Raúl Pineda es un joven artista de Cuernavaca que ha destacado en las artes gráficas a nivel nacional e internacional, especialmente porque a través de su obra reivindica a personajes y personas olvidadas que han sido víctimas del crimen y de la violencia que sacude a México.
Aunque de niño no tuvo inquietud alguna por las artes, disfrutaba dibujar porque tenía facilidad para hacerlo, pero nunca pensó que realmente podría dedicarse a esto de manera profesional.
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“Estuve enfermo en el hospital y para entretenerme mi hermano me llevó una revista de grafiti. La empecé a hojear y me llamaron la atención los dibujos y colores; en mi colonia veía muchos grafitis y yo quería hacerlo también; a partir de ahí empecé a dibujar como pasatiempo”.
Memoria fotográfica
Y fue el contexto y el entorno social en el que vivía lo que le inspiraron a plasmar este tipo de temáticas en sus obras, pues creció en un barrio donde vio de cerca los estragos de la violencia.
“Cuando en el estado se desató la ola de violencia empecé a notar muchas cosas. Como niño de barrio salía a jugar futbol con los amigos en la calle, y a los más grandes los empezaron a matar, o en alguna ocasión estábamos jugando y de repente pasaban en motos y baleaban a chicos que venían de otra colonia a jugar con nosotros. Y cuando mataron a amigos más cercanos yo empecé a dibujarlos porque una fotografía no me decía mucho, algo que me interesaba era la psicología de la persona, y como tengo una condición de memoria fotográfica comencé a dibujarlos como creía recordarlos, es decir, como eran en esencia. Recuerdo que guardaba los dibujos en una carpeta y ponía la fecha de cuándo los habían matado”.
Interesado por aprender más sobre el dibujo y la pintura, así como el perfeccionamiento de sus técnicas, Raúl entró a cursos en el Centro Morelense de las Artes con el maestro Pável Mora, donde estuvo durante cuatro años. Cuando iba a terminar la preparatoria decidió formalmente estudiar Artes e ingresó al Instituto Boticelli, en Cuernavaca.
De hacer un diario visual pasó a generar denuncia social a través de su obra, y a partir de ahí se metió de lleno en la investigación de campo, preguntando con familiares y amigos de aquellas personas víctimas de violencia; e incluso en una introspección autobiográfica, para definir la línea de su obra y plasmar la temática de la violencia desde su perspectiva.
“Me di cuenta que las personas fallecidas pasaban a ser un número más en las cifras de un sexenio, que les quitaban el rostro para ponerles un número. Entonces, a través de mi obra yo retrato el hecho de cómo han muerto para darles otro lenguaje involucrando los sentimientos, la nostalgia, tristeza desolación Eso me llevó a estar en contacto con muchas personas, primero dentro de mi barrio, después a nivel estatal y nacional con las madres buscadoras por las víctimas de desaparición forzada, para justamente reivindicar a las víctimas a través de mi obra”.
Nuevas técnicas y retos
También comenta que la pintura y el dibujo se le facilitaron mucho desde siempre, pero con el objetivo de hacer algo nuevo y salir de su zona de confort decidió aprender técnicas de grabado, encontrando su lugar en la mezzotinta.
“En un afán de vencer ese reto con el grabado dije voy a hacerlo, y practiqué el linóleo, aguafuerte, xilografía, aguatinta, y no embonaba en ninguna técnica, entonces el maestro Pável me explicó sobre la mezzotinta y me llamó mucho la atención porque cuando lo imprimes queda como un carboncillo. Me gustó la técnica, la adopté y decidí profesionalizarme en ella, considero que tiene mucho detalle que sirve de apoyo narrativo en la obra”.
Así, animado por el maestro Pável Mora, Raúl participó en la Bienal Nacional de Artes Gráficas Shinzaburo Takeda con su primer grabado en mezzotinta llamado Nunca te pude alcanzar, con el objetivo de adentrarse a estos concursos y adquirir experiencia y, sin esperarlo, resultó ganador del primer lugar.
“Sabía que es una de las bienales más importantes donde participan artistas gráficos reconocidos, y yo tenía la intención de quedar seleccionado únicamente, en realidad no esperaba ganar el primer lugar, pero fue algo muy grato e importante en mi carrera”.
A raíz de ese reconocimiento su talento y trabajo lo han hecho acreedor a importantes reconocimientos y premios como la Bienal Lumen en 2021; el II Concurso Nacional de Mini Print Oaxaca en 2022 y una mención honorifica en la séptima Bienal Internacional de Grabado Aguafuerte 2020 en Valladolid, España.
“Recibir diversos premios y reconocimientos me ha abierto un mundo al cual no tenía aspiraciones, pero ha sido muy interesante y emocionante porque me ha permitido conocer a muchas personas que me invitan a sus talleres, tanto en Morelos como a nivel nacional, y he aprendido mucho de todos”.
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Este año Raúl obtuvo la beca del Fonca para desarrollar un nuevo proyecto gráfico en el que explorará una nueva temática relacionada con la violencia y el contexto social actual.
“Es un proyecto que habla sobre cómo el narcotráfico ha cambiado la configuración del paisaje con las personas desplazadas, los pueblos fantasmas y cómo se pierden las costrumbres, específicamente en el sur de Morelos. Un documento pictórico sobre la configuración nueva del paisaje de acuerdo a las fracturas sociales, la violencia y violación de derechos”.
Raúl Pineda ha participado en diversas exposiciones colectivas en Morelos y otros estados del país, así como en Estados Unidos, Canadá, Francia, España y Bulgaria. Y este año tuvo su primera exposición individual llamada “Delirio de 1/2 noche” en el Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano, siendo una de las más visitadas. Asimismo, esta muestra se presentó en el Museo de Arte Primer Depósito en Guanajuato como parte del Festival Internacional Cervantino.
Raúl agregó que Morelos tiene un potencial muy grande respecto a artistas gráficos, ya que muchos han sido reconocidos a nivel nacional e internacional, por lo que considera importante tener un espacio dedicado a las artes gráficas.
“Me encantaría generar un proyecto o museo de la estampa morelense, un espacio donde se incluya a artistas actuales que trabajan en la gráfica y engrosar la cultura morelense. Que sea un punto de referencia de grabadores reconocidos a nivel nacional e internacional, porque crear movimientos y que sean reconocibles es cuando se genera cultura realmente”.
Aunque su obra fundamentalmente está hecha para los mexicanos por el contexto en el que vivimos, Raúl Pineda tiene planes de llevar su trabajo artístico a otros países, especialmente de Latinoamérica. Asimismo, buscará exponer en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), fundado por Francisco Toledo, un museo fundamental en la historia de la gráfica en México.
Finalmente, compartió su alegría por lo que ha logrado aportar a las artes gráficas en Morelos, y considera que su éxito no es propio, sino colectivo, y agradece a sus padres, hermanos, a su novia y maestros, por todo el apoyo y aprendizajes que le han dado en este difícil camino de las artes.
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