Democracia directa y democracia indirecta

Juan Carlos Jaimes

  · miércoles 24 de marzo de 2021



En la actualidad la mayoría de los países han adoptado a la democracia como su forma de gobierno, sin embargo, es menester entender lo que implica la democracia y su desarrollo histórico en el pensamiento político.

∝Y para ello, es necesario precisar lo que es la democracia directa y semidirecta (o indirecta), en virtud de que la democracia no solo debemos concebirla desde un aspecto formal-procedimental para la elección de representantes sino como un tipo de Estado donde la legitimidad del poder político es su fundamento en las diferentes etapas de la fenomenología del poder político.

Etimológicamente democracia deriva de dos vocablos griegos, demos que significa pueblo, y kratos que se refiere a poder o gobierno, de tal manera que democracia es el poder o gobierno del pueblo. Ahora bien, es preciso señalar que la democracia como forma de gobierno tiene sus antecedentes en la Antigua Grecia, donde se encuentra la génesis del modelo de la democracia directa que consistía en que los ciudadanos griegos reunidos en asambleas ejercían el poder soberano en la toma de decisiones sobre los asuntos de la polis.

Hay que mencionar que las Ciudades-Estado griegas eran organizaciones políticas pequeñas en territorio y en ciudadanos por lo que era factible que todos los ciudadanos griegos pudiesen ser parte de los asuntos públicos; sin embargo, esta democracia directa era muy restrictiva pues no todos eran ciudadanos, quedando fuera de la toma de decisiones las mujeres, los extranjeros y los esclavos, es decir, no había una igualdad como la concebimos actualmente. Por lo tanto, conociendo los antecedentes de la democracia directa, ésta es un sistema de participación directa y permanente de los ciudadanos para la toma de decisiones de los asuntos públicos.

Esta democracia que tiene sus orígenes en la Antigua Grecia se le conoce como democracia de los antiguos, pero al ir desarrollándose nuevas ideas del pensamiento político y conformándose el Estado moderno liberal, la democracia es configurada de manera distinta, donde la representación es clave para los Estados grandes en extensión y población como la Unión Americana. Así, la democracia directa transitó a la democracia representativa o moderna según lo señaló Bobbio, donde los ciudadanos eligen a través del voto a quienes serán sus representantes para que éstos sean los que tomen las decisiones de los asuntos públicos buscando el bien común. Bajo esta forma de gobierno, los ciudadanos delegan a sus representantes la toma de decisiones políticas y legislativas, limitándose aquellos en sólo participar en elegir a sus gobernantes, es decir, participan en la génesis del poder político. Pero este modelo de democracia carece de legitimidad del poder político en su ejercicio y teleología, y ante este vacío, es como se da la democracia indirecta o semidirecta, que es un modelo donde mediante determinados procedimientos e instituciones los ciudadanos expresan su voluntad participando directamente en la toma de decisiones de la vida pública, con el propósito de que la legitimidad del poder político esté garantizada no solamente desde el origen sino durante su ejercicio y en sus fines.

Así, los principales instrumentos o mecanismos de democracia semidirecta son el referéndum, que es un procedimiento mediante el cual los ciudadanos aceptan o rechazan la expedición de una norma general , es decir, sólo aplica para actos de naturaleza legislativa independientemente de qué órgano los emita; el plebiscito que consiste en un procedimiento de consulta directa a los ciudadanos sobre asuntos políticos que no sean materialmente legislativos: una decisión política gubernamental, alguna propuesta de gobierno, o alguna política general; la iniciativa popular, instrumento de participación ciudadana donde los ciudadanos tienen la facultad para proponer la aprobación, derogación, o modificación de normas generales (leyes); y la revocación de mandato, que es la facultad que tienen los ciudadanos de revocar el mandato a sus representantes populares una vez que éstos se encuentren en la etapa del ejercicio del poder político en virtud que se quiera o no la continuidad en el cargo para el cual fue elegido. Todo esto lo señala debidamente, el doctor Covián Andrade, catedrático de la UNAM.

Es preciso señalar que tanto en la democracia directa como semidirecta, el titular del poder político es el pueblo al recaer en él la soberanía, y por ende ser éste quien legitime el actuar de los detentadores formales del poder y no sólo limitarse a elegirlos desdibujado a la ciudadanía en la toma de decisiones que afecten a su comunidad. Bajo el contexto actual, la democracia directa es limitada a comunidades sumamente pequeñas, siendo para los Estados contemporáneos la representación una institución necesaria pero que debe ir más allá, creándose así instituciones de democracia semidirecta que permitan el ejercicio de la soberanía en la toma de las decisiones trascendentales en la esfera pública. Pero también es importante recalcar que a la democracia no sólo debemos concebirla como un procedimiento para elegir a los gobernantes, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo tal como se señala en el inciso a) de la fracción II del artículo 3° constitucional.

De tal forma, la democracia se sustenta en la libertad y en la igualdad, y en por ende, los ciudadanos pueden ser partícipes en la construcción de un Estado democrático donde no sólo se distribuya el poder sino que sus miembros tenga las mismas oportunidades para desarrollarse en el campo económico y social, y no sólo en un sentido formal de participar en procedimientos electorales para acceder al poder y de participación ciudadana para legitimarlo, es decir, deben existir las condiciones favorables para que cualquier niño y futuro ciudadano pueda desarrollarse integralmente y así alcanzar el fin último del hombre, la felicidad.

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