Fíjense, queridos lectores, que desde que leí un fascinante libro de titulo: Nahualario, del cronista oficial del Municipio Emiliano Zapata, en Morelos, Ulises Nájera, hace ya ¡uy! muchos años, quedé fascinada por el tema. Les cuento por qué.
Cuando lo leí, me hizo atravesar el o los espejos inmediatos de una realidad intangible. Mientras escribo estas líneas escucho la voz increíble de Fredy Mercuri y pienso en lo extraño de la vida. Verán porqué lo digo: Ulises Nájera, actual presidente del Consejo de la Crónica Morelense, ni se imagina cuántas puertas ha abierto con su libro, por lo menos la mía, sí. Así, en ocasiones percibo lo intengible. Me explico: El sábado pasado al dormir, soñé con el periodista Eduardo Moreno Laparade, sobrino de Mario Moreno “Cantinflas”, fuimos hace 35 años compañeros en una agencia nacional de noticias en la que laboramos, a pesar de que no lo volví a ver desde entonces, siempre recordé la caballerosidad de su trato, su educación, bonhomía, y ayer domingo, o sea, al día siguiente de mi sueño, leo las noticias y me salta a la vista la nota de su fallecimiento. Hacía tanto tiempo que no lo veía…y justo al morir, lo soñé.
Y eso me hace pensar que existen diálogos con lenguajes tangibles, o no, antiguos o aparentemente olvidades como el estudio del sánscrito que mi peciosa mamá me hizo estudiar de manera superficial cuando tenía yo 14 años. No pensó en inglés u otra lengua, sino en sánscrito con una maestra medio loca, muy culta y super interesante. Pero de vuelta a este Nahualario actuó en mí como una especie de diccionario acerca de lo que significan para los pueblos nahuablantes, -que en Morelos hay poco más de 30 que aún lo hablan-, ó más bien para quienes no lo somos, nos explica lo que significan los términos Nagual, Saurinos -son los que lloran en el vientre de su madre y por lo tanto se cree nacen con un don especial de sanadores-, Granicero, los niños del Chichtli, qué es realmente un Curandero o qué son las brujas blancas o la Sombra que siempre nos acompaña y el significado del levantamiento de la sombra, esto último lo viví con mi nana doña Bony que mis hijos y yo tuvimos el honor de que viviera con nosotros sus últimos 20 años y ya cerca de los 80 años de pronto se sintió mal y me dijo: Ay hija, ve corriendo a buscar a….allá por Temixco y pídele que venga a levantar mi sombra. Y yo, que no sabía qué era eso, ni tarde ni perezosa corrí a buscarlo, mis hijos mientras tanto estaban en la escuela. De milagro lo encontré, paramos a comprar lo que necesitaba: flores de siete colores, copal, velas de cera, etc.
Le pedí permiso para asistir a la ceremonia en el cuarto de mi nana, me lo concedió. Cuando comenzó se olvidó de mí y en lengua náhuatl comenzó los rezos. Sin avisarle, prendí mi grabadora para registrar sus palabras pero al término, no me aguanté y se lo confesé. “Ya me había dado cuenta”, me dijo serio. Acto seguido borré la cinta delante de él. Finalmente había yo asistido a un levantamiento de sombra en mi casa. Estaba yo fascinada. También el libro explica lo que son los Chaneques de casa, los de monte, porqué al Popo le dicen don Goyo, qué es la víbora Chalchuca o el significado de los cerros encantados o sagrados, la importancia de la víbora Tilcuate, del Tecolote y su lenguaje o canto nocturno.
En fin, el libro me adentró en todo ese lenguaje que por lo general permanece oculto a todo aquel que no tiene ojos profundos ni mente abierta para entenderlo y si usted se siente felizmente cosmopolita, no es para ussted, pero si quiere adentrarse a otras realidades por supuesto sí. Cuántas veces pasamos por poblados y paisajes indígenas sin advertir que más allá de la bruma o el paisaje existen cuevas sagradas donde continúan co existiendo dioses de manera pacífica tras las sombras del día y de la noche y es así, que uno advierte cosas que el viento mantiene intactas tras añosos polvos que se esconden al común de los mortales.
Una conversación con dos maestros indígenas con alma de maíz, me hizo entrar a ese otro mundo con olor a copal y entender que son tan fuertes las tradiciones antiguas que en mi andar por el difícil camino de encontrarme a mí misma, creo que como todos, aprendí, entre otras muchas cosas, que justo al lado nuestro existen revelaciones que rara vez se dejan atisbar como esas maravillosas ceremonias en donde el viento guía a graniceros y les habla al oído y por lo mismo les conceden el don de entrar a su antojo a los secretos; pero lo más increíble es que Nahualario, ese libro-poema de Ulises Nájera lo introduce a uno de la mano a ese mundo mágico con olor a tortilla azul, tamales nejos y de ceniza y demás aromas prehispánicos que mezclados entre sí, se encuentran presentes en todo pueblo de nuestro fantástico patrimonio cultural, siempre y cuando se tenga la mirada profunda para entender. Y hasta el próximo lunes.