/ martes 31 de enero de 2023

¿Una nueva Iglesia católica?

El Papa Francisco ha declarado en una reciente entrevista que las leyes que penalizan la homosexualidad eran injustas, además de considerar que ser homosexual no es un delito. Esta situación ha traído todo tipo de comentarios y críticas que han motivado a que el pontífice argentino haya tenido que salir a aclarar sus dichos pues, el hecho de que la iglesia católica diga que eso está mal, a decir del propio Papa, no significa que no sea pecado. Y claro, el impacto de estas declaraciones es trascendental debido a que el mundo ha cambiado su perspectiva con respecto a la posición de la religión. Para muestra un botón.

Si el catolicismo fuera una marca o producto con respecto a la cantidad de gente que le consume, se podría decir que el Papa ha hecho estos comentarios, por polémicos que parezcan, debido a la cantidad de gente que ahora consume este producto. De hecho, el propio Vaticano menciona que para inicios de esta década existían 1,360 millones de personas que profesaban esta religión, apenas 16 millones más que los que había al final de la década anterior; un aumento del 1.2%, que fue el mismo porcentaje que el mundo incrementó su población en el mismo periodo de tiempo.

Es más, aunque Europa ha marcado el peor avance del catolicismo entre su población, existen otras regiones del mundo donde la “marca” ha crecido, sobretodo lo ha hecho en África y en el sudeste asiático. Tampoco hay que olvidar que el continente americano continúa como la región del mundo donde más seguidores del catolicismo hay, un aproximado del 48% del total mundial, siendo un 28% en Sudamérica y el resto entre las regiones del centro, Caribe y norte.

Pero, se podrá usted preguntar qué tienen que ver las declaraciones del líder de la iglesia católica con respecto a la homosexualidad con la cantidad de fieles y seguidores que se tienen. Pues, resulta que, dentro de la religión católica, la homosexualidad es vista como pecado debido a que esta religión solamente declara válida y aceptada la unión en matrimonio de personas heterosexuales, por lo que el mercado de la homosexualidad se ve, no solamente relegado, sino también sancionado duramente por la propia iglesia. Y no es que se trate de emitir un juicio en estas líneas, sino que se trata de retratar una realidad que ha ido destapándose desde que los diferentes Estados alrededor del mundo han ido desbloqueando las penas a la homosexualidad y se han ido creando derechos hacia las minorías, en donde se encuentran, por supuesto, las personas homosexuales del mundo.

De hecho, aunque la cifra de católicos es importante en el mundo, apenas representa un 17% de adeptos de la población total mundial, situación que expone a la “marca” en un periodo en el que los productos, para sobrevivir, necesitan evolucionar, por más que su origen y arraigo indique otra cosa; los tiempos han cambiado.

Ahora, como lo mencionaba en el párrafo anterior, si se quiere diversificar el mercado, no debe de asombrarnos que este tipo de declaraciones jueguen un papel trascendental en un nuevo intento de reposicionar la “marca”; esto es, hay que llegar a nuevos mercados para evitar una catástrofe pues el mercado católico se encuentra muy arraigado en regiones y naciones que, a pesar de ello, ya se encuentran evolucionando hacia una transición religiosa diferente.

El Vaticano calcula unos 172 millones de católicos en Brasil, quien es su mercado más importante, sin embargo, los evangelistas han ido incrementándose a tal grado que han jugado un papel muy importante en las dos últimas elecciones presidenciales, la del 2018 y la del 2022. De la misma forma, el top 5 de los países más católicos del mundo lo completan México, Filipinas, Estados Unidos e Italia, con 110, 83, 72 y 58 millones, respectivamente.

Estas cifras pueden ser explicadas, sobretodo en México, Brasil y Filipinas, debido a que estas naciones, además de ser súper pobladas, son ex colonias ibéricas que tuvieron el estandarte del catolicismo en su expansión allá por los siglos XV a XVII. Sin embargo, los Estados Unidos se unen a esta lista gracias a la gran influencia migratoria que tienen, sobretodo, desde la América Latina. Finalmente, en esta lista Italia que, por obviedad de razones, tiene que figurar para garantizar que El Vaticano se encuentre rodeado de una de las naciones más católicas del mundo.

