/ sábado 27 de octubre de 2018

¿Celebramos el aniversario del mundo?

El Tlacuache

Un apunte sobre la búsqueda del tiempo

Se está haciendo tarde, mañana temprano, al rato, el famoso ahorita o el “desdenantes” para indicar algo pasado, son percepciones del tiempo. Aunque también lo podemos medir en horas, años y hasta en millones de años. Lo cierto es que el tiempo, es un concepto tan cercano que nos hemos creado para medir, y en cierto modo ordenar, la existencia. Sin embargo, asumimos que funciona, aunque no podamos encerrarlo en una definición sencilla, con principio y final, que puede suceder desde el segundo antes de iniciar la lectura, su posible abandono en este párrafo y llegar hasta las espesuras de la teoría del Big Bang, que más allá de ser un programa cómico de televisión, es la teoría que nos explica el origen del universo por una explosión que duró unos 10-32 segundos (mucho más rápido de lo que se piensa y lee) hace más de 13 billones de años. Pero vamos, esto es solo un apunte histórico sobre esta búsqueda del concepto del tiempo y su importancia relativa en la ciencia moderna.

El pretexto para esta nota fue la relectura del libro “Cazadores de Dragones” del dr. José Luis Sánz, un afamado paleontólogo español, quién refiere la conocida anécdota de que en el año 1650 el presbítero anglicano James Ussher - o Usher, lo encuentra escrito en ambos modos- postuló en su obra “Anales del mundo deducidos desde el origen del tiempo” que la tierra fue creada al mediodía del 23 de octubre del año 4004 antes de Cristo (A.C.), es decir que sumados a los 2018 actuales, tendríamos tan solo 6022 años. Pero, ¿por qué no celebramos el “aniversario del mundo”?

A la búsqueda del tiempo

James Ussher, fue un religioso irlandés quién se destacó por postular que una correcta interpretación de la biblia podía proveer una cronología del mundo, y por tanto de su inicio también. Esta propuesta iba a contracorriente de lo que opinaban diversos filósofos y religiosos, como Ptolomeo, quienes ya habían hecho intentos y no encontraban correlaciones en dichas escrituras, de tal suerte que las fechas de inicio del mundo iban del 3707 al 6984 A.C. Aun cuando hay muchos detalles, interesa destacar que la fecha propuesta por Ussher fue adoptada y de uso común en entre el siglo XVII y XVIII, por una suerte de conveniencia, en tanto se adaptaba a una escala reconocible, tanto para medir el pasado remoto y el cercano, pero además porque las profecías podían ser calculadas.

Sin embargo, no todos estaban muy convencidos, Issac Newton el famoso físico, escribió el libro: “Cronología corregida de los antiguos reinos”, donde destacaba los diversos defectos de los recuentos históricos, entre ellos las diferencias entre el antiguo y el nuevo testamento, donde se incluían diversos problemas de traducción, cuyo resultado daban diferencias de edad entre personajes, que alcanzaban hasta los 1500 años.

Otro problema que observó, eran las divisiones del tiempo, donde, por ejemplo, la adopción del calendario juliano, cambio la idea de los años solares y los meses lunares, ya que el primero tenía 360 años y los segundos tenían 30 días, lo que daba lugar a una cuenta de años perdidos entre los calendarios, que algunos calculaban por lo menos en 23 años.

Añadido a lo anterior, se tenía que considerar que los griegos usaban las generaciones y las olimpiadas en lugar de años, que los romanos nunca definieron la fecha de la fundación de Roma, pues se establecía de acuerdo al ritmo político, y que los egipcios, cambiaban la antigüedad de sus dinastías a conveniencia. Sin embargo, el recuento de Newton tampoco fue uno de sus trabajos más apreciados, al recaer en una serie de imprecisiones, y no usar datos astronómicos.

Esto podría quedar en una nota meramente anecdótica, sin embargo, habría que destacar que estos debates son antecedentes propios de una construcción científica, donde se supera la tradicional “concepción cíclica” y se aplicaron medidas matemáticas precisas, reconstrucciones históricas, representaciones gráficas y otro sinnúmero de recursos para tratar de capturar una cronología, un estudio del tiempo. Pero, también, se debe añadir otro tema, que se aparca a la orilla del debate o no se reconoce del todo: el tiempo tiene un valor cultural.

