Dos pueblos mágicos unidos por una tradición

Maritza Cuevas

  · lunes 20 de marzo de 2017

Tepoztlán y Tlayacapan se alistan para el festejo“El Tránsito de la Virgen María”, el cuarto viernes decuaresma que se celebra el 24 de marzo.

“Nuestros abuelos platican que la imagen llegó deEspaña, la trajo el hijo de Hernán Cortés que vivió en elbarrio de la Santísima Trinidad en Tepoztlán. Martín Cortés,hijo de la Malinche, la tuvo en su casa por un buen tiempo, de ahífue llevada al Convento de la Natividad de María, donde sufriófuertes quemaduras durante un incendio”.

“Los mayordomos decidieron llevarla a restauradoral municipio de Tlayacapan, donde vivía un artesano muy hábilpara restaurar imágenes. Él aceptó el trabajo con respeto,paciencia, cariño y fe, por lo que le devolvió la textura ybelleza a la Virgen. Así fue entregada a los mayordomos quienescargan la imagen para ser devuelta a su altar”, señaló JesúsSedano, promotor cultural.

Al ir de regreso la procesión por el poblado deAmatlán de Quetzalcóatl, la imagen resultó muy pesada ydificultó el viaje, hasta que lograron llegar a Tepoztlán concansancio y preocupados lograron colocarla en su altar. La gente deahí desconfiaba y decidieron montar guardia día y noche ante enel lugar, pero sorprendentemente aun así, desapareció.

“Los tepoztecos sospecharon que los tlayacapensesla habían robado y volvieron al pueblo vecino. Efectivamente, laencontraron en la arbolada del plan, cerca del manantial deApilihuaya. Enojados, los tepoztecos reclamaron a las autoridades,pero nadie sabía nada del regreso de la Virgen ni el artesanoquien la restauro. Los mayordomos molestos decidieron llevárselanuevamente, sin embargo, la imagen no quiso que la movieran, esdecir, ni siquiera pudieron cargarla”.

Ambos pueblos comprendieron que la Virgen queríaquedarse en ese lugar, por lo que resolvieron construirle sucapilla, cuidarla y celebrarla cada cuarto viernes de cuaresma.

“Los habitantes de Tepoztlán el día jueves, a lasseis de la mañana, inician la caminata en la que cruzan los cerrosde Amatlán para llegar a San José de los Laureles. Durante elcamino descansan para desayunar los tlatloyos, itacates, tortas yel café de olla. Al arribar al pueblo de Tlayacapan, losmayordomos los reciben con gusto y emoción, acompañados de latradicional banda caminan hasta llegar a la casa de estos, quieneslos reciben con mole verde acompañado con charales y frijolfresco”.

Cada cuarto viernes de cuaresma, la mayordomía,formada por ambos municipios, festeja el acontecimiento milagroso.Se dice que la virgen, sí se lo piden con fe, a las mujeresembarazadas les da una niña; por ello durante los días de lafiesta, estas pequeñas tienen que llegar vestidas de blanco parabailar de pastoras ante ella como agradecimiento.

“Existen cuatro comisiones para celebrarla: de lamisa, arco y adorno de la capilla y pedir prestado en cada casa deTlayacapan las palomas o cocoleras quienes cantan a la virgen,comisión del castillo y de los toros”.

En el mes de agosto ambos pueblos también festejanel Tránsito o Dormición de la Virgen María.

Al frente de la capilla de nuestra señora delTránsito se colocó una piedra, donde la virgen dejó plasmado suhuarache. Es así como Tepoztlán y Tlayacapan son hermanados yunidos por la fe.

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