El problema para El Vaticano radica en que estas naciones, a excepción de los Estados Unidos, no tienen el peso específico para permear la ideología de otras naciones, y los que sí pudieran, tampoco es que estén tan interesados en ello, situación que no abona a la iglesia católica para seguir con su expansionismo que, a diferencia de épocas remotas, ahora no cuenta con el poderío de los estados conquistadores del mundo por dos razones: la primera es que ya no hay tierras por conquistar y, segunda, porque los que alguna vez le apoyaron ya no pesan a nivel global.

Entonces, el hecho de estas declaraciones puede ayudarnos a inferir que el mismo Jorge Bergoglio se muestra interesado en captar más fieles en lugares en donde las ideas de la apertura sexual emanadas desde las sociedades y sus gobiernos, sobre todo en los países más desarrollados del orbe, muestran un declive natural en el interés de los ciudadanos por las religiones, incluyendo el catolicismo. Lo que Benedicto XVI podría estar intentando, es una estrategia de mercado para que todos aquellos que en algún momento se hubieran distanciado del catolicismo regresen a sus filas una vez que los dichos del Sumo Pontífice adhieran valor a las sociedades que pudieran pensar que la iglesia católica no ha evolucionado.

El Papa y la iglesia, creo, por fin han ido entendiendo que, al igual que los gobiernos y las empresas, deben actualizarse y ponerse en el contexto que el mundo demanda, porque como lo dice la máxima: renovarse o morir, a lo que yo agregaría: y que Dios nos agarre confesados.

FERNANDO ABREGO CAMARILLO es Doctor en Ciencias Administrativas por el IPN. Profesor de telesecundaria en los SEIEM además de investigador y catedrático de tiempo completo en la academia de Bloques Regionales de la Escuela Superior de Comercio y Administración Unidad Santo Tomás en el IPN. Sígalo en @fabrecam

El Papa Francisco ha declarado en una reciente entrevista que las leyes que penalizan la homosexualidad eran injustas, además de considerar que ser homosexual no es un delito. Esta situación ha traído todo tipo de comentarios y críticas que han motivado a que el pontífice argentino haya tenido que salir a aclarar sus dichos pues, el hecho de que la iglesia católica diga que eso está mal, a decir del propio Papa, no significa que no sea pecado. Y claro, el impacto de estas declaraciones es trascendental debido a que el mundo ha cambiado su perspectiva con respecto a la posición de la religión. Para muestra un botón.

Si el catolicismo fuera una marca o producto con respecto a la cantidad de gente que le consume, se podría decir que el Papa ha hecho estos comentarios, por polémicos que parezcan, debido a la cantidad de gente que ahora consume este producto. De hecho, el propio Vaticano menciona que para inicios de esta década existían 1,360 millones de personas que profesaban esta religión, apenas 16 millones más que los que había al final de la década anterior; un aumento del 1.2%, que fue el mismo porcentaje que el mundo incrementó su población en el mismo periodo de tiempo.

Es más, aunque Europa ha marcado el peor avance del catolicismo entre su población, existen otras regiones del mundo donde la “marca” ha crecido, sobretodo lo ha hecho en África y en el sudeste asiático. Tampoco hay que olvidar que el continente americano continúa como la región del mundo donde más seguidores del catolicismo hay, un aproximado del 48% del total mundial, siendo un 28% en Sudamérica y el resto entre las regiones del centro, Caribe y norte.

Pero, se podrá usted preguntar qué tienen que ver las declaraciones del líder de la iglesia católica con respecto a la homosexualidad con la cantidad de fieles y seguidores que se tienen. Pues, resulta que, dentro de la religión católica, la homosexualidad es vista como pecado debido a que esta religión solamente declara válida y aceptada la unión en matrimonio de personas heterosexuales, por lo que el mercado de la homosexualidad se ve, no solamente relegado, sino también sancionado duramente por la propia iglesia. Y no es que se trate de emitir un juicio en estas líneas, sino que se trata de retratar una realidad que ha ido destapándose desde que los diferentes Estados alrededor del mundo han ido desbloqueando las penas a la homosexualidad y se han ido creando derechos hacia las minorías, en donde se encuentran, por supuesto, las personas homosexuales del mundo.

