivo como negativo. Si bien las remesas enviadas por migrantes pueden ser una fuente crucial de ingresos para las familias y las economías locales, la "fuga de cerebros" (pérdida de talento) puede debilitar sectores clave, como la salud y la educación.

Otro factor clave en esta disparidad migratoria, es el privilegio blanco que mueve el mundo y que influye predominantemente, mientras que los migrantes del norte global, con características fenotípicas mayoritariamente blancas, obtienen, mantienen y se les regalan privilegios fuera de su país de origen; los migrantes del sur global, con características mayoritariamente mestizas, tienen que luchar por demostrar que merecen, ya siquiera los privilegios, sino el simple hecho de moverse de su país de origen. En esta dinámica de blanquitud privilegiada, claramente no será lo mismo un mexicano que se muda a Alemania sin un empleo fijo porque será visto como un lastre para la sociedad alemana, que un alemán que se mude a México sin trabajo porque entonces éste se está redescubriendo, conectando con él mismo y seguramente conseguirá ayuda en el camino.

En conclusión, migrar desde el norte global o desde el sur global implica diferentes realidades y desafíos, influenciados por la desigualdad global, las dinámicas de poder, y las condiciones socioeconómicas y políticas de las regiones involucradas. Estas diferencias reflejan las desigualdades estructurales existentes en el mundo, que afectan tanto a las motivaciones para migrar como a las experiencias de los migrantes en sus trayectorias.

ALVA CECILIA MONTELONGO PUENTE es Licenciada en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPYS-UNAM). Auditora en Comercio Exterior en el Servicio de Administración Tributaria (SHCP-SAT). Investigadora Asociada en el proyecto de investigación de Ciencia de Frontera (CONACYT): Pandemia, Capitalismo Digital y Nuevas Desigualdades. Designada para el programa Weltwärtz para el sur global de la Deutsches Rotes Kreuz (DKR) en Alemania. Pueden seguirla en X como @cecitamonty

Por Cecilia Montelongo

Las críticas a la migración desde el norte y el sur global reflejan preocupaciones legítimas, pero a menudo están entrelazadas con prejuicios, estereotipos y desigualdades sistémicas. Mientras que las críticas hacia la migración del norte global suelen centrarse en temas de poder y desigualdad económica, las críticas hacia la migración del sur global a menudo se enfocan en temas de competencia por recursos, integración y seguridad. Estas críticas también pueden ser explotadas por discursos políticos para ganar apoyo o perpetuar ciertas narrativas, lo que subraya la necesidad de abordar estos temas con una comprensión matizada y basada en evidencia.

Las diferentes denominaciones para las personas migrantes, tales como expat, ilegal, indocumentado, desplazado, etc. es la clara distinción que significa migrar desde el norte global o desde el sur global. Estas diferencias significativas radican en factores económicos, políticos, sociales y culturales que influyen en las experiencias y motivaciones de las personas que se desplazan. Mientras que las motivaciones para migrar en el norte global, que incluye regiones como Europa Occidental, América del Norte y partes de Asia Oriental, a menudo está impulsada por razones profesionales, académicas o personales, como la búsqueda de oportunidades de trabajo especializado o a distancia, educación avanzada, o por motivos de calidad de vida y experiencias culturales; en el sur global, que abarca América Latina, África, Medio Oriente y gran parte de Asia, la migración suele estar motivada por la búsqueda de mejores condiciones de vida, debido a la falta de oportunidades económicas, conflictos, inestabilidad política, o desastres naturales. La migración desde el sur global también es frecuentemente forzada, con personas huyendo de situaciones de violencia, persecución o extrema pobreza.

