Hace unos días en un artículo de prensa (LatinUs, 2020), se hacía referencia a una publicación de la serie
Notas de Coyuntura del CRIM (Hernández, 2020), donde se hace un análisis de los certificados de defunción que hasta el 27 de mayo indican Covid-19 como causa de muerte, considerando datos demográficos (edad, sexo, estado, tasa de mortalidad) e incluyendo datos de escolaridad, ocupación y tipo de unidad médica donde ocurrió el deceso. A la prensa le llamó la atención la escolaridad y enfatiza una de las conclusiones preliminares: Es por ello que puede asumirse una selectividad del padecimiento por nivel de escolaridad. Sin embargo, omiten las causas del inicio de la pandemia en México y se cita a Gustavo de Hoyos (COPARMEX) quién considera que el Subsecretario de Salud polariza a la población diciendo que el SARS-COV2 llegó a México importado por grupos sociales de alta capacidad económica y financiera (de Hoyos, 2020). LatinUs, de alguna manera enfatiza la idea de que la escolaridad, y ningún otro factor, es la principal causa asociada a la muerte por Covid-19.
El estudio preliminar de Hernández muestra que de los fallecidos, el 71% tiene una escolaridad máxima de primaria; que el 84% son amas de casa; jubilados y pensionados; choferes y desempleados, por mencionar algunas ocupaciones. Además, hay más muertes en las unidades de la Secretaría de Salud que atienden a la población sin cobertura médica por carecer de un empleo formal. En efecto, hay una correlación entre Covid-19 y un perfil demográfico y social, pero no podemos concluir como lo hace LatinUs, que el nivel de escolaridad determina por sí mismo una propensión a fallecer por Covid-19. El no contar con educación superior, suele significar precariedad laboral y falta de educación alimentaria y nutricional, que lleva a satisfacer las necesidades alimenticias con lo que está al alcance, generalmente comida chatarra. Como resultado tenemos enfermedades crónicas: diabetes, insuficiencia renal, presión alta, principalmente, que son comorbilidades para Covid-19. Si bien estas enfermedades no son exclusivas de un grupo sociodemográfico, se manifiestan con mayor fuerza en quienes tienen menos oportunidades.
¿Qué necesitamos? En el mediano plazo: políticas públicas que favorezcan la educación alimentaria y nutricional y acceso a alimentos de calidad; oportunidades educativas diversas y mejores ingresos; en lo inmediato, ser conscientes que la vida comunitaria implica el cuidado del otro, sin descuidar nuestra propia persona. Hay que recordar que el SARS-Cov2 estará presente por largo tiempo y debemos aprender, de manera segura, a convivir con él.
LatinUs. (10 de julio de 2020). El 71% de mexicanos fallecidos por Covid sólo terminó la primaria: UNAM. https://latinus.us/2020/07/10/mas-70-fallecidos-covid-19-solo-acabaron-primaria-estudio-unam/
Hernández, H. (17 de junio de 2020). Mortalidad por covid-19 en México. Notas preliminares para un perfil sociodemográfico. Notas de coyuntura del CRIM No. 36, México, CRIM-UNAM 7 pp.
de Hoyos, G. [@gdehoyoswlather]. (19 de junio 2020). La prédica cotidiana de la polarización, el odio y la lucha de clases está perturbando a un número creciente de [video adjunto]. Twitter.
Nayeli Sánchez G. es bióloga, candidata a Dr. en Ciencias (bioquímica) y profesora de tiempo completo en UAEM.
Esta publicación ha sido revisada por el comité editorial de la Academia de Ciencias de Morelos.