Con motivo del Día Internacional de la Mujer, el pasado viernes 8 de marzo las organizaciones femeniles de México realizaron nutridas movilizaciones en todo el país, especialmente en la capital de la nación y en Cuernavaca, desbordantes de combatividad en defensa de sus derechos y contra las agresiones patriarcales de que son víctimas.
En esta capital morelense la movilización culminó en la Plaza de Armas, donde las dirigentes pronunciaron discursos y lanzaron duras críticas contra el gobierno estatal, porque no ha atendido sus demandas de protección y justicia, ni ha adoptado medidas de seguridad para evitar las constantes agresiones y feminicidios que se cometen en esta entidad.
En la ciudad de México destacó la presencia de miles de mujeres, y la protección de mujeres policías para contener los excesos, así como el acompañamiento del colectivo Marabunta --grupos de voluntarias que se organizan para evitar choques entre las manifestantes y las fuerzas de seguridad--. En la marcha de la capital mexicana participaron cerca de 200 mil mujeres que en su recorrido caminaron al ritmo de tambores, realizando llamativas y estruendosas actividades de propaganda para dar a conocer los motivos de su movimiento.
En su mayoría las mujeres se manifestaron en orden y enarbolando sus banderas y pancartas de manera enérgica y pacífica. En algunos tramos, sin embargo, mujeres radicales del “bloque negro”, cubiertas del rostro con máscaras y pañuelos, se dedicaron a pintarrajear edificios históricos y a reventar ventanales. Algunos grupos feministas se presentan como iconoclastas. Las autoridades establecieron vallas para impedir o limitar el vandalismo, y así se pudo evitar que se causaran excesivos daños a edificios públicos y privados, tanto como a estatuas y monumentos.
El panorama de la inseguridad en el país sigue siendo muy grave. Aunque en general se han reducido los delitos de alto impacto, secuestros, homicidios dolosos y trata de personas, la incidencia sigue siendo muy alta. La Ciudad de México ha mejorado bastante en esa materia, pero quedan muchos asuntos pendientes.
En Morelos, por el contrario, la inseguridad ha aumentado de manera exponencial, especialmente en el caso de las mujeres. Morelos es uno de los estados del país donde se cometen más atrocidades, dentro de las cuales destacan las masacres. Con números al año de 2023, en 6 años se han cometido en nuestra entidad 273 atrocidades, de las cuales 25 han sido masacres, es decir, en los diversos enfrentamientos entre delincuentes, los de una banda ejecutan a elementos rivales; o bien las masacres se han producido en enfrentamientos entre fuerzas policiales y bandas criminales. La última ocurrió la noche del 20 de noviembre de 2023 en Cuernavaca, donde perdieron la vida dos policías y 7 presuntos delincuentes en balaceras secuenciadas que ocurrieron en la parte norte de la ciudad.
Lo anterior genera un clima de extrema violencia que invade el tejido social. De conformidad con información de varias fuentes oficiales y privadas, en Morelos se cometieron 91 feminicidios durante el año de 2023, o sea que Morelos ocupa el primer lugar nacional tomando en cuenta el número de sus habitantes. Lo más grave, sin embargo, es que no hay justicia para las víctimas. En muchos casos, ni siquiera se conoce quién o quiénes fueron los feminicidas. Los órganos responsables de la seguridad no investigan, o lo hacen de manera muy deficiente por falta de recursos técnicos y de personal capacitado.
De acuerdo con fuentes del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Nacional, en Morelos se cometieron 5 feminicidios en 2019; en 2020 la cifra aumentó a 35; en 2021 se redujo a 23; en 2022 aumentó de nuevo a 32 y en 2023 fueron 44. Para la colectiva Divulvadoras, en cambio, los feminicidios en 2023 fueron 91, porque las cifras oficiales no clasifican ni investigan algunas muertes de mujeres como feminicidios, las cuales deben recibir ese tratamiento de acuerdo con la ley.
Ante este clima de adversidad, el movimiento feminista se ha venido consolidando, modernizando y diversificando en Morelos. En los días actuales se han renovado las dirigencias, y han fortalecido sus discursos. Las mujeres marchan y difunden públicamente piezas de arte, además de realizar performances para facilitar la asimilación de su mensaje por un público heterogéneo y expectante.
Dentro del clima general de miedo y violencia de género, las mujeres de todas las edades –desde las niñas hasta las adultas mayores—tienen temor de salir a la calle a realizar sus actividades, que debieran ser normales. Más de la mitad de la población morelense vive con miedo, y no solo de salir a la calle, sino que en muchas ocasiones encuentran, puertas adentro, a sus victimarios en el propio seno familiar.
En resumen: las mujeres de México y de Morelos en particular viven dentro de un sistema injusto: el patriarcado tradicional les asigna la función de reproductoras de la familia; como amas de casa que no reciben ninguna remuneración por el trabajo que realizan dentro de la misma; por elaborar los alimentos y dar cuidados a los menores y a los ancianos. Dentro del papel tradicional deben funcionar como sirvientas y no encuentran siquiera reconocimiento para las múltiples tareas que desempeñan. Las mujeres que reciben tratos brutales de sus parejas no tienen donde ni a quién acudir en caso de agresión.
En el ámbito social, las mujeres tienen menores oportunidades que los varones de estudiar una carrera universitaria o de nivel técnico. En condiciones de trabajo igual, reciben menor salario que los hombres, porque las empresas las consideran “inferiores”. Las mujeres tienen menor posibilidad de ascender en la escala profesional en un espacio dominado por el patriarcado, y tienen mayores obstáculos porque antes tienen que “comprobar su capacidad”, cuestión que se da por descontada en los varones.
En resumen: el movimiento feminista se ha extendido cada día más en todo México porque las raíces de las que se alimenta-- una sociedad patriarcal, autoridades omisas y comodinas—permanecen intocadas. La justicia está muy lejos de haber llegado a este sector, el mayoritario de la sociedad. Y mientras no haya justicia para las mujeres, la sociedad en su conjunto no podrá avanzar.
El movimiento feminista nació como fruto en la lucha de la izquierda internacional, y tiene un profundo contenido libertario. Las mujeres no solo cargan sobre sus hombros la esclavitud del salario, sino con las cadenas que impone el viejo régimen patriarcal.