De hecho, aunque la cifra de católicos es importante en el mundo, apenas representa un 17% de adeptos de la población total mundial, situación que expone a la “marca” en un periodo en el que los productos, para sobrevivir, necesitan evolucionar, por más que su origen y arraigo indique otra cosa; los tiempos han cambiado.

Ahora, como lo mencionaba en el párrafo anterior, si se quiere diversificar el mercado, no debe de asombrarnos que este tipo de declaraciones jueguen un papel trascendental en un nuevo intento de reposicionar la “marca”; esto es, hay que llegar a nuevos mercados para evitar una catástrofe pues el mercado católico se encuentra muy arraigado en regiones y naciones que, a pesar de ello, ya se encuentran evolucionando hacia una transición religiosa diferente.

El Vaticano calcula unos 172 millones de católicos en Brasil, quien es su mercado más importante, sin embargo, los evangelistas han ido incrementándose a tal grado que han jugado un papel muy importante en las dos últimas elecciones presidenciales, la del 2018 y la del 2022. De la misma forma, el top 5 de los países más católicos del mundo lo completan México, Filipinas, Estados Unidos e Italia, con 110, 83, 72 y 58 millones, respectivamente.

Estas cifras pueden ser explicadas, sobretodo en México, Brasil y Filipinas, debido a que estas naciones, además de ser súper pobladas, son ex colonias ibéricas que tuvieron el estandarte del catolicismo en su expansión allá por los siglos XV a XVII. Sin embargo, los Estados Unidos se unen a esta lista gracias a la gran influencia migratoria que tienen, sobretodo, desde la América Latina. Finalmente, en esta lista Italia que, por obviedad de razones, tiene que figurar para garantizar que El Vaticano se encuentre rodeado de una de las naciones más católicas del mundo.

El problema para El Vaticano radica en que estas naciones, a excepción de los Estados Unidos, no tienen el peso específico para permear la ideología de otras naciones, y los que sí pudieran, tampoco es que estén tan interesados en ello, situación que no abona a la iglesia católica para seguir con su expansionismo que, a diferencia de épocas remotas, ahora no cuenta con el poderío de los estados conquistadores del mundo por dos razones: la primera es que ya no hay tierras por conquistar y, segunda, porque los que alguna vez le apoyaron ya no pesan a nivel global.

Entonces, el hecho de estas declaraciones puede ayudarnos a inferir que el mismo Jorge Bergoglio se muestra interesado en captar más fieles en lugares en donde las ideas de la apertura sexual emanadas desde las sociedades y sus gobiernos, sobre todo en los países más desarrollados del orbe, muestran un declive natural en el interés de los ciudadanos por las religiones, incluyendo el catolicismo. Lo que Benedicto XVI podría estar intentando, es una estrategia de mercado para que todos aquellos que en algún momento se hubieran distanciado del catolicismo regresen a sus filas una vez que los dichos del Sumo Pontífice adhieran valor a las sociedades que pudieran pensar que la iglesia católica no ha evolucionado.

El Papa y la iglesia, creo, por fin han ido entendiendo que, al igual que los gobiernos y las empresas, deben actualizarse y ponerse en el contexto que el mundo demanda, porque como lo dice la máxima: renovarse o morir, a lo que yo agregaría: y que Dios nos agarre confesados.

FERNANDO ABREGO CAMARILLO es Doctor en Ciencias Administrativas por el IPN. Profesor de telesecundaria en los SEIEM además de investigador y catedrático de tiempo completo en la academia de Bloques Regionales de la Escuela Superior de Comercio y Administración Unidad Santo Tomás en el IPN. Sígalo en @fabrecam