El 6 de enero se festeja el Día de Reyes en México y en gran parte del mundo, celebración que llegó a nuestro país en el siglo XVI para conmemorar la festividad cristiana conocida como la Adoración de los Reyes Magos, proveniente de Europa, principalmente de España durante la conquista.
Este especial día, se celebra con la tradicional Rosca de Reyes, reuniendo a la familia la noche del 5 de enero o durante el día 6, para compartir un momento agradable y ese delicioso y dulce manjar que por lo general suele acompañarse con chocolate caliente.
La historia cuenta que los tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltazar, viajaron del Oriente hasta Jerusalén guiados por la estrella de Belén, para adorar al niño Jesús en su nacimiento. Para venerarlo, los reyes ofrecieron oro, incienso y mirra, a este importante encuentro se le conoce como Epifanía, acto que está simbolizado a través de la conocida Rosca de reyes.
De acuerdo con la historia, la forma ovalada que tiene la rosca, representa el amor de Dios que no tiene fin y hace alusión a la corona de los Reyes Magos.
Las frutas cristalizadas que por lo general son higos, ate, naranjas y cerezas, representan las joyas de las coronas de los reyes magos. Asimismo, junto a la cobertura de azúcar, pueden representar las distracciones y banalidades que hay en el camino para encontrar a Dios.
Derivado del catolicismo, la rosca de reyes se convierte también en un símbolo muy importante que muestra la historia que María y José, escondieron al niño Dios del malvado Herodes, quien quería matarlo por ser designado como El Rey de los Judíos y podría quitarle el poder; por eso suele colocarse una figura de plástico dentro de la rosca.
Sin embargo, el acto de encontrar al niño Dios en tu pedazo de rosca de Reyes, es algo afortunado y tiene un significado muy especial, pues representa una comunión con Dios. Asimismo, el 2 de febrero, culmina este celebración con los tradicionales tamales, que son llevados por quien encontró al niño Dios en la rosca.