Cada uno a su tiempo

El tiempo es un concepto, muy útil, pero aún ahora es difícil de definir. Lo cierto, es que como vemos a partir de esta discusión que propuso James Ussher, se nos revela que las culturas perciben el tiempo cada una a su manera, por tanto, es relativo, pero no en el modo que Albert Einstein lo postula. Simple y sencillamente, cada una la vive y forma parte de sus imaginarios. Para efectos de síntesis, se puede decir que estos tiempos culturales caen en dos grandes grupos, el tiempo cíclico y el lineal. A la fecha seguimos conviviendo con ambos en la cotidianeidad.

El primero de ellos, es recurrente: el día, los años, los meses, o bien ciclos plenamente establecidos como el de siembra, y el de la milpa, que moldeo a las sociedades mesoamericanas y actualmente a los pueblos campesinos, asociado a las festividades y al clima, entre muchas otras cosas.

El segundo, el lineal, es diverso, mucho depende de la cultura, de la ciencia, de la actividad humana, puede ser infinito o finito. Puede ser totalmente objetivo e independiente de los objetos, donde medimos intervalos, que nos dan una representación: se recorre una distancia en x minutos. Y otra subjetiva, donde el tiempo está vinculado a los procesos y se crean percepciones, donde: un segundo dura toda una vida.

La primera nos lleva a una dependencia del instrumento para medir el tiempo: el reloj, y los tiempos para hacer las cosas, donde reina lo exacto, lo preciso y lo regular. En cada disciplina científica se habla del tiempo de distinta forma, desde el tiempo profundo de la geología y la física, de la cronobiología, del tiempo psicológico, el filosófico, el poético. Cada uno con sus formas de atraparlo, medirlo y explicarlo.

Finalmente, sabemos que cada lugar tiene su tiempo, es diferente el de las grandes urbes, como la Ciudad de México, donde todo es urgente; con el tiempo de los pueblos campesinos. No se mide el mismo tiempo para un lapón, para un indígena de la Amazonia, ni para lacandón, cada uno ve el día y su devenir en forma distinta.

La continua búsqueda del tiempo

La vida en el planeta sigue, independiente a la que nos humanos, con toda su diversidad hemos construido, prácticamente en todos lados se mide el tiempo con relojes y calendarios, se hacen equivalencias, en un aparente ritmo común. Pero esto no es cierto. Es muy difícil equiparar el tiempo profundo de la geología y la física, con sus miles de millones de años, y el tiempo cotidiano del ciudadano, donde el presente y el pasado pueden coexistir, y su percepción puede ser igual de profunda que la del científico. Ambas son válidas, Pero, la escala del tiempo profundo puede ser considerada alucinante. El evolucionista Stephen Jay Gould (1992) decía que incluso era algo de difícil comprensión, algo que sólo se comprende en forma metafórica. Por eso algunos de los recursos usados para entender esas escalas llevan a usar la equivalencia con un día, donde se puede decir que la vida de la humanidad equivale, cuando mucho a los últimos segundos del día.

El tiempo, seguirá siendo objeto de discusiones filosóficas, teóricas, religiosas, nuestra comprensión es ahora tan amplia, que por eso la propuesta de Ussher no prosperó y no celebramos cumpleaños del mundo, pero, creo, es una buena anécdota para reflexionar.

Para leer más:

  • Gould, Stephen J. 1992. La Flecha del Tiempo. Alianza Universidad, Madrid.
  • Sanz, José Luis. 2007. Cazadores de Dragones. Ariel, Madrid.
  • Navarro, Eduardo V. 2006. El tiempo a través del tiempo. Athenea Digital, 9: 1-18
  • Hopes, Jeffrey. 2014. Dating the World: The Science of Biblical Chronology. XVII-XVIII [En ligne], 71 | 2014, mis en ligne le 17 mai 2016, consulté le 17 octobre 2018. URL: http://journals.openedition.org/1718/391; DOI: 10.4000/1718.391

Las imágenes son usadas como ilustración, no representan ningún afán de lucro, son de dominio público del sitio PIXNIO. La escala tiempo geológico es de: Graham, Joseph, Newman, William, and Stacy, John, 2008, The geologic time spiral—A path to the past (ver. 1.1): U.S. Geological Survey General Information Product 58, poster, 1 sheet. Available online at http://pubs.usgs.gov/gip/2008/58/

