Alejandro Villarreal no pudo ser secretario de Hacienda. La queja del ya ex secretario inició hace muchos meses, cuando “malosos” intentaron “meter las manos” en la dependencia, lo que limitaba enormemente la capacidad Villarreal para implementar determinaciones en la dependencia.
Son recurrentes las anécdotas contadas por esas “fuentes confiables” sobre tensiones en reuniones de gabinete con reclamos de un grupo al más experimentado en su área entre los funcionarios del gabinete de Cuauhtémoc Blanco y que el viernes, después de varios intentos, por fin pudo dejar el cargo. “Estuvo el gobernador”, dicen algunos del relevo, lo que habría indicado para muchos una suerte de respaldo. Pero fue demasiado tarde, el gobernador no respaldó antes a su secretario de Hacienda, permitió que gente dentro y fuera del gabinete lo mantuviera en un estado de perpetuas presiones que acabaron por reventarlo y obligar a su renuncia.
Alrededor de la salida de Villarreal hubo rumores graves, desde quienes aseguraban que se iría por desviar recursos lo que le habría costado la confianza del gobernador, hasta quienes lo ubicaban ya como precandidato a la alcaldía de Cuernavaca. Asegura el secretario el fin de semana, y hoy seguramente lo confirmará, que ninguno de los rumores tiene sustancia alguna. Al contrario, sencillamente se cansó y decidió retirarse para no seguir lidiando con los que él llama, “los malosos” que dentro y fuera del gabinete querían su salida.
Sin caer en la trampa de identificar unos buenos y otros malos en el gabinete de Cuauhtémoc Blanco, tendríamos que reconocer que todas las historias, y los hechos alrededor de esas historias, evidencian el choque de intereses más económicos que de poder entre dos grupos en el gabinete estatal. Los pleitos por las secretarías de Hacienda, Desarrollo Social, Desarrollo Agropecuario, Contraloría, (que han llevado a la salida de sus titulares), y en las de Turismo y Cultura y Desarrollo Económico y Trabajo (conocidos sólo en los pasillos del poder), han sido más encarnizados que los tejidos alrededor de Salud, Educación, Seguridad Pública o Gobierno.
Es decir, hay un centro eminentemente económico en las pugnas dentro del gabinete y eso debiera preocuparnos especialmente porque el gabinete de Cuauhtémoc Blanco enfrenta una crisis económica y financiera grave y de falta de propuestas claras en todas esas áreas. Lo que lleva a preguntarse ¿por qué el pleito por dependencias que concentran recursos cuyo margen de redistribución es bastante amplio si no existen realmente dos o más proyectos económicos reales para el beneficio del estado?
Las sospechas sobre intereses turbios alrededor del equipo de Cuauhtémoc Blanco se vuelve mucho más fuerte frente a los hechos, y confesiones de Alejandro Villarreal, quien tiene todo el derecho a buscar el resarcimiento de su imagen pública, aunque sea a costa de denunciar a esos “malosos” a quienes ya sólo debiera poner nombres y apellidos para tener una película completa. La rueda de prensa de hoy podría los huecos que dejó la entrevista que concedió a El Sol de Cuernavaca: ayudaría mucho.
@martinellito
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