Todo el patrimonio considerado en el catálogo histórico-cultural del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Morelos será rescatado. Se considera que 300 de los 400 inmuebles que hay en el estado resultaron afectados por el sismo del 19 de septiembre y nada se demolerá.
La directora del Centro INAH Morelos, María Isabel Campos Goenaga, es tajante mientras habla en su improvisado centro de comando instalado en una terraza del jardín etnobotánico, a donde tuvo que trasladar a todo el personal al sufrir daños los edificios donde trabajaban.
Reconoce que el sismo del 19 de septiembre dejó muchas afectaciones en monumentos históricos catalogados, que van desde los muy sencillos, en los revestimientos, hasta los muy complejos, en las estructuras. Tenemos como ejemplo las cúpulas, bóvedas y campanarios caídos en los templos religiosos, que además por sus tamaños ha sido lo más notorio.
Explica que al tratarse de edificios que fueron construidos en etapas y en épocas diferentes, los daños son diferenciados también. “Las construcciones del siglo XVI son las más resistentes, pero las adiciones que se les hicieron en los siglos XVII y XVIII muchas veces usaron materiales que entraron en conflicto con los originales”.
El catálogo del INAH de sitios y monumentos históricos en Morelos comprende más de 400, considerados por su arquitectura, al ser inmuebles religiosos, estaciones de ferrocarril, ingeniería civil, viviendas con arquitectura vernácula, “y de ellos son más de 300 los que sufrieron daños en distintos grados”.
Con el susto y todo lo que ocasionó el temblor, hay gente que quiere que todo lo que está dañado se demuela para que no constituya un riesgo, especialmente considerando que sigue el temporal de lluvias en la entidad, pero el compromiso del director del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Diego Prieto, es que se intervenga y rescate todo el patrimonio morelense.
“Ahora estamos a marchas forzadas, porque en la primera etapa del Fondo de Desastres deben entregarse los dictámenes antes del tres de octubre, para luego iniciar lo que será un proceso largo y costoso para recuperar el patrimonio de México y de la Humanidad”, refiere Campos Goenaga en su “oficina” rodeada de árboles, flores y plantas, así como de mucho aire.
Son malas las buenas intenciones
La directora del Centro INAH señala que en este tipo de desastres, surge de inmediato la desorganización y las buenas intenciones, pero sin información, por lo que la ayuda de la población será fundamental para preservar el estado de los monumentos. Las buenas intenciones a veces son malas, y hay quien se ha apresurado a decir que los inmuebles afectados, en especial los religiosos, deben derrumbarse para que no haya accidentes.
“La mayor parte de los edificios siniestrados son de orden religioso, y al ser espacios de culto, tienen un significado relevante para la población, ya que son depositarios de sus creencias, de sus santos, de sus imágenes, de sus retablos, por lo que son símbolos de unión, de celebración, de alegría y jasta de duelo”, explica.
Para la gente, esos lugares son su remanso de seguridad espiritual, y como en este caso tenemos una comunidad lastimada, debemos aprovechar que muchos pudieron sacar imágenes para volver a unirlos y pedirles nos ayuden en la conservación y restauración de los sitios.
“Podemos volver a congregar a la gente alrededor de los santos, y pedirles que no se lleven ni dejen que nadie se lleve nada, porque en estos casos el mínimo detalle que nos falte hará que la reconstrucción sea incompleta. Lo que para unos puede ser una simple piedra, puede tratarse de un pedazo de pintura o algo relevante históricamente”.
En estos días, los restauradores del INAH han trabajado conjuntamente con la población en el traslado, acomodo e indicaciones para el cuidado de las imágenes, así como para recuperar el mayor número de trozos de las partes fracturadas y realizar sencillas actas de entrega-recepción para tener un control de las piezas.
Menciona que también ha ayudado en esta labor la buena relación con la Iglesia, que ha permitido el acceso a los inmuebles, y con las autoridades de los tres niveles de gobierno.
La ruta de los conventos
Morelos tiene 11 conventos, declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad, que se han convertido en un atractivo turístico. Todos tienen daños. Entre ellos destaca la catedral de Cuernavaca, que sufrió afectaciones en el cupulín del campanario, el cual se pulverizó ante los movimientos.
Pero también tienen graves daños los ex conventos dominico de Nuestra Señora de la Natividad, en Tepoztlán, y el agustino de San Juan Bautista, en Tlayacapan.
Además, se intervendrán la acrópolis de las pirámides de Xochicalco, en el municipio de Miacatlán; la pirámide de Teopanzolco, el Palacio de Cortés y el Jardín Borda, en Cuernavaca, así como el Museo Casa Morelos, en Cuautla.
Destaca Isabel Campos Goenaga la gran solidaridad y ayuda que se ha recibido por parte de ingenieros, arquitectos, arqeòlogos, estudiantes y de otras dependencias. “Hoy precisamente llegó una brigada del Centro INAH Guanajuato y de onmediato se fueron a campo”, dice emocionada.
Reconoce sin embargo que nunca habrá personal suficiente, porque no se trata de agarrar una escoba o una máquina y juntar todo. Es un trabajo minucioso, de rescate”, y hasta ahora tenemos 19 brigadas trabajando en todo el estado.
El trabajo es arduo, apenas empieza, pero el compromiso es único: recuperarlo todo, concluye.
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