La comunidad lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti, intersexual, queer, está en el momento de la lucha por la libertad, la igualdad, el respeto; todo lo que hace no mucho tiempo, le era ajeno.
En cada columna hablamos de la sociedad de derechos como esa aspiración que tenemos, pero no sería una posibilidad si no hay inclusión, porque cada una y cada uno somos parte y debemos tener garantizado el ejercicio de esas prerrogativas.
Para la comunidad LGBTTTIQ+, los derechos han representado una lucha constante, nada se les ha regalado, salen a exigirlos en una batalla que inicia desde su casa, la encuesta nacional sobre discriminación de 2017 de INEGI y CONAPRED, sigue reflejando que en las familias, no es aceptada la persona con una orientación sexual distinta a la heterosexual; resulta todo un reto al tabú, decirle a esa familia con quién quieren compartir su vida sentimental. Morelos es una de las cinco entidades donde más prevalece la discriminación de forma general, junto a Puebla, Colima, Guerrero y Tlaxcala.
Tras la pandemia, las marchas vuelven a intentar generar visibilizar el orgullo de la comunidad, no es para menos, pues han formado parte de esa liberación exigencia para que los demás respetemos, su camino sigue siendo sinuoso, a pesar de la incorporación del matrimonio igualitario, meta alcanzada en la Ciudad de México entre 2009 y 2010, en seguimiento a la Ley de Sociedades de Convivencia de 2007; la Suprema Corte de Justicia de la Nación se pronunció en el amparo contra leyes 581/2012, el triunfo de las quejosas fue para toda su comunidad.
Sin embargo siguen existiendo Estados que no han regulado el matrimonio entre personas del mismo sexo, sus legisladores no están comprometidos con esa sociedad igualitaria, pero atención, porque ante esas resistencias, seguiremos encontrando entre la población un odio desmedido, irracional contra la comunidad, los crímenes de odio se siguen registrando en pleno 2022.
Entre los avances, hoy sabemos que esos asesinatos son tratados en Morelos, con el protocolo de actuación seguido para feminicidios, pero seguimos sin saber la amplitud de ese flagelo.
Las familias han cambiado, las uniones homoparentales, hoy deben ser vistas como familias en donde se construye el amor y los valores, más en un mundo con tantos problemas de violencia.
Elegir a quién amar, con quién construir un futuro, compartir metas, no es exclusivo de las personas heterosexuales y más aún, quienes habitamos en este país queremos avanzar en la convivencia, en la armonía, hoy más que nunca debemos respetar la vida, pero principalmente los derechos de los demás.