Un apunte sobre la búsqueda del tiempo

Se está haciendo tarde, mañana temprano, al rato, el famoso ahorita o el “desdenantes” para indicar algo pasado, son percepciones del tiempo. Aunque también lo podemos medir en horas, años y hasta en millones de años. Lo cierto es que el tiempo, es un concepto tan cercano que nos hemos creado para medir, y en cierto modo ordenar, la existencia. Sin embargo, asumimos que funciona, aunque no podamos encerrarlo en una definición sencilla, con principio y final, que puede suceder desde el segundo antes de iniciar la lectura, su posible abandono en este párrafo y llegar hasta las espesuras de la teoría del Big Bang, que más allá de ser un programa cómico de televisión, es la teoría que nos explica el origen del universo por una explosión que duró unos 10-32 segundos (mucho más rápido de lo que se piensa y lee) hace más de 13 billones de años. Pero vamos, esto es solo un apunte histórico sobre esta búsqueda del concepto del tiempo y su importancia relativa en la ciencia moderna.

El pretexto para esta nota fue la relectura del libro “Cazadores de Dragones” del dr. José Luis Sánz, un afamado paleontólogo español, quién refiere la conocida anécdota de que en el año 1650 el presbítero anglicano James Ussher - o Usher, lo encuentra escrito en ambos modos- postuló en su obra “Anales del mundo deducidos desde el origen del tiempo” que la tierra fue creada al mediodía del 23 de octubre del año 4004 antes de Cristo (A.C.), es decir que sumados a los 2018 actuales, tendríamos tan solo 6022 años. Pero, ¿por qué no celebramos el “aniversario del mundo”?

A la búsqueda del tiempo

James Ussher, fue un religioso irlandés quién se destacó por postular que una correcta interpretación de la biblia podía proveer una cronología del mundo, y por tanto de su inicio también. Esta propuesta iba a contracorriente de lo que opinaban diversos filósofos y religiosos, como Ptolomeo, quienes ya habían hecho intentos y no encontraban correlaciones en dichas escrituras, de tal suerte que las fechas de inicio del mundo iban del 3707 al 6984 A.C. Aun cuando hay muchos detalles, interesa destacar que la fecha propuesta por Ussher fue adoptada y de uso común en entre el siglo XVII y XVIII, por una suerte de conveniencia, en tanto se adaptaba a una escala reconocible, tanto para medir el pasado remoto y el cercano, pero además porque las profecías podían ser calculadas.

Sin embargo, no todos estaban muy convencidos, Issac Newton el famoso físico, escribió el libro: “Cronología corregida de los antiguos reinos”, donde destacaba los diversos defectos de los recuentos históricos, entre ellos las diferencias entre el antiguo y el nuevo testamento, donde se incluían diversos problemas de traducción, cuyo resultado daban diferencias de edad entre personajes, que alcanzaban hasta los 1500 años.

Otro problema que observó, eran las divisiones del tiempo, donde, por ejemplo, la adopción del calendario juliano, cambio la idea de los años solares y los meses lunares, ya que el primero tenía 360 años y los segundos tenían 30 días, lo que daba lugar a una cuenta de años perdidos entre los calendarios, que algunos calculaban por lo menos en 23 años.

Añadido a lo anterior, se tenía que considerar que los griegos usaban las generaciones y las olimpiadas en lugar de años, que los romanos nunca definieron la fecha de la fundación de Roma, pues se establecía de acuerdo al ritmo político, y que los egipcios, cambiaban la antigüedad de sus dinastías a conveniencia. Sin embargo, el recuento de Newton tampoco fue uno de sus trabajos más apreciados, al recaer en una serie de imprecisiones, y no usar datos astronómicos.

Esto podría quedar en una nota meramente anecdótica, sin embargo, habría que destacar que estos debates son antecedentes propios de una construcción científica, donde se supera la tradicional “concepción cíclica” y se aplicaron medidas matemáticas precisas, reconstrucciones históricas, representaciones gráficas y otro sinnúmero de recursos para tratar de capturar una cronología, un estudio del tiempo. Pero, también, se debe añadir otro tema, que se aparca a la orilla del debate o no se reconoce del todo: el tiempo tiene un valor cultural.

