La artista multidisciplinaria María Antonieta de la Rosa, egresada del Centro Morelense de las Artes (CMA) y de la maestría en Producción Artística de la UAEM ha destacado en la creación de las artes gráficas, así como el bordado, técnica que ha involucrado en su práctica artística.
Desde su perspectiva como artista feminista, es fundadora y coordinadora del proyecto colectivo Las nombramos bordando, cuyo principal objetivo es visibilizar sobre la problemática de los feminicidios en Morelos, y sensibilizar a la sociedad morelense para levantar la voz ante esta ola de violencia que ha afectado a cientos de mujeres.
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En una retrospectiva, María comparte que su gusto por las artes inició desde que era niña, todo lo relacionado a las bellas artes solía llamarle la atención, excepto el teatro.
“Siempre me gustaron las artes, pero también las ciencias y la naturaleza. Así que al terminar la preparatoria decidí que las artes visuales me iban a permitir observar la naturaleza y la vida desde otro punto de vista. Quería hacer fotografía análoga, y el salón de grabado estaba justo al lado, y son procesos muy similares porque la imagen que se devela al final siempre es una sorpresa. El grabado se ganó toda mi atención porque me encantaron los procesos de impresión y aquí estoy en este camino artístico”, expresó María Antonieta de la Rosa.
A lo largo de su carrera, la artista ha abordado principalmente las técnicas de dibujo y grabado, y posteriormente, después de cursar la maestría en Producción Artística fue cuando se introdujo al mundo del bordado y comenzó a incorporar esta técnica a su obra.
“Durante la maestría realizamos el proyecto ‘Pneuma vegetal’; desarrollé una línea de investigación gráfica y textil en la que el estampado y el bordado convergen, dando como resultado varias piezas entre las que destacan ‘Habitar la herida’ y ‘Simbionte’. Durante mi investigación conocí el trabajo de dos bordadoras que fueron mis referentes para este proyecto: Ana Teresa Barbosa y Pamela Hevia, pues encontré en ambas artistas una riqueza visual, un manejo virtuoso de las técnicas que dominan y un discurso coherente. Experimenté con distintas formas de estampar y bordar, buscando que el bordado se integre y genere texturas”.
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Asimismo, la artista agrega que tanto el bordado como el grabado, desde el renacimiento, se consideraron artes menores, sin embargo, desde principios del siglo XX, las artes gráficas y textiles fueron reivindicadas por el movimiento Art’s & Crafts, de William y May Morris y, más adelante, por la Bauhaus.
“Me gusta pensar que las artistas y docentes que estudiaron bordado con May Morris en la Royal School of Art Needlework, así como las mujeres artistas de la Bauhaus, abrieron el camino para que el bordado deje de ser considerado un arte menor”.
Cuando hizo su investigación teórica/conceptual de la maestría, se dio cuenta que debía investigar sobre la historia del bordado y conocer sus antecedentes. Entonces leyó el libro “Suversive Stitches” de Rozika Parker y estudió la pieza “Family dinner” de Judy Chicago, cuyo propósito es visibilizar, a través de una instalación, el borrado de mujeres en la historia.
A partir de las crecientes manifestaciones en el marco del Día Internacional de la Mujer conmemorado, cada 8 de marzo, en 2020 surge en Cuernavaca, Morelos, el proyecto colectivo “Las nombramos bordando”.
“Previo al 8 de marzo, junto con diversas colectivas feministas, convoqué a la realización de un performance para protestar por el violento feminicidio de Ingrid Escamilla. Hicimos una procesión fúnebre desde el Calvario hacia Plaza de Armas, en Cuernavaca. En este espacio fue que surgió la idea de hacer un funeral en el que bordamos toda la noche los nombres de las víctimas de feminicidio utilizando una base de datos que nos había proporcionado Xóch Guzmán, activista de Calle sin acoso. Convocamos a bordar la noche del 7 y la madrugada del 8 de marzo en la casa de la poeta y artivista Xochiquetzal Salazar, y con los bordados tapizamos el ataúd que había sido cargado en las protestas para Ingrid. Salimos con el ataúd y recorrimos las calles del centro para reunirnos con las compañeras que marcharon ese día desde la UAEM. Esa noche participaron las chicas con las que ahora coordino este proyecto, Karime Díaz y Xóch Guzmán”.
Con la herramienta Mapa de Feminicidios de María Salguero y el registro de María Antonieta realizaron una base de datos de feminicidios desde el 2015, año en el que se proclamó la AVG (Alerta de Violencia de Género) en el estado de Morelos.
María Antonieta de la Rosa, ha presentado diversas exposiciones tanto en Morelos como en Ciudad de México como Salón ACME y el Centro Cultural Los Pinos, y ha sido beneficiada con estímulos como el Fonca.
En su camino artístico ha enfrentado diversos retos, pero también, dedicarse a algo que le apasiona tanto, le ha dado grandes satisfacciones.
Dijo que el proyecto Las nombramos bordando continúa desgraciadamente porque el número de feminicidios no para. Por otro lado, forma parte del proyecto Como en Feria, que surgió recientemente y que intenta generar un movimiento fresco para nuevas generaciones de artistas dentro de la ciudad.
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