En este sentido, las personas que migran desde el norte global suelen hacerlo desde posiciones de mayor estabilidad económica y social. Tienen acceso a mejores recursos, educación y redes de apoyo, lo que les facilita el proceso migratorio. Además, suelen tener más opciones legales y seguras para migrar. Los migrantes del sur global a menudo provienen de contextos con menos recursos y enfrentan mayores desafíos económicos y sociales. Esto se traduce en menos opciones legales para migrar, lo que los obliga a tomar rutas más peligrosas y enfrentar mayores riesgos durante el proceso migratorio; no obstante, las políticas migratorias también influyen en esta dinámica dispar, los migrantes del norte global a menudo tienen más facilidades para obtener visas y permisos de trabajo, especialmente si poseen habilidades especializadas o un alto nivel educativo. Los acuerdos entre países del norte global también suelen facilitar la movilidad, pero los migrantes del sur global enfrentan políticas migratorias más restrictivas, con mayores obstáculos para obtener visas, permisos de trabajo y estatus legal. Las políticas en los países de destino a menudo están diseñadas para limitar la migración desde el sur global, debido a preocupaciones sobre la seguridad, el empleo y la integración social.

Toda esta dinámica dispar implica una percepción y recepción que contrasta en los países de destino, generalmente los migrantes del norte global son percibidos de manera más favorable en los países de destino, especialmente si provienen de países con economías fuertes o sistemas educativos avanzados. Estos migrantes a menudo son considerados como una adición valiosa a la fuerza laboral o como estudiantes que pueden contribuir al desarrollo académico y profesional del país receptor; mientras que los migrantes del sur global a menudo enfrentan estereotipos negativos y discriminación en los países de destino. Pueden ser percibidos como una carga económica o social, y sus contribuciones suelen ser subestimadas. Además, enfrentan barreras adicionales en términos de integración, debido a diferencias culturales, idiomáticas, de clase social, racistas, xenófobas, etc.

Ahora bien, sobre el impacto en el país de origen, la migración desde el norte global no suele tener un impacto económico negativo significativo en los países de origen, ya que estos países generalmente tienen econom ías robustas y sistemas de bienestar social que amortiguan la salida de ciudadanos. La migración desde el sur global puede tener un impacto considerable en los países de origen, tanto positivo como negativo. Si bien las remesas enviadas por migrantes pueden ser una fuente crucial de ingresos para las familias y las economías locales, la "fuga de cerebros" (pérdida de talento) puede debilitar sectores clave, como la salud y la educación.

Otro factor clave en esta disparidad migratoria, es el privilegio blanco que mueve el mundo y que influye predominantemente, mientras que los migrantes del norte global, con características fenotípicas mayoritariamente blancas, obtienen, mantienen y se les regalan privilegios fuera de su país de origen; los migrantes del sur global, con características mayoritariamente mestizas, tienen que luchar por demostrar que merecen, ya siquiera los privilegios, sino el simple hecho de moverse de su país de origen. En esta dinámica de blanquitud privilegiada, claramente no será lo mismo un mexicano que se muda a Alemania sin un empleo fijo porque será visto como un lastre para la sociedad alemana, que un alemán que se mude a México sin trabajo porque entonces éste se está redescubriendo, conectando con él mismo y seguramente conseguirá ayuda en el camino.

En conclusión, migrar desde el norte global o desde el sur global implica diferentes realidades y desafíos, influenciados por la desigualdad global, las dinámicas de poder, y las condiciones socioeconómicas y políticas de las regiones involucradas. Estas diferencias reflejan las desigualdades estructurales existentes en el mundo, que afectan tanto a las motivaciones para migrar como a las experiencias de los migrantes en sus trayectorias.

ALVA CECILIA MONTELONGO PUENTE es Licenciada en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPYS-UNAM). Auditora en Comercio Exterior en el Servicio de Administración Tributaria (SHCP-SAT). Investigadora Asociada en el proyecto de investigación de Ciencia de Frontera (CONACYT): Pandemia, Capitalismo Digital y Nuevas Desigualdades. Designada para el programa Weltwärtz para el sur global de la Deutsches Rotes Kreuz (DKR) en Alemania. Pueden seguirla en X como @cecitamonty