Cada uno a su tiempo

El tiempo es un concepto, muy útil, pero aún ahora es difícil de definir. Lo cierto, es que como vemos a partir de esta discusión que propuso James Ussher, se nos revela que las culturas perciben el tiempo cada una a su manera, por tanto, es relativo, pero no en el modo que Albert Einstein lo postula. Simple y sencillamente, cada una la vive y forma parte de sus imaginarios. Para efectos de síntesis, se puede decir que estos tiempos culturales caen en dos grandes grupos, el tiempo cíclico y el lineal. A la fecha seguimos conviviendo con ambos en la cotidianeidad.

El primero de ellos, es recurrente: el día, los años, los meses, o bien ciclos plenamente establecidos como el de siembra, y el de la milpa, que moldeo a las sociedades mesoamericanas y actualmente a los pueblos campesinos, asociado a las festividades y al clima, entre muchas otras cosas.

El segundo, el lineal, es diverso, mucho depende de la cultura, de la ciencia, de la actividad humana, puede ser infinito o finito. Puede ser totalmente objetivo e independiente de los objetos, donde medimos intervalos, que nos dan una representación: se recorre una distancia en x minutos. Y otra subjetiva, donde el tiempo está vinculado a los procesos y se crean percepciones, donde: un segundo dura toda una vida.

La primera nos lleva a una dependencia del instrumento para medir el tiempo: el reloj, y los tiempos para hacer las cosas, donde reina lo exacto, lo preciso y lo regular. En cada disciplina científica se habla del tiempo de distinta forma, desde el tiempo profundo de la geología y la física, de la cronobiología, del tiempo psicológico, el filosófico, el poético. Cada uno con sus formas de atraparlo, medirlo y explicarlo.

Finalmente, sabemos que cada lugar tiene su tiempo, es diferente el de las grandes urbes, como la Ciudad de México, donde todo es urgente; con el tiempo de los pueblos campesinos. No se mide el mismo tiempo para un lapón, para un indígena de la Amazonia, ni para lacandón, cada uno ve el día y su devenir en forma distinta.

La continua búsqueda del tiempo

La vida en el planeta sigue, independiente a la que nos humanos, con toda su diversidad hemos construido, prácticamente en todos lados se mide el tiempo con relojes y calendarios, se hacen equivalencias, en un aparente ritmo común. Pero esto no es cierto. Es muy difícil equiparar el tiempo profundo de la geología y la física, con sus miles de millones de años, y el tiempo cotidiano del ciudadano, donde el presente y el pasado pueden coexistir, y su percepción puede ser igual de profunda que la del científico. Ambas son válidas, Pero, la escala del tiempo profundo puede ser considerada alucinante. El evolucionista Stephen Jay Gould (1992) decía que incluso era algo de difícil comprensión, algo que sólo se comprende en forma metafórica. Por eso algunos de los recursos usados para entender esas escalas llevan a usar la equivalencia con un día, donde se puede decir que la vida de la humanidad equivale, cuando mucho a los últimos segundos del día.

El tiempo, seguirá siendo objeto de discusiones filosóficas, teóricas, religiosas, nuestra comprensión es ahora tan amplia, que por eso la propuesta de Ussher no prosperó y no celebramos cumpleaños del mundo, pero, creo, es una buena anécdota para reflexionar.

Para leer más:

  • Gould, Stephen J. 1992. La Flecha del Tiempo. Alianza Universidad, Madrid.
  • Sanz, José Luis. 2007. Cazadores de Dragones. Ariel, Madrid.
  • Navarro, Eduardo V. 2006. El tiempo a través del tiempo. Athenea Digital, 9: 1-18
  • Hopes, Jeffrey. 2014. Dating the World: The Science of Biblical Chronology. XVII-XVIII [En ligne], 71 | 2014, mis en ligne le 17 mai 2016, consulté le 17 octobre 2018. URL: http://journals.openedition.org/1718/391; DOI: 10.4000/1718.391

Las imágenes son usadas como ilustración, no representan ningún afán de lucro, son de dominio público del sitio PIXNIO. La escala tiempo geológico es de: Graham, Joseph, Newman, William, and Stacy, John, 2008, The geologic time spiral—A path to the past (ver. 1.1): U.S. Geological Survey General Information Product 58, poster, 1 sheet. Available online at http://pubs.usgs.gov/gip/2